Juan Jacinto Muñoz Rengel.

El escritor publica una recopilación de microrrelatos bajo el título 'El libro de los pequeños milagros' (Páginas de espuma)

Con aire desenfadado, decidido, valiente, el escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1975) llega puntual a la entrevista. A pesar de su corta edad, Muñoz Rengel no ha dejado de escribir desenfrenadamente desde su primer año de universidad. Saltó a la fama en 2007, con El asesino hipocondríaco que ya va por la séptima edición.



Esta semana publica en la editorial Páginas de Espuma. Esta vez, microrrelatos recopilados en El libro de los pequeños milagros. Hace unos meses, presentaba su novela El sueño del otro, una historia de cambio de personalidades entre dos hombres. Muñoz Rengel vive para la escritura y la literatura. Su día empieza a las siete de la mañana y escribe hasta la noche, con una pequeña interrupción al mediodía. "Pero claro, ese ritmo solo lo puedo llevar cuando estoy en el proceso creativo. Si la obra está terminada, esa rutina se rompe y durante varios meses. Tengo que quedar con el editor, el maquetador, corregir pruebas, etc. Y, una vez publicada, se entra en el proceso de promoción que implica viajes, conferencias, presentaciones. La rutina creativa se rompe."



Pregunta.- Empezó a escribir muy pronto.

Respuesta.- El primer año de carrera de filosofía, escribí mi primera novela. Durante el segundo año, la segunda. Me pasaba la noche escribiendo y luego desayunaba y me iba a la facultad. Ahora soy incapaz de llevar ese ritmo.



P.- Como autor de relatos, ha recibido más de cincuenta premios. Bolaño escribió un cuento sobre un grupo de amigos que vivían de ganar premios literarios, ¿podría ser su caso?

R.- Es cierto que yo estuve muchos años dedicándome a eso. Lo curioso es que, en el caso de Bolaño, él nunca lo hizo. Fue un amigo suyo escritor que le contó el proceso. Yo mandaba mis relatos a todos los premios. Se ve lo que se gana pero nunca lo que se pierde.



P.- Un escritor como usted que ha escrito relatos, novelas, microrrelatos, ¿elige el género o el género le elige a él?

R.- Esas frases un poco inversas en las que el escritor parece objeto pasivo dan la impresión de que estamos poseídos por las musas... En mi caso, es la idea en sí la que se presta a un microrrelato o a una novela. Intento ser fiel a esa idea.



P.- El libro de los pequeños milagros, empieza a lo Magritte diciendo: "esto no es un texto".

R.- No. Es un juego. Está al principio a modo de advertencia. El microrrelato permite tanto el juego con los formatos como el juego con el lector, por eso, es algo más que un texto. Esa advertencia podría ser considerada como el primer microrrelato del libro. Está el juego de Magritte de 'esto no es lo que parece' pero, además, mete al lector en un bucle infinito ya que al final del texto aparece un 'viceversa', y el lector se hace la pregunta de si es un mapa o es un texto. Quería advertir al lector que no basta con leer la frase, sino que hay que participar y entrar en el juego.



P.- Microrrelatos que juegan a ser juegos, que contienen elementos que proceden del surrealismo, de la ciencia ficción, de la propia literatura...

R.- Detrás de mi texto, hay muchos otros: Las ciudades invisibles de Ítalo Calvino, libro de textos breves fantásticos, que son capaces de llevarnos a cualquier escenario. Hago referencia a este libro cuando en mis textos viajo a otros planetas; Buzzati, por el componente surrealista y porque es capaz de concentrar mucho en poco espacio; Las Historias de Cronopios y Famas de Cortázar, que te enseña a hacer literatura hiperbreve a partir de una escalera, o de dar cuerda a un reloj; El Monstruario fantástico de Joan Perucho, que también iría por esa línea. Y, por supuesto, el Borges del Libro de los seres imaginarios, en donde los monstruos se elevan de forma metafísica y conectan con los míos. ¡La literatura es maravillosa, puedes hacer tanto con tan poco! Solo hace falta que te creas libre".



P.- ¿Qué caminos piensa que sigue la literatura española hoy en día?

R.- Creo que sigue muchos caminos. Quizá lo mejor es eso, que cada escritor es una isla y se están creando cosas distintas.



P.- Uno de los temas de El libro de los pequeños milagros es la vida y la muerte, y muchos de los personajes están en proceso de gestación.

R.- En efecto. Estoy interesado en la magia de la gestación que enlaza con la creación de la vida. Y eso me lleva a la inteligencia artificial. El extraño proceso de dar a luz lo trato de diferentes formas. Personajes hermafroditas todos embarazados en uno de los últimos microrrelatos, en el que son los niños los que controlan a sus papás. O una mujer que está en proceso de gestación pero es ella misma la que nace.



Para Juan Jacinto Muñoz Rengel el cambio y la experiencia ha sido fundamental para construirse como escritor. Con 27 años deja su puesto de profesor y se marcha a vivir a Londres. Luego, se instalará en Madrid. "Mis cambios vitales han sido siempre motivados. El ser humano tiende a la estabilidad por pereza. Es raro que de por sí, alguien deje una casa, un trabajo o un entorno. Yo me obligué a ello. Dejé mi puesto fijo de profesor de Filosofía. Me fui sin nada. El encuentro con la otra cultura, con otro idioma, es lo que forma a un escritor, lo que le permite ponerse en el lugar del otro, del lado del emigrante, y cambiar su mirada. Además, cuando viajas, al estar abierto a todo lo que te rodea, vives nuevas experiencias". Desde fuera puede dar la sensación de que he hecho varias cosas sin sentido pero mi objetivo ha sido siempre el de ser escritor. A veces tenía que trabajar en otras cosas para ganarme la vida, pero siempre relacionadas con la literatura. Pero ya, cuando me voy a Londres, mi actividad principal es escribir".



P.- En sus microrrelatos juega mucho con la tecnología, pero su visión es negativa. ¿Piensa que es algo que confunde al ser humano del siglo XXI?

R.- Absolutamente. Yo soy amante de la tecnología pero creo que ahora mismo nos da mucho malestar y no sabemos encauzarla. El problema nunca es la tecnología en sí, sino si estamos preparados para ella. La pistola mata, pero también mataba la piedra y el cuchillo. El problema es que cuando nos encontramos con un arma de destrucción masiva, se nos escapa. Lo mismo ocurre con los pequeños elementos tecnológicos que nos rodean. Hoy día nos produce muchísimo estrés todo lo que tiene que ver con el teléfono móvil y con las redes sociales. Nos están metiendo malestar en nuestras vidas. Sin embargo, a la vez tiene muchas virtudes. Pero no estamos preparados y la mayoría de la gente no se da cuenta de la cantidad de tiempo que pierde. Pienso que estamos alienados. Uno puede pasarse la vida así, haciendo cosas en el ordenador, y un buen día mirar atrás y darse cuenta que han pasado cuarenta años.

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