Letras

Oda del viejo marinero

3 octubre, 2014 02:00

Martín Casariego (Madrid, 1962) atesora en su biblioteca, con el corazón bibliófilo partido, dos títulos imprescindibles, La oda del viejo marinero, de Coleridge, bilingüe y con ilustraciones de Doré, publicado por la Gaya Ciencia, "que le dieron a mis padres en un viaje organizado", y Tonka, "un librito ilustrado sobre un caballo que pasa de indios a federales, y que leí en la biblioteca del colegio. Muchos años después intenté encontrarlo, sin éxito. Luis Alberto de Cuenca, muy generoso, me lo buscó y regaló. Uno tiene que ver con mi familia, con la poesía, con el adulto en el que me he convertido. El otro, con el niño que fui, y al que no quiero perder."

El reciente ganador del premio Café Gijón por El juego sigue sin mí, recuerda también con emoción la edición de La vida puede ser una lata, de 1987: "No hay dos ejemplares iguales. Amigos y hermanos coloreamos, recortamos y pegamos en él… Una edición irrepetible." Es otro libro mágico entre los volúmenes de una biblioteca que nació "con mi boda" y que tiene, dice "muy maleducada, sobran algunos libros y faltan otros. Unos tres mil, no me caben más". Y eso que "heredó" libros de la legendaria librería Naos de su padre y hermanos arquitectos, y que le gustan otras muchas: "en Madrid, Tipos Infames, Antonio Machado, Alberti, Pasajes, Lé, Casa del Libro, La Buena Vida, Polifemo, La Mar de Letras, Cronopios en Pontevedra, etc. En realidad, me gustan todas las que tienen dentro libreros".