A la recherche du temps perdu

El libro más amado de Blas Matamoro (Buenos Aires, 1942) es A la recherche du temps perdu de Marcel Proust, en la edición Pléiade de 1966, la de Ferré y Clarac, que el ensayista y traductor compró en Buenos Aires "por esas fechas, apenas graduado en Derecho". Completa, la ha leído tres veces, "y a rachas no sé cuántas más", ya que "Proust es una lectura como para ponerse de novio toda la vida, sin llegar al matrimonio. Más aún, la he releído a menudo con Fernando Fraga, mi compañero español desde 1978, hasta hablar de sus personajes como de la familia propia. He dedicado a Proust dos libros, En busca de Marcel Proust y Marcel Proust y la música, aparte de estudios sueltos que quizas alguna vez reuniré en volumen".

Para Matamoro, que acaba de publicar El amor en la literatura (Fórcola), el secreto de una buena biblioteca consiste en tener libros siempre a mano para releerlos. "Los demás deben ser regalados, nunca vendidos, salvo exigencias del pan cotidiano. Subrayo, comento, traduzco a veces, hago fichas de lectura. Proliferan como un jardín de invierno. Las influencias son incontables, todas más bien inconscientes. Siempre leemos con una secreta compañía, a dúo. El otro sabe, sin duda, más que uno".Y como sabe dónde encontrarlos, frecuenta su librería favorita, "Tres rosas amarillas", pues su dueño, José Luis, vende libros de cuentos, su género preferido. "Además -destaca-, los edita, Dios lo bendiga por la suave audacia".