Nicanor Parra fotografiado en su casa de La Reina (Santiago de Chile), en 1980

Desde esta orilla, diez jóvenes poetas que apenas alcanzan la treintena se asoman a un siglo de poesía y eligen a su Parra preferido. Esos versos del viejo poeta iconoclasta al que intuyen más cercano que muchos de sus coetáneos.

Elena Medel

CAMBIOS DE NOMBRE

(De La cueca larga, 1958)



A los amantes de las bellas letras

hago llegar mis mejores deseos,

voy a cambiar de nombre algunas cosas.



Mi posición es esta:

el poeta no cumple su palabra

si no cambia los nombres de las cosas.



¿Con qué razón el sol

ha de seguir llamándose sol?

¡Pido que se llame Micifuz

el de las botas de cuarenta leguas!



¿Mis zapatos parecen ataúdes?

Sepan que de hoy en adelante

los zapatos se llaman ataúdes.

Comuníqueses, anótese y publíquese

que los zapatos han cambiado de nombre:

desde ahora se llaman ataúdes.



Bueno, la noche es larga,

todo poeta que se estime a sí mismo

debe tener su propio diccionario.

Y antes que se me olvide

al propio dios hay que cambiarle nombre.

Que cada cual lo llame como quiera:

ese es un problema personal.




Laura Casielles

NO CREO EN LA VÍA PACÍFICA

(De Hojas de Parra, 1985)



no creo en la vía violenta

me gustaría creer en algo - pero no creo

creer es creer en Dios

lo único que yo hago

es encogerme de hombros

perdónenme la franqueza

no creo ni en la Vía Láctea.






Luna Miguel

SE CANTA AL MAR

(De Poemas y antipoemas, 1954. Fragmento )



Nada podrá apartar de mi memoria

La luz de aquella misteriosa lámpara,

Ni el resultado que en mis ojos tuvo

Ni la impresión que me dejó en el alma.

Todo lo puede el tiempo, sin embargo

Creo que ni la muerte ha de borrarla.

Voy a explicarme aquí, si me permiten,

Con el eco mejor de mi garganta.

Por aquel tiempo yo no comprendía

Francamente ni cómo me llamaba,

No había escrito aún mi primer verso

Ni derramado mi primera lágrima;

Era mi corazón ni más ni menos

Que el olvidado kiosko de una plaza.

Mas sucedió que cierta vez mi padre

Fue desterrado al sur, a la lejana

Isla de Chiloé donde el invierno

Es como una ciudad abandonada.

Partí con él y sin pensar llegamos

A Puerto Montt una mañana clara.

Siempre había vivido mi familia

En el valle central o en la montaña,

De manera que nunca, ni por pienso,

Se conversó del mar en nuestra casa.

Sobre este punto yo sabía apenas

Lo que en la escuela pública enseñaban

Y una que otra cuestión de contrabando

De las cartas de amor de mis hermanas.

Descendimos del tren entre banderas

Y una solemne fiesta de campanas

Cuando mi padre me cogió de un brazo

Y volviendo los ojos a la blanca,

Libre y eterna espuma que a lo lejos

Hacia un país sin nombre navegaba,

Como quien reza una oración me dijo

Con voz que tengo en el oído intacta:

"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,

El mar que baña de cristal la patria. [...]




Fruela Fernández

CRISTO DEL ELQUI SE LANZA CONTRA LOS PATRONES DESVERGONZADOS

(De Sermones y prédicas del Cristo de Elqui. 1977)



Los patrones no tienen idea

quieren que les regalen el trabajo

nunca se ponen en el lugar del obrero



píqueme esa leñita maestro

cuándo me va a matar esos ratones

anoche no pude dormir otra vez

hágame brotar agua de la roca

la Sra. tiene que ir a un baile de gala

hay que bajar al fondo del mar

un puñado de perlas x favor



otros son + carajo todavía

plánchame esa camisa desgraciado

anda a buscarte un árbol al bosque güeón

arrodíllate mierda

anda a arreglar los tapones

¿Y si me electrocuto?

¿Y si la roca se me viene encima?

¿Y si me cruzo con el león en el bosque?

eh!

eso no tiene nada de particular

eso no tiene la menor importancia



lo verdaderamente importante

es que el caballero pueda leer el diario trancuilo

bostezar a su regalado gusto

oír música clásica x el campeonato



que el obrero se rompa la crisma

que se mande guardabajo

mientras está soldando una viga de fierro

nada de qué admirarse

estos rotos son unos pajarones



que se vaya a la punta de su madre

y después yo no sé lo que pasó

no se imagina cuánto lo siento sra

2 o 3 golpecitos en la espalda

y una viuda con sus 7 pajaritos a la miseria.




Unai Velasco

SOLILOQUIO DEL INDIVIDUO

(De Poemas y antipoemas, 1954. Fragmento)



Yo soy el Individuo.

Primero viví en una roca

(Allí grabé algunas figuras).

Luego busqué un lugar más apropiado.

Yo soy el Individuo.

Primero tuve que procurarme alimentos,

Buscar peces, pájaros, buscar leña,

(Ya me preocuparía de los demás asuntos).

Hacer una fogata,

Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,

Algo de leña para hacer una fogata,

Yo soy el Individuo.

Al mismo tiempo me pregunté,

Fui a un abismo lleno de aire;

Me respondió una voz:

Yo soy el Individuo.

Después traté de cambiarme a otra roca,

Allí también grabé figuras,

Grabé un río, búfalos,

Grabé una serpiente

Yo soy el Individuo.

Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,

El fuego me molestaba,

Quería ver más,

Yo soy el Individuo.

Bajé a un valle regado por un río,

Allí encontré lo que necesitaba,

Encontré un pueblo salvaje,

Una tribu,

Yo soy el Individuo. [...]




Sara Toro Ballesteros

WHAT IS POETRY?

(De Chistes para desorientar a la poesía, 1989)



todo lo que se dice es poesía

todo lo que se escribe es prosa



todo lo que se mueve es poesía



lo que no cambia de lugar es prosa.




Alberto Acerete

PALABRAS A TOMÁS LAGO

(De Poemas y antipoemas, 1954. Fragmento)



Antes de entrar en materia,

Antes, pero mucho antes de entrar en espíritu,

Piensa un poco en ti mismo, Tomás

Lagos y considera lo que está por venir,

También lo que está por huir para siempre

De ti, de mí,

De las personas que nos escuchan.



Me refiero a una sombra,

A ese trozo de ser que tú arrastras

Como a una bestia a quien hay que dar de comer y de beber

Y me refiero a un objeto,

A esos muebles de estilo que tú coleccionas con horror

A esas coronas mortuorias y a esas espantosas sillas de montar,

(Me refiero a una luz). [...]



¡Qué triste ha sido todo esto!

¡Qué triste! pero ¡qué alegre a la vez!

¡Qué edificante espectáculo hemos dado nosotros

Con nuestras llagas, con nuestros dolores!



A todo lo cual vino a sumarse un afán,

Un temor,

Vinieron a sumarse miles de pequeños dolores,

¡Vino a sumarse, en fin, un dolor más profundo y más agudo!

Piensa, pues, un momento en estas cosas,

En lo poco y nada que va quedando de nosotros,

Si te parece, piensa en el más allá,

Porque es justo pensar

Y porque es útil creer que pensamos.




David Refoyo

LA TRAMPA

(De Poemas y antipoemas, 1954. Fragmento)



Por aquel tiempo yo rehuía las escenas demasiado

misteriosas.

Como los enfermos del estómago que evitan las comidas pesadas

Prefería quedarme en casa dilucidando algunas cuestiones

Referentes a la reproducción de las arañas,

Con cuyo objeto me recluía en el jardín

Y no aparecía en público hasta avanzadas horas de la noche;

O también en mangas de camisa, en actitud desafiante,

Solía lanzar iracundas miradas a la luna

Procurando evitar esos pensamientos atrabiliarios

Que se pegan como pólipos al alma humana. [...]




Berta García Faet

EL HOMBRE IMAGINARIO

(De Hojas de Parra, 1985)



El hombre imaginario

vive en una mansión imaginaria

rodeada de árboles imaginarios

a la orilla de un río imaginario



De los muros que son imaginarios

penden antiguos cuadros imaginarios

irreparables grietas imaginarias

que representan hechos imaginarios

ocurridos en mundos imaginarios

en lugares y tiempos imaginarios



Todas las tardes tardes imaginarias

sube las escaleras imaginarias

y se asoma al balcón imaginario

a mirar el paisaje imaginario

que consiste en un valle imaginario

circundado de cerros imaginarios



Sombras imaginarias

vienen por el camino imaginario

entonando canciones imaginarias

a la muerte del sol imaginario



Y en las noches de luna imaginaria

sueña con la mujer imaginaria

que le brindó su amor imaginario

vuelve a sentir ese mismo dolor

ese mismo placer imaginario

y vuelve a palpitar

el corazón del hombre imaginario.




Sara R. Gallardo

TRES POESÍAS

(De Versos de salón, 1962)



1.

Ya no me queda nada por decir

Todo lo que tenía que decir

Ha sido dicho no sé cuántas veces.



2

He preguntado no sé cuántas veces

pero nadie contesta mis preguntas.

Es absolutamente necesario

Que el abismo responda de una vez

Porque ya va quedando poco tiempo.



3

Sólo una cosa es clara:

Que la carne se llena de gusanos.