Jostein Gaarder

El escritor noruego, autor del best seller El mundo de Sofía, visita España con motivo de la celebración del 25 aniversario de la colección "Las tres edades" de la editorial Siruela.

"Hay que hacerse muchas preguntas porque así es como se puede hallar alguna respuesta". Precisamente con ocho preguntas del autor noruego, contenidas en su libro Me pregunto…, comienza la antología Nuevos cuentos de la esfinge que la editorial Siruela publica para celebrar el primer cuarto de siglo de la colección "Las tres edades", que incluye ya 250 títulos de autores de los cinco continentes. Por este carácter de eterno cuestionamiento es Jostein Gaarder (Oslo, 1952) una de las caras visibles de este aniversario de la colección de Siruela, que además ha editado una colección con veinte obras del escritor nórdico entre las que se incluyen sus últimos títulos.



Esta mañana ha sido presentado por el autor el más reciente de todos, el cuento infantil Los mejores amigos, un libro ilustrado que relata la relación de amistad entre un niño y su osito de peluche con un final deliberadamente abierto que "puede dar lugar a conversaciones tan profundas como el sentido de la vida o la misma muerte". Un gran logro para un libro de 20 páginas. Y es que para Gaarder, que escribe literatura para todas las franjas de edad, no existe tan claramente esa diferencia. "Muchas veces comienzo a escribir sin saber si lo que cuento será para niños o para adultos. Considero que cada libro tiene varias capas que en función de la edad y de la madurez una persona va a asimilar de forma diferente. Hay algo en cada libro para las tres edades".



De todas ellas, si hay una edad donde la lectura es capital es en la infancia. "Creo que leer es, después de lo básico, lo más importante para los niños. En mi país es tradición nacional leerles cuentos a los niños antes de acostarlos. Yo tengo un nieto de 4 años y leo con él siempre que puedo. Es algo que además, al hacerlo en familia, fomenta el sentimiento de pertenencia y comunidad". En Noruega también existe una edición para niños del principal periódico, así como una versión infantil del telediario, para que desde pequeños vayan dando sentido a las cosas. En ese sentido el escritor se muestra a favor de informar a los niños sobre temas como los recientes atentados de París. "Un niño de 4 años entiende perfectamente el drama. Esconder los hechos nunca debe hacerse, aunque sí hay que protegerlos. No hay que darle detalles truculentos o decirles cosas que no sean capaces de comprender".



Educar en la lectura y fomentar la capacidad crítica desde la infancia es algo mucho más importante de lo que pueda parecer, pues afecta directamente a problemas de plena actualidad como el integrismo de ciertos individuos de la sociedad. "Hay muchas cabezas jóvenes que están vacías en el mundo actual, y salen de Noruega o Bélgica para alistarse al yihadimso en Siria". Para Gaarder, el cerebro humano está hecho de cuentos, se conforma con historias, sean del tipo que sean. "Si está vacío de éstas, si hay mucho espacio, es cuando entra la propaganda. Una persona que haya leído, un buen lector, nunca es un fanático, está más blindado ante el fanatismo".



Con este espíritu de educar, de responder preguntas, publicó el noruego su obra más reconocida, El mundo de Sofía, un ameno recorrido por la historia de la filosofía occidental que ha vendido más de 15 millones de ejemplares en 44 idiomas. "Cuando publiqué El mundo de Sofía era el momento era perfecto. A principios de los noventa acababa de caer el Telón de Acero y muchas nuevas naciones que surgieron entonces estaban preguntándose cuáles iban a ser a partir de entonces sus nuevos valores". A pesar de los profundos cambios ocurridos en los últimos veinte años, el escritor considera que el libro todavía tiene vigencia e incluso que puede funcionar como "una especie de vacuna para la ceguera que significa la actual cultura del selfie".



En este contexto, el Gaarder profesor de filosofía, observa con incredulidad la decisión del Ministerio de Educación, de eliminar la filosofía como asignatura obligatoria en los estudios de bachillerato. "Pienso que no es una decisión sabía", ironiza, "porque la filosofía es importante para todas las demás asignaturas". Además, la considera una disciplina fundamental aunque no ayude a la vida industrial y económica, que parece ser la única preocupación actual, y ofrece una posible alternativa para la asignatura, que "podría ser asimilada en cada una de las demás materias, porque existen implicaciones filosóficas en todos los ámbitos de la vida".