Bob Dylan. Foto: Carlos García

Hiperión. Madrid, 2015. 664 páginas, 25€

El poeta Alberto Manzano (Barcelona, 1955) ha publicado más de cien libros con letras de canciones escritas por músicos de rock. Reconocido traductor, es asimismo biógrafo de Leonard Cohen. Antología poética del rock cuenta con un prólogo de siete páginas esclarecedoras. El primer acierto de Manzano consiste en no olvidar los orígenes del rock ni las palabras que lo anunciaron. Así incluye una canción de finales del siglo XIX que tuvo versiones de Leadbelly, Ry Cooder o Tom Waits. También elige un tema clásico de Ma Rainey, mentora de Bessie Smith y Billie Holiday. O "Fruta extraña", himno de Abel Meeropol contra los linchamientos que sufría la población negra en EEUU. Sobre esta base, que aúna el blues y el country, los roqueros han sido cronistas de los siglos XX y XXI.



  ¿Cuál es la crónica? A un comienzo de esclavitud, cañaverales, homicidios, carromatos y viento seco le siguen los paisajes urbanos de estatuas heladas. Seres tambaleantes huyen en trenes de carga. Los solitarios merodean en la noche y comparten la impresión de ser extranjeros en el mundo. Desfilan yonquis con un bate de béisbol, madres de brazos militares, burgueses que dialogan con sus clones favoritos. Los guetos arden frente a policías de gatillo fácil. Las letras hablan de autopistas, de muchachos de pelo ondulado con gomina, de limusinas, de una lluvia torrencial. Pero, sobre todo, de búsquedas: visiones, bailes mentales, sentidos afilados y contestaciones políticas. "El cerebro me dolía como un almacén", canta David Bowie. Su compañero David McComb, que rastrea alguna huella de divinidad, escribe: "El negro trapo del sol borra su nombre".



En mi opinión, destacan Leonard Cohen, Peter Sinfield, Jim Morrison, Bob Dylan, Patti Smith, Lou Reed, Tom Waits y Jim Carroll. Cohen, amigo personal del antólogo desde 1980, ha tenido siempre una habilidad admirable. Cambia de tono literario al escribir los textos de sus canciones. Lo hace con el objetivo de que la poesía no se esfume en su traslado a la música. Es decir, transforma su expresión para seguir siendo poeta. Sinfield aporta un mundo inesperado, con imágenes preciosistas, a los cuatro álbumes iniciales de King Crimson. Morrison 2 muestra su nihilismo en "El fin". Manzano resume con perspicacia los méritos de Dylan. Con algunas referencias bíblicas, el cantante funde el inconformismo y la profecía. Su rebelión no puede ser limitada por ningún credo político. De ahí que haya desorientado a quienes quisieron simplificarla con una etiqueta. Me parece pertinente el texto escogido para la antología. No es de extrañar que Allen Ginsberg llorase de emoción al escuchar por primera vez a Dylan. Percibió un relevo: el espíritu beat expandido con guitarras. Smith, guiada por los poetas simbolistas franceses, mezcla los presagios con un erotismo explícito. Reed explora en los callejones de la droga y en el sexo ambiguo. Aquí encontramos sus dos canciones emblemáticas: "Heroína" y "Pasea por el lado salvaje". Waits exhibe su ingenio surrealista en "El piano ha estado bebiendo". Carroll comunica con exquisitez su angustia: "Oigo tu sombra al otro lado de la puerta / Estás perfilada en mi persiana / Como el mapa de un extraño litoral".



  Otros músicos con menor potencia verbal terminan de definir el ambiente de la época. Hallamos los mensajes de The Beatles, The Rolling Stones, Pink Floyd, Sonic Youth, etc. Sin olvidar la inteligencia cáustica de Frank Zappa. Ni el humor fino de Rufus Wainwright, que nos anuncia la venida de un Mesías gay. "No, no seré yo", advierte. Existe un dato que los melómanos conocen; confirmado por la antología, produce una sensación grata: numerosas mujeres ocupan un lugar relevante en el rock. Sutilmente, sin ni siquiera mencionarla en el prólogo, Alberto Manzano celebra dicha realidad. Junto a las ya citadas Ma Rainey y Patti Smith, sobresalen la psicodélica Grace Slick, la refinada Joni Mitchell, la misteriosa Nico, la experimental Laurie Anderson, la rotunda PJ Harvey, la imprevisible Björk. Todavía minoritarias, su influencia crece. Casi una veintena de compositoras figura en el libro.



Antología poética del rock contiene, en versión bilingüe, doscientas doce canciones. Todas ellas fechadas y con los nombres de los principales intérpretes. Unos jóvenes contestatarios decidieron cantar sus versos, y sus palabras unen a varias generaciones de creadores y oyentes. El trabajo serio de Alberto Manzano demuestra que la poesía puede superar los formatos habituales.

Fruta extraña

Los árboles sureños dan una fruta extraña

Sangre en las hojas y sangre en la raíz

Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña

Extraña fruta cuelga de los álamos



Escena pastoral del galante sur

Ojos saltones y boca torcida

Fragancia de magnolias, dulce y fresca

De pronto, el olor a carne quemada



He aquí una fruta para que los cuervos la arranquen

La lluvia la recoja, el viento la absorba

Para que el sol la pudra, y caiga del árbol

He aquí una extraña y amarga cosecha



Abel Meeropol (1939)








La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿Dónde has estado, hijo mío de ojos azules?

¿Dónde has estado, querido mío?

Tropecé con la falda de doce montañas brumosas

Anduve y me arrastré por seis carreteras sinuosas

Me interné en el corazón de siete tristes bosques

Me detuve frente a una docena de océanos muertos

Me adentré diez mil kilómetros en la boca de un cementerio

Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,

La lluvia que caerá va a ser muy fuerte



¿Qué viste, hijo mío de ojos azules?

¿Qué viste, querido mío?

Vi a un recién nacido rodeado de lobos salvajes

Vi una autopista de diamantes donde no había nadie

Vi una rama negra de la que goteaba sangre

Vi una habitación llena de hombres con martillos ensangrentados

Vi una escalera blanca cubierta de agua

Vi diez mil oradores con las lenguas rotas

Vi pistolas y espadas afiladas en manos de niños

Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,

La lluvia que caerá va a ser muy fuerte



¿Qué oíste, hijo mío de ojos azules?

¿Qué oíste, querido mío?

Oí el sonido de un trueno que rugió como un aviso

Oí el estruendo de una ola que podría inundar el mundo

Oí cien tamborileros con manos resplandecientes

Oí diez mil susurros que nadie escuchaba

Oí a una persona muriendo de hambre, oí a mucha gente riendo

Oí la canción de un poeta que había muerto en la cuneta

Oí a un payaso llorando en un callejón

Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,

La lluvia que caerá va a ser muy fuerte



¿A quién encontraste, hijo mío de ojos azules?

¿A quién encontraste, querido mío?

Encontré a un muchacho junto a un pony muerto

Encontré a un hombre blanco paseando un perro negro

Encontré a una mujer con el cuerpo ardiendo

Encontré a una chica, me dio un arco iris

Encontré a un hombre herido de amor

Encontré a otro hombre herido de odio

Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,

La lluvia que caerá va a ser muy fuerte



¿Qué harás ahora, hijo mío de ojos azules?

¿Qué harás ahora, querido mío?

Me pondré en marcha antes de que empiece la lluvia

Caminaré hasta las profundidades del bosque más oscuro

Donde hay mucha gente y sus manos están vacías

Donde bolas de veneno inundan sus aguas

Donde el hogar en el valle acaba en la sucia y húmeda cárcel

Y el rostro del verdugo está siempre oculto

Donde el hambre es horrible, donde las almas son olvidadas

Donde negro es el color, donde ninguno es el número

Y lo diré y lo explicaré, lo pensaré y lo susurraré

Y la montaña le dará eco para que todas las almas lo oigan

Después me pondré de pie en el océano hasta que empiece a hundirme

Pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla

Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,

La lluvia que caerá va a ser muy fuerte



Bob Dylan (1963)








Suzanne

Suzanne te lleva

a su casa junto al río

puedes oír cómo pasan los barcos

puedes quedarte toda la noche con ella

Y sabes que está medio loca

pero por eso quieres estar ahí

y te sirve té y naranjas

que vienen de la China

Y justo cuando vas a decirle

que no tienes amor para darle

ella te pone en su onda

y deja que el río responda

que tú siempre has sido su amante



Y tú quieres viajar con ella

quieres viajar a ciegas

y sabes que confiará en ti

porque has tocado su cuerpo perfecto

con tu pensamiento



Y Jesús fue un marinero

cuando anduvo sobre las aguas

pasó mucho tiempo observando

desde su solitaria torre de madera

y cuando estuvo seguro

de que sólo los hombres que se ahogaban podían verle

dijo: 'Todos los hombres serán marineros

hasta que el mar los libere'

pero incluso él estaba destrozado

mucho antes de que se abrieran los cielos

abandonado, casi humano

se hundió bajo tu sabiduría

como una piedra



Y tú quieres viajar con él

quieres viajar a ciegas

y piensas que quizá puedas confiar en él

porque ha tocado tu cuerpo perfecto

con su pensamiento



Ahora Suzanne coge tu mano

y te lleva hasta el río

viste plumas y harapos

de los mostradores del Ejército de Salvación

El sol se derrama como miel

sobre Nuestra Señora del Puerto

y te dice dónde mirar

entre la basura y las flores

Hay héroes en las algas

hay niños en la mañana

que se asoman buscando amor

que se asomarán así por siempre

mientras Suzanne sostenga el espejo



Y tú quieres viajar con ella

quieres viajar a ciegas

y sabes que puedes confiar en ella

porque ha tocado tu cuerpo perfecto

con su pensamiento



Leonard Cohen (1967)