Oliver Sacks

El neurólogo, autor de libros como Un antropólogo en Marte y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, celebra la aventura de haber vivido y expresa su gratitud.

"He amado y he sido amado; he recibido mucho y he puesto algo de mi parte; he leído y viajado y pensado y escrito..." Así se ha despedido el neurólogo y escritor Oliver Sacks de los lectores de The New York Times, en un emotivo artículo en el que desvela que padece un cáncer terminal y que le quedan semanas de vida.



El texto desprende, pese a lo dramático de la situación, optimismo. "No puedo fingir que no tenga miedo. Pero mi sentimiento predominante es uno de gratitud. (...) Por encima de todo, he sido un ser sintiente, un animal pensante en este bello planeta, y eso en sí mismo ha sido un enorme privilegio y una aventura".



El autor de libros tan populares como Despertares, que inspiró una película interpretada por Robin Williams, Un antropólogo en Marte, El tío Tungteno, Alucinaciones y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero confiesa en este texto que "su suerte se ha acabado". A pesar de que creía encontrarse en muy buena forma, hace unas semanas sus médicos le informaron de que sufre una metástasis múltiple en el hígado, que procede de un extraño tumor que le detectaron hace ocho años en el ojo y que, entonces, fue extirpado con éxito. Sacks, que sigue siendo profesor emérito de neurología en la Escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York, reconoce que le ha tocado encontrarse entre "el desafortunado 2%" de personas a los que se les reproduce un tumor de este tipo.



El profesor Sacks, afincado en Estados Unidos desde 1965 (es británico), agradece la suerte de haber podido vivir casi diez años más con buena salud, un periodo en el que ha tenido tiempo de escribir varios libros, incluyendo su propia autobiografía, que se publicará esta próxima primavera. "Pero ahora me encuentro cara a cara con la muerte", escribe, puesto que la metástasis ocupa un tercio de su hígado y, aunque existe la posibilidad de ralentizar su expansión, se trata de un cáncer que no puede detenerse.



"Pienso vivir lo que me queda de la manera más rica, profunda y productiva que pueda", escribe. Y añade que utilizará el tiempo para "profundizar en sus amistades, decir adiós a todos aquellos que amo, escribir más, viajar si tengo fuerzas, y adquirir nuevos niveles de comprensión y sabiduría". Sacks explica que dejará de ver las noticias todas las noches, y dejará de hacerle caso a cosas "no esenciales", como "la política o las discusiones sobre el cambio climático". La razón, dice, es que estas cosas "ya pertenecen al futuro", un futuro, concluye, que "está en buenas manos" gracias a tanta gente joven con talento que ha tenido "la suerte" de conocer a lo largo de su vida.