Vis Molina

En un ambiente de lujo, en la Barcelona más sofisticada y glamurosa, en un restaurante con tres estrellas Michelín, trabaja Inés, sumiller guapa y elegante y protagonista de la primera novela de Vis Molina. Periodista y filóloga, la autora, que ya ha publicado dos biografías -Bibi Salisachs y Los Godó, los últimos 125 años de Barcelona- y otros dos títulos de no ficción -Seductoras: vidas y logros y Aprender a emprender-, sitúa la acción de su opera prima en el Apium, un comedor de lujo que sirve de escenario para el desarrollo de la acción: suspense, intriga e investigación periodística en un libro que define como "novela gastronómica". Dicho así parece sencillo pero, como en algunos platos muy elaborados, hay más de lo que a primera vista parece.



Y es que varias (y variopintas) tramas rodean a la protagonista, con la que, además, pronto congenia el lector. Desde un turbulento pasado amoroso en París, una cercana historia de niños robados, las rencillas propias de un gran equipo de trabajo, el del Apium, y la investigación de un cliente del restaurante que le lleva a remontarse a los años 20 y 30 en la Provenza francesa para acabar en la vida (¡nada menos!) que de Pierre de Polignac, abuelo del príncipe Raniero de Mónaco. Porque -y ésta es otra de las características de Mesa reservada- la realidad y la ficción discurren en paralelo.



"Todo es ficción -explica la autora- pero este juego de mezclarla con la realidad me encanta. Después de tantos años trabajando como periodista, buscando información, contrastando datos, yendo a las fuentes, buceando en documentación, etc., el escribir tirando del hilo de tu propia imaginación es apasionante y divertidísimo, pero no puedo evitar recurrir a vivencias y situaciones que conozco, he vivido y forman parte de mí misma. Y en las páginas de Mesa reservada hay un cóctel de todo eso". Por eso no es de extrañar que por las mesas del Apium pasen personajes como Paul Auster, Jorge Herralde o José María Aznar.



También la recreación de un restaurante de esta categoría (tres estrellas Michelín), el trabajo del equipo, la formación de la bodega, los cambios en la carta, la decoración, los cócteles e incluso algunas recetas, bien podían ser parte de un amplio reportaje: la autora no ha dudado en ponerse delantal y el toque blanche para empezar a trabajar. Via Veneto, Abac o el Celler de Can Roca le abrieron sus cocinas y le acercaron a una profesión, la de los grandes chef, "que exige un gran compromiso y que obliga a llevar una vida muy sacrificada. Los cocineros, además de ser creativos y rigurosos, tienen una capacidad de organización y de gestión muy notable. Dudo que haya otra disciplina artística en la que la que el trabajo en equipo sea tan importante como en la alta gastronomía".



-Pero, después de cuatro libros de no ficción, ¿cómo surgió la novela?

-Desde que escribí mi primer libro, en el año 2002, tenía en mente que algún día me atrevería con la novela. Para mí ha sido todo un reto, y lo que me llevó a lanzarme al vacío fue la propuesta de Ediciones B. Probablemente si no hubiera surgido de ellos esa idea yo hubiera esperado más tiempo, pero las oportunidades se presentan así, inesperadamente, y hay que pillarlas al vuelo.



Escrita entre fogones

Y la editorial sólo le dio una idea: situar la historia en un restaurante de alto nivel, pero dio en el clavo. Vis Molina lleva años trabajando como periodista en revistas y suplementos (Telva, Fuera de Serie) de tendencias y estilo de vida en los que la gastronomía ha ido ganando terreno. "Me pareció fascinante desde el primer momento. Por un lado me adentraba en un terreno que conozco muy bien y por otro me enfrentaba al reto de recrear y divulgar el mundillo de la alta gastronomía desde una perspectiva de ficción pero de una forma muy rigurosa y muy bien documentada. El trabajo de campo ha sido exhaustivo". Sin duda otro valor añadido del libro, un volumen de 320 páginas y con un final abierto a la imaginación.



-Y dentro de la recreación, supongo que enfrentarse a los personajes ficticios por primera vez no ha sido fácil.

-Este es uno de los aspectos más fascinantes. Dibujar un personaje, imaginarte su pasado, su presente, construirle una identidad, reflejar cómo es físicamente, cómo se viste, cómo habla... Supongo que también aquí me ha ayudado a ello mi profesión de periodista, ya que el género de la entrevista te obliga a profundizar en el alma humana.



-Protagonizada por Inés Serra, una prestigiosa sumiller, independiente y culta, en un mundo que sigue siendo de hombres... ¿Una mujer al frente de su primera historia de ficción era imprescindible?

-Me apetecía hacer este guiño. En general el mundo de la alta gastronomía está reservado a los hombres, ya que como le decía antes exige un compromiso muy alto y un tipo de vida muy difícil de conciliar con una familia. Y con el mundo del vino ocurre exactamente lo mismo. Las mujeres siempre tenemos esa presión: por un lado queremos ser muy buenas profesionales, y por otro vivimos con gran angustia el no poder atender a nuestros hijos cuando son pequeños. Destacar en el ámbito laboral nos cuesta mucho más trabajo que a los hombres.



-¿Qué tiene usted en común con Inés Serra? ¿O quizá se identifica más con Sandra, la amiga periodista?

-En mi libro no hay ningún elemento autobiográfico (o al menos no hay nada consciente en ese sentido) pero en lo que sí me identifico con estos dos personajes femeninos es en la curiosidad, creo que ese es uno de los rasgos que definen bien mi carácter.



-¿Qué le ha sorprendido por fácil a la hora de escribir una novela? ¿Y que ha sido lo más difícil?

-El proceso de creación es muy complejo y, sin duda, lo más difícil ha sido la estructura de la novela, el pensar varias tramas que se fueran entrelazando y el situar dichas tramas en espacios temporales distintos. Luego todo eso hay que ordenarlo y darle una coherencia y eso para mí ha sido realmente muy complicado. Lo más fácil es dejar volar la imaginación, esa parte es muy divertida y muy absorbente a la vez. Cuando estás en ese punto no puedes pensar en otra cosa, es muy obsesivo.



Del Bulli al reality

Ferrán Adrià, los hermanos Roca... nuestra gastronomía ha alcanzado en los últimos años importantes cotas de calidad, pero también de popularidad en el sentido más amplio, gracias sobre todo a los programas televisivos. En este sentido, la temática del libro no puede ser más oportuna. "Tenemos un país de gastronomía muy rica y muy variada, con una materia prima excelente, eso ya es un bagaje importante. Somos gente de talante creativo y hemos tenido la inmensa suerte de tener toda una generación de cocineros jóvenes que han sido atrevidos y valientes y se propusieron en su momento innovar y marcar tendencia. Y lo han conseguido".



Confiesa que, si es ella quien cocina, lo que mejor se le da son los pescados al horno, que si tuviera que reservar mesa para un cocinero sería para los hermanos Roca y los hermanos Adrià y que si la tuviera que compartir con un escritor, sin duda: García Márquez. Y acabamos con las últimas lecturas que en nuestra mesa son siempre bienvenidas: "Soy muy lectora, sobre todo de novela. Últimamente he leído varios libros de Jhumpa Lahiri, una autora india afincada en Estados Unidos. Me fascina su capacidad de introspección psicológica para construir personajes".