El juramento del juego de la pelota (1789)

Galaxia Gutenberg, 2013. 296 pp. 21 euros.

Escribir una historia de doscientos treinta y siete años en doscientas cincuenta y dos páginas, que son las que ocupan el texto de este libro, no es una tarea imposible pero sí exige un notable esfuerzo de precisión, que es el propósito que anima al autor de este libro, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense y con una brillantísima y variada ejecutoria de publicaciones entre las que, por afinidad a la que ahora se comenta, cabe señalar las síntesis de la historia contemporánea que realizó con el profesor Raymond Carr. Todavía muy cercana a esta empresa es Historia mínima de España (Turner, 2012) que responde a la misma idea de captar la atención del lector a través de un gran esfuerzo de concisión y precisión.



La fecha de partida de esta reflexión es la de 1776, que corresponde a la declaración de la independencia de las colonias británicas en América, con su solemne proclamación de que todos los hombres han sido creados iguales y están dotados de unos derechos individuales inalienables. Arranca de ahí una decidida lucha por la libertad del individuo que se ha convertido en uno de los rasgos definitorios de la edad contemporánea.



El reto intelectual que una empresa de este tipo supone ha obligado, en algunos capítulos, a ofrecer un catálogo de fechas que puede resultar fatigoso, pero el autor no renuncia nunca, de acuerdo con los criterios orteguianos, anunciados en su breve prólogo, a dar noticia clara y ordenada de lo sucedido en ese largo periodo de tiempo. Treinta y cinco breves capítulos sirven para describir un proceso muy complejo que parte de las transformaciones de todo género que se suelen englobar en la idea de transición del Antiguo al Nuevo Régimen, de la que deriva la implantación de regímenes liberales y representativos, la sustitución de la sociedad estamental por la sociedad de clases y el paso hacia una economía capitalista. Todo ello en el contexto de una verdadera universalización de la experiencia histórica que empieza a ser patente en la segunda mitad del XIX.



El autor da respuesta a ese reto tan exigente con una ejemplar eficacia y organiza la reflexión con el equilibrio que resulta indispensable para contener un discurso en el que hay que atender a factores muy diversos y en el que se salvaguarda el peligro, siempre existente, de caer en un excesivo eurocentrismo. La experiencia de las colonias inglesas de América del Norte se convierte en uno de los hilos conductores del relato, de la misma manera que el texto trata de dar una imagen muy completa del abigarrado, y a veces contradictorio, proceso de emancipación de la América española, que cierra el gran ciclo de las revoluciones atlánticas.



Pasajes especialmente brillantes del libro son los dedicados a las transformaciones que se produjeron en torno a 1900, que el autor conoce especialmente bien. La belle époque que se añoraba en las trincheras de 1918 habían sido unos años en los que, en muy poco tiempo, se había pasado de la extraordinaria seguridad que la ciencia positivista y el desarrollo tecnológico proporcionaban a los europeos, a un nuevo periodo, lleno de cuestionamientos, sobre la supuesta superioridad del hombre blanco, casi siempre europeo. Thomas Mann, Joseph Conrad o Freud trasladaron a sus escritos unas inquietudes que se traducirían al mundo del arte en la ruptura completa de cánones que implicó el posmodernismo (Roger Fry) y a las corrientes vitalistas que se impusieron en la vida diaria.



A pesar de su claro carácter instrumental no debe pasarse por alto el hecho de que el libro cuenta con una cartografía original y de gran pulcritud, así como de una detallada cronología y una extensa sugerencia bibliográfica que va mucho más allá de la acumulación convencional al uso y responde a la pericia del autor para evaluar un caudal de títulos desbordante, en el que ha sabido resaltar las aportaciones más significativas de los últimos años.



A partir de 1989, que tal vez sea el verdadero final de la reflexión académica de este libro, Fusi se ha movido con notable acierto en su propósito de subrayar lo que podrían ser las líneas fundamentales para comprender el mundo de nuestros días y cumplir sobradamente las metas exigibles en un trabajo de estas características.