El día en que John Rebus se topó con Malcolm Fox
Ian Rankin
Ian Rankin gana el RBA de Novela Negra con una novela, Perros salvajes, en la que coinciden todos sus personajes y en la que se recorre toda Escocia, y que ya había sido publicada en su lengua original, el inglés, hacía un año
¿Entonces, es más como Malcolm Fox, su otro inspector, el inspector que creó cuando descubrió que debía jubilar a Rebus porque así son las cosas, en Edimburgo los inspectores se jubilan a los 60? "Sí, totalmente. Soy mucho más como Malcolm Fox. Prudente, sociable", contesta. Y olvida considerarse afortunado, con su camisa violeta y su decisión a la hora de apurar copas, como la que había sobre la mesa de la sala de prensa, minutos después de que, ante la muchedumbre que abarrotaba la séptima planta del edificio RBA, compuesta por editores, escritores, periodistas y todo tipo de profesionales del libro, asegurara que la novela negra siempre existirá porque siempre existirá la necesidad de tratar de explicarse el mundo en el que vivimos. "La novela negra propone un interrogante muy simple: ¿Por qué los seres humanos siguen haciéndose cosas terribles unos a otros? Los escritores deben seguir planteándola y los lectores deben seguir buscando respuestas. Una novela negra es una novela sobre la condición humana y la naturaleza fracturada del mundo que nos rodea".
Perros salvajes, la novela que, aunque fue publicada en Inglaterra y Estados Unidos el año pasado pudo concurrir sin dificultad al certamen y resultar ganadora, algo que ya ocurrió el año pasado con la novela de Don Winslow, siendo aquel el primer año en el que podía premiarse a una novela que previamente había sido publicada en otro país, tiene como epicentro a una banda mafiosa y reúne, en un sólo volumen, a los dos inspectores que han marcado la carrera de Rankin: el veterano y salvaje John Rebus y el centrado Malcolm Fox. Y, por supuesto, como telón de fondo está Escocia, de Edimburgo a Glasgow pasando por Inverness. "Es cierto que podría considerarse ésta una obra de madurez, como un compendio de todo lo que he escrito hasta ahora, no sólo por la confluencia de personajes sino también por la manera en que exploro Escocia, de una punta a otra. Pero el libro no fue concebido como algo así. No me di cuenta hasta mucho después de haberlo acabado de que se trataba, en realidad, de una historia de padres e hijos. Y supongo que he sentido la necesidad de escribir sobre todo eso, sobre la clase de padre que has sido para tus hijos, sobre si les has verdaderamente preparado para el mundo con el que van a tener que enfrentarse, porque mis dos hijos han crecido y se han ido de casa", confesaba el escritor, mientras apuraba la copa. Eran las nueve y veintisiete y seis pisos más arriba, la fiesta seguía su curso. Los camareros se abrían camino con bandejas de canapés entre cientos de invitados y todo el mundo se preguntaba por el verano que empieza a darse por terminado, incluida la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que asistía por primera vez a la fiesta que, en el sector, se tiene como aquella que da la bienvenida a la temporada.
La alcaldesa precisamente recordó, pocos minutos después del discurso de Rankin, lo importantes que resultan los creadores, sobre todo, aquellos que no desisten, aquellos que, pese a las dificultades, continúan, porque les mueve la pasión. La pasión era, precisamente, lo que movía a Robert Louis Stevenson, escritor al que Rankin mencionó durante su discurso, ya con el premio en la mano, otro escocés, dijo, que quiso "jugar con el lado oscuro", y acabó escribiendo El Doctor Jekyll y Míster Hyde. "Y antes de Stevenson estuvo James Hogg que creó una temprana versión de la novela de asesinos en serie con Memorias privadas y confesiones de un pecador justificado, una historia que tiene mucho que ver con el mundo actual del terrorismo fundamentalista porque en ella un fantático religioso que conoce a un hombre carismático lo convence para que asesine a aquellos que no comulguen con su religión", expuso.
Aquí y allá, en todas partes, la gente charlaba, bebía, se preguntaba qué demonios estaría diciendo aquel tipo en el estrado, el ganador de la décima edición del RBA de Novela Negra, el tipo que inauguró, sin saberlo, la famosa Serie Negra de la editorial, la que más ha hecho por el género, dicen aquellos que lo aman, con su novela Black and Blue, la primera novela negra que publicó RBA. "No, este no es el último caso de John Rebus. Es cierto que se retiró hace años. Es cierto que creé a Malcolm Fox porque tenía que sustituirle, porque Rebus había cumplido los 60 y tenía que jubilarse, pero mientras encuentre la manera de que se vea involucrado en un caso de forma totalmente realista, de forma verosímil, seguiré escribiendo novelas de Rebus", aseguraba Rankin, que ya tiene lista, de hecho, una nueva novela de Rebus, la que sigue a estos Perros salvajes, algo llamado Rather be the Devil (Mejor ser el Diablo), que se publicará en noviembre en el mercado anglosajón.
Y es que, como ya ocurrió el año pasado, la novela ganadora del RBA de Novela Negra, ya había sido publicada con anterioridad, no se trata de un original presentado expresamente al premio sino de una novela publicada en su lengua original hace un año que ha resultado distinguida con el premio mejor dotado de la literatura criminal. No hubo una sola referencia al asunto, puesto que el año pasado se cambiaron las reglas del juego, y, de hecho, la novela de Don Winslow que resultó ganadora había tenido un recorrido parecido. "Inventé a Malcom Fox cuando jubilé a Rebus. Lo hice detective de asuntos internos, con lo que se trataba de un personaje totalmente distinto. Casi un antagonista de Rebus. Fox es un hombre de equipo, sociable, al que no le gusta correr riesgos, que se toma las reglas muy en serio. Todo lo contrario que Rebus. Cuando traje a Rebus de vuelta supe que al primero al que no iba a gustarle iba a ser a Malcolm, porque lo consideraba un mal policía, pero con el tiempo han aprendido a soportarse y aunque no son amigos tampoco son enemigos, han descubierto que se complementan y se necesitan", expuso. En cualquier caso, si en Perros salvajes Malcolm Fox se topa con John Rebus no es tanto por aquello que no comparten como por aquello que comparten: "Mi intención era, ya lo he dicho, hablar de padres e hijos y me interesaba encontrar tantos tipos de padres como pudiese". Por último, Rankin hizo referencia al 'Brexit', inevitablemente.
"En Escocia hay un nuevo tipo de lector de novela negra, nuevas generaciones de lectores que demandan nuevos escritores, como los que están surgiendo y es inevitable que alguno de ellos acabe hablando, tarde o temprano, del 'Brexit'. Eso sí, cualquier escritor necesita uno o dos años para asimilar aquello que está pasando y convertirlo en ficción. Pero tendremos novelas negras que contemplen la idea del 'Brexit'. La novela negra observa, mira el mundo político que la rodea y lo refleja, y en ese sentido, es inevitable. Pero he de decir que yo no seré uno de los escritores que lo traten", sentenció. La directora editorial de RBA, Luisa Gutiérrez, aprovechó ese momento para recordar que la novela, Perros salvajes, estará en octubre en librerías. Rankin recordó que, para él, todo aquello era "un honor y un privilegio". Que el hecho mismo de ser escritor de novela negra lo era.
@laura_fernandez