Luis Alberto de Cuenca.
El poeta ha sido galardonado por la obra Cuaderno de vacaciones, "una de las aportaciones poéticas de mayor motivación existencial y simbólica en la historia de la lírica reciente en España", según el jurado
El jurado ha considerado que la obra Cuaderno de Vacaciones "constituye una de las aportaciones poéticas de mayor motivación existencial y simbólica en la historia de la lírica reciente en España. La excelencia de su estilo, unida a la voz de la autenticidad en el espacio literario, convierten los poemas de este libro en una progresión cuya fuerza emocional roza lo sublime, logrando una poética que vincula mitos y orígenes, conocimiento y escritura, devenir vital e imaginario, junto a las fuentes creativas que dan cauce a la modernidad".
Cuaderno de vacaciones recoge, repartidos en ocho epígrafes, un total de 85 poemas escritos, en su mayoría, en los veranos comprendidos entre 2009 y 2012, en los que habla de la vejez, la soledad o la muerte, casi siempre con un punto de humor. La obra, publicada por Visor, ha sido elogiado por la crítica; en esta revista, Túa Blesa celebraba la utilización de "un lenguaje que rehúsa el tono elevado y se acerca al sermo communis, al habla cotidiana". Para el crítico de El Cultural De Cuenca es "un poeta con excelente sentido del ritmo" y la obra premiada "una lectura deliciosa que refleja el amor y el paso del tiempo".
Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) es un filólogo, escritor y poeta doctorado en Filología Clásica. Ha sido director del Instituto de Filología del CSIC y de la Biblioteca Nacional de España, así como secretario de Estado de Cultura. Ha recibido diversos premios y galardones, como el Premio de la Crítica de Poesía Castellana (1985) por La caja de plata o el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario. Algunas de sus obras poéticas son Los retratos, Elsinore, Scholia, Necrofilia, El otro sueño, El hacha y la rosa, Sin miedo ni esperanza --que recoge en seis partes un total de 60 poemas escritos entre 1996 y 2002--, La vida en llamas o El reino blanco.
Además, como experto en Filología Clásica y conocedor de los clásicos, ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides y Calímaco, y a autores franceses como Charles Nodier y Gerald de Nerval. En 2010 fue elegido académico de la Real Academia de la Historia. A todo esto habría que sumar su actividad como letrista de canciones de éxito para artistas como Loquillo.
El Jurado de esta edición ha estado compuesto por el autor galardonado en 2014, Antonio Hernández Ramírez; así como por Aurora Egido Martínez designada por la Real Academia Española; Fina Casalderrey por la Real Academia Gallega; Miren Billelabeitia Bengoa por Real Academia de la Lengua Vasca; Margarida Casacuberta i Rocarols por Instituto de Estudios Catalanes; Ángel Luis Luján Atienza por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Rafael Soler Medem por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE); Enrique Baena Peña por la Asociación Española de Críticos Literarios; Mariano Guindal por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Rosa María Aradra Sánchez por el Centro de Estudios de Género de la UNED; y Pureza Canelo por el ministro de Educación, Cultura y Deporte. Ha actuado como presidenta la subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Mónica Fernández, según informa el Ministerio de Cultura.
Eva presente
Poema incluido en Cuaderno de vacaciones
Llegaste desde el mar -como Afrodita-.de la luna soñada por Cyrano
o de un paisaje opiáceo de Gautier,
quién sabe desde dónde.
Y me dijiste
que no eras de este mundo,
que odiabas la traición y la mentira
y que, en cualquier momento,
podías desaparecer.
Y entonces Dios,
que había imaginado el paraíso
bajo la especie de tu cuerpo,
te confió a mis brazos para siempre.
El vestido nuevo
Poema incluido en Cuaderno de vacaciones
Y tu vestido nuevo, el que te hicistepara pasar la prueba del hastío
y apoderarte de los corazones
que se te resistían, aquel traje
que inauguraba el mundo, que fundía
los metales pesados, que te daba
las llaves de un imperio donde el morbo
era rey, aquel mínimo vestido
que nunca te pusiste para mí...
Sin condiciones
Poema incluido en Cuaderno de vacaciones
Llevas ya tanto tiempo dirigiendotus proyectiles a mi fortaleza.
Siempre das en el blanco. Se diría
que es un arquero zen quien los dispara.
Me indigna ver mis muros abatidos
por tus bombas, y ver mis baluartes
convertidos en ruinas, y a mis hombres
negándose a luchar. Tendré que hacerlo.
El amor y la muerte siempre ganan.
Ensueño céltico
Poema incluido en Cuaderno de vacaciones
Celtas, pienso en vosotros esta tarde,cegado por un sol mediterráneo
que no es mi sol. En vuestra deliciosa
costumbre de sentiros tan a gusto
en un nublado Más Allá. En las brujas
que inventasteis entonces y que siguen
coleando en las páginas de Dahl.
En los héroes de vuestras epopeyas,
capaces de viajar al Paraíso
o de adentrarse en medio del Infierno
con la espafa en la mano. En los druidas
de vuestra primitiva religión,
proféticos y astrales como piedras
de Stonehenge. En las hadas, bienhechoras
o no (que eso depende de que uno
las recuerde u olvide en sus plegarias),
que han brotado de vuestra fantasía.
En Iseo la rubia y en Ginebra
la adúltera. En Arturo y en Cuchulainn,
y en Merlín de los bosques y en Tristán.
Celtas, que habéis forjado los cimientos
de Europa desde Hallstatt y La Tène;
que hicisteis de Britania y de Galicia,
de Armónica, de Gales y de Hibernia
topoi de un mismo sueño compartido
por quienes nos sentimos europeos
(es decir, celtas, griegos y romanos,
germanos y cristianos a la vez).
Celtas, que habeís llevado la contraria
al mismísimo Hamlet, cuando dijo
que no hay nadie que vuelva de la muerte,
pues no hacéis otra cosa que contarnos
cosas del otro lado del espejo,
ese país que conocéis tan bien.
He pensado en vosotros esta tarde,
abrumado por un sol de injusticia
que no es mi sol.
Plegaria de la buena muerte
Poema incluido en Cuaderno de vacaciones
Ahora que la muerte no está lejos(la verdad es que siempre estuvo cerca),
y me hace cada vez más carantoñas,
me acuerdo -porque truena-, de los Dioses
de mi infancia, los Dioses de mis padres,
para pedirles una buena muerte.
Y me acuerdo de uno, sobre todo,
que son tres (como el Corum de Mike Moorcock);
aquel Anciano de tan mal carácter
que presidía el Viejo Testamento,
el guapo MOzo al que crucificaban
en el Nuevo, y el Pneuma o Santo Espíritu,
que los funde y congrega en la Paloma
que se corona la frente del Anciano.
Señor de mi niñez, aunque no existas
(¿existo acaso yo?), quiero pedirte
por escrito, con pólizas y sellos,
que el terrible momento de mi tránsito
a las estrellas (o al ardiente Tártaro)
sea apacible y suave, sin dolores;
que me vaya a la luz (o a la tiniebla)
sin estridencias y sin dar la lata,
después de haberme puesto a bien contigo
y con toda mi gente. Sé que hay muchas
variables que pueden influir
en el momento de morirse uno,
casi siempre molestas y angustiosas,
y que no puedes darle a todo quisque
una muerte benéfica y serena.
Sé, además, que no soy un buen cristiano
y que tengo problemas de empatía
con los desheredados de este mundo.
Pero, a pesar de todo, te lo pido,
amparado en la fe de mis mayores,
en mi proverbial jeta y en la hondura
infinita de tu misericordia:
dame una buena muerte, sé benigno
conmigo en ese trance, te lo ruego.