El editor independiente Jaume Vallcorba falleció a los 64 años el sábado en Barcelona a causa de un tumor cerebral, según informaron fuentes cercanas a su familia. Nacido en Tarragona, en 1949, la mayor parte de su vida estuvo vinculado al mundo de la edición.
En 1979, fundó Quaderns Crema y durante veinte años su trayectoria profesional estuvo ligada a esa editorial, proyecto al que seguiría -aunque a un mismo tiempo-, en 1999, la puesta en marcha de Acantilado. Suyo es, por ejemplo, el mérito de haber dado a conocer para el público español la obra -íntegra- de gigantes de la literatura europea como Stefan Zweig o Arthur Schnitzler, cuyos nombres -junto otros muchos más, de Danilo Kiš a Imre Kertész, o de Adam Zagajewski a László Krasznahorkai- quedarán por siempre asociados al pulcro diseño de la editorial barcelonesa. El nombre de la casa y ese logotipo característico de un hombre arrojándose al vacío se debían, por cierto, según dejó dicho Vallcorba, al vértigo que sintió al lanzarse a la edición en castellano tras veinte años editando exclusivamente en catalán.
Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona, era Jaume Vallcorba, además, académico de número de la Real Academia de Doctores de Cataluña y ejerció la docencia en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Universidad de Burdeos III (Francia), en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Pompeu Fabra hasta octubre de 2004. Ese año pidió la excedencia para centrarse en su labor como editor e investigador. Una de sus pasiones, los trovadores, el amor trovadoresco, se lo contagió su maestro, Martín de Riquer, con quien acostumbraba a tener largas charlas sobre literatura y poesía medieval que podían durar tardes enteras. “Con la poesía trovadoresca se inventa un modo de entender el amor, que contrasta con la experiencia común que tienen la mayoría de las personas”, declaró a El Cultural en enero de 2013, con motivo de una conferencia ofrecida en la Fundación Juan March.
Gran intelectual y editor elegante y comprometido con el oficio, leía en inglés, alemán, francés, italiano, portugués y, naturalmente, en español y catalán, y todo ese saber se quedará ya por siempre consignado en libros como Lectura de la Chanson de Roland (Sirmio, 1989; Acantilado, 2010), Noucentisme, mediterraneisme i classicisme. Apunts per a la història d'una estètica (Quaderns Crema, 1994; Acantilado, 2010), J. V. Foix (Omega, 2002), De la primavera al Paraíso: El amor, de los trovadores a Dante (Acantilado, 2013), o Josep Maria Junoy, Obra poética (Quaderns Crema, 1984; Acantilado, 2010).
Su labor fue premiada en varias ocasiones por diversas instituciones artísticas. En 2001 recogió la medalla de oro del Fomento de las Artes Decorativas y, un año después, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le concedió el Premio Nacional a la mejor labor editorial. En 2005, el Ayuntamiento de Barcelona premió su trayectoria editorial con la Medalla de Oro al Mérito Cultural. Durante los últimos años, los premios no dejaron de sucederse, y en 2010 recibió el Reconocimiento al Mérito Editorial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México). Aquel mismo año, se confesaba ya entregado a una pasión postrera propia de los eruditos: a la relectura como una fuente de disfrute y placer por encima del impacto del descubrimiento. El exquisito catálogo de Acantilado es como un apéndice y, al mismo tiempo, una selección de la inmensa y extraordinaria biblioteca de Vallcorba.