Image: Stephen King regresa a la 217

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Letras

Stephen King regresa a la 217

36 años después, el maestro del terror publica la continuación de El resplandor, Doctor sueño, que hoy sale a la venta en España

7 noviembre, 2013 01:00

El escritor Stephen King publica hoy en España la continuación de su clásico El resplandor, Doctor sueño. Foto: Archivo

¿Por dónde nos quedamos?

Hubo una explosión que hizo temblar al hotel Overlook como si fuera una maqueta de juguete, "un vómito de vidrios rotos se derramó sobre la nieve y quedó allí destellando como diamantes tallados". Escaparon la madre, el hijo y el cocinero. El cuerpo de Jack Torrance desapareció entre las llamas después de que el hotel acabara con él. El vigilante de invierno había fallecido liberado por un instante de aquella malignidad que había entrado en su cuerpo y que casi le hace matar a su familia. La épica persecución en el laberinto de setos nunca existió en el libro, ni tampoco el laberinto, aquella imagen atesorada en la memoria de todos fue cosa del desarrollado sentido de la estética de Kubrick, que se encargó también de convertir a las hermanas de la novela en dos icónicas gemelas. En cambio, para Stephen King, autor de la historia de El resplandor, "la larga oscuridad había terminado" con el incendio.

Antes de despedirse de sus protagonistas para siempre, King (entonces un escritor de 28 años poco conocido, aunque ya había despachado Carrie) añadió un epílogo: Las nieves se habían derretido, era verano y el señor Halloram pescaba en un río junto al niño con el que compartía don. Wendy, la madre, estaba sentada cerca. En los instantes previos a que el pequeño de seis años atrapara su primer pez, una metáfora de una felicidad merecida después del calvario del invierno, el cocinero le susurraba: "El mundo es un lugar difícil, Danny. Un lugar que se desentiende. No nos odia, ni a ti ni a mí, pero tampoco nos ama". Los tres se quedaron junto al muelle, "bajo el sol de la tarde", y ahí acababa el libro que consagró al novelista como el maestro mundial del terror, un clásico en el que desplegaba su mezcla de horror gótico con la parapsicología, tan de moda en los setenta, y su poderosa capacidad de sugestión integrada en historias situadas a la vuelta de la esquina, en el presente inmediato y con cierto componente social. En este caso, el alcoholismo del padre como causa para que éste se volviera loco y acabara poseído por los espíritus del siniestro hotel. ¿O era al revés?


Una escena de El resplandor (1980), el clásico de Kubrick basado en la novela de King.

Han pasado 36 años, vuelve a ser invierno, el novelista ha vendido millones de libros, ha visto adaptadas al cine la mayor parte de sus obras y es un mito vivo de la literatura. Ahora, y sólo ahora, ha decidido regresar a la novela que le consagró, firmando una segunda parte, Doctor sueño (Plaza & Janés), que sale a la venta este jueves en España tras recoger notables críticas en Estados Unidos. Con esta entrega sucumbe a la pregunta que miles de seguidores le han formulado desde entonces: ¿Qué fue del niño de El Resplandor? En la primera página de la nueva historia, el lector se encuentra lo siguiente:

"Dos de los supervivientes fueron la mujer del vigilante y su hijo. El tercero fue el chef del Overlook, Richard Hallorann, que había dejado su trabajo estacional en Florida para ir a ver a los Torrance porque, según sus propias palabras, había tenido "una poderosa corazonada" de que la familia se hallaba en problemas. Los dos supervivientes adultos resultaron gravemente heridos en la explosión. Solo el niño salió ileso.

Físicamente al menos".


Ese "al menos" es lo que le sirve a Stephen King para regresar a las fantasmagorías de El resplandor. De hecho, el autor no da tregua al protagonista (que, aunque ha aprendido a controlar su don, vive atormentado por las visiones del pasado) ni a sus lectores: en las primeras páginas el pequeño Danny se topa con la mujer de la habitación 217 en el apartamento en el que ahora reside con su madre. Pero la trama avanza y Dan es ahora un adulto que se instala en un pueblo de New Hampshire en el que intentará ayudar a una chica perseguida por unos seres paranormales que se alimentan de la energía de niños que tienen el resplandor. Hasta aquí, la trama principal. Pero el protagonista tiene una herencia maldita que encierra el fondo de la novela. De un lado, el don que le hace ser diferente a la mayoría; de otro, el alcoholismo de su padre. No en vano, el libro arranca con dos citas de El gran libro de Alcohólicos Anónimos.

"Quería volver a Danny y ver cómo era de adulto. Todos tenemos el deseo de contactar con amigos de cuando éramos más jóvenes. También quería ahondar en la idea de si es posible liberarnos de la herencia de nuestros padres, ¿podemos superar sus defectos de carácter o los errores que cometieron?", se pregunta King, quien en la época en la que escribió El resplandor tuvo problemas con el alcohol ("llevo 35 años sin probar un trago", se enorgullece a menudo). Y aunque Jack Torrance nunca mencionó a Alcohólicos Anónimos, el escritor quiso saber cómo sería ver a Danny como un bebedor que intenta superar su problema en este grupo.

Hay otro elemento biográfico clave en la continuación de El resplandor, el hecho de que Dan se gane la vida trabajando en una residencia de ancianos en la que, gracias a su don, ayuda a la gente a morir. Este giro tiene una relación íntima con que King sea ya un sexagenario al que la muerte, de la que tanto ha hablado a lo largo de toda su carrera, le empieza a preocupar. "A medida que me hago más viejo, más pienso en ella, la veo acercarse. Estoy muy interesado en el acto de morir, la última acción humana que no puede describirse adecuadamente, porque nadie regresa para contarlo. Es el gran misterio de nuestra existencia y merece el tratamiento que un tipo como yo puede darle, aunque sea especulativo e imaginativo", declara. Quizás por ese temor a la parca King se aferra al teclado como un obrero de las letras: "Hay quien sugiere que hago literatura de segunda porque he escrito demasiado. Mi respuesta es que voy a estar muerto durante mucho tiempo. El tiempo que tengo es el que tengo y voy a sacarle el máximo partido".

A pesar de las etiquetas con las que suele nombrarse a King (bestsellero, de segunda...), no hay duda de que en lo que hace, es el rey. Y este libro llega con el beneplácito de la crítica americana, Margaret Atwood incluida. Los seguidores de la historia quizás rechacen esta continuación, algo que en los días previos de su salida a la venta también preocupó al autor, que se excusaba diciendo (y decía bien) que su calidad literaria era superior ahora a la de hace 30 años. Pero, además, el narrador se enfrenta a otro obstáculo más allá de los puristas, el hecho de que el público del género es hoy menos inocente que en los setenta. Con todo, será difícil que no sea el éxito de ventas del otoño y que incluso cuente con su adaptación cinematográfica más temprano que tarde. La editorial, desde luego, lo tiene claro y ya en la contracubierta advierte: "Una novela que entusiasmará a los millones de lectores de El resplandor y que encantará a todos los que conozcan a Danny Torrance por primera vez".

No le falta un detalle, de la 217 al helador Redrum en el espejo, el regreso a una pesadilla que, asume el atormentado Danny, nunca acabará: "El Overlook se quemó y sus espectros más horribles fueron a las cajas de seguridad, pero no pudo encerrar el resplandor, porque no es que esté dentro de mí, es yo. Sin alcohol para al menos atontarlo, estas pesadillas regresarán hasta volverme loco".