Detalle del mapamundi de los hermanos Cresques, realizado unas décadas antes de los viajes de Pero Tafur

La periodista y escritora Eva Díaz Pérez publica Travesías históricas. Viajeros andaluces que contaron el mundo, una obra que rescata el testimonio de viajeros, científicos e intelectuales andaluces de diversas épocas con los que pretende dar la vuelta a los prejuicios románticos que aún hoy pesan sobre Andalucía.

Es bien conocida la explosión de orientalismo que sacudió la Europa de finales del siglo XVIII y principios del XIX, un proceso en el que España tuvo su cuota de implicación, especialmente Andalucía, cuyo pasado árabe convirtió en una suerte de paraíso, en un Oriente del Sur de Europa repleto de tópicos y exotismo. Fueron muchos y muy conocidos los viajeros e ilustradores de Francia, Italia, Inglaterra o Alemania cuyas obras cimentaron la construcción de una imagen estereotipada y pintoresca de Andalucía. "La construcción de la identidad andaluza nos la han hecho otros, y tiene un lastre que continúa pesando en la actualidad", asegura la periodista y escritora Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971), quien a esta arraigada tradición de la Andalucía ensoñada y narrada por los extranjeros, contrapone otra mucho más desconocida: la de aquellos andaluces que, a lo largo de las diferentes épocas históricas, viajaron y describieron el mundo en memorias, autobiografías, diarios, epistolarios, crónicas y relaciones.



En su nuevo libro, Travesías históricas. Viajeros andaluces que contaron el mundo, editado conjuntamente por la Fundación José Manuel Lara y el Centro de Estudios Andaluces, Díaz Pérez recoge una galería de 38 viajeros, científicos e intelectuales andaluces de diversas épocas históricas que, huyendo de los tópicos, proponen una visión personal del mundo alejada de prejuicios. Peregrinos medievales, viajeros de la conquista, grandes exploradores científicos, sagaces diplomáticos o arriesgados periodistas se dan cita en estas páginas llamadas a contradecir "ese fértil relato que el Norte ha ido elaborando del Sur como un lugar florido y feliz supuestamente porque no había llegado la civilización. ¿Es que acaso no existe un relato del Norte hecho desde el Sur? ¿De verdad no existía un Sur que no se hubiese limitado a ser un simple objeto y que incluso se hubiera atrevido a analizar el mundo?", se pregunta la autora. La respuesta es un sí mayúsculo, lo que ocurre es que, como es bien sabido, la historia oficial, a menudo, no coincide con la real.



Sobre esta vuelta de tuerca al punto de vista, ese cambio de brújula, la autora destaca a dos de los personajes del libro por ofrecer una visión igual de estereotipada pero en sentido inverso, de Sur a Norte; el primero, el conocido escritor y diplomático Ángel Ganivet, "que en sus textos describe con asombro el exotismo de los fríos y del paisaje de Finlandia, lo que sí suena al clásico relato del viajero del Norte sobre el Sur, pero al revés". El otro es el clérigo Diego Alejandro de Gálvez, que en un recorrido por Centroeuropa, fundamentalmente Alemania, "se quejaba del estado de caminos y posadas, preguntándose por qué los europeos del Norte despreciaban España si sus países estaban igual o peor".



Pero fuera de estas excepciones que comparten cierto grado de la prepotencia típica de los viajeros extranjeros al referirse a España, Díaz Pérez destaca "que la mirada del Sur es curiosa pero no soberbia como la visión de los del Norte. Hay muchos andaluces que no se conformaron con mirarse el ombligo y quedarse encerrados en los estereotipos impuestos durante el siglo XIX, que aún hoy aprisionan a muchos", lamenta la autora. "Algunos salieron de aquí para dar su visión del mundo. Es una mirada diferente a la que solemos encontrar de los viajeros del Norte extasiados ante la sensorialidad del Sur, sus excesos, las pasiones, lo desmedido y hermoso. La mirada del viajero andaluz es una mirada más templada, serena y lúcida. Muy ajustada".



Ángel Ganivet retratado por José Ruiz de Almodóvar y el sacerdote, botánico y matemático José Celestino Mutis

Abarcando un eje temporal que comienza en el siglo XV y termina en el XX, en el libro aparecen personajes de lo más variado, muchos de ellos conocidos por el público como Juan Valera, Emilio Castelar o Bartolomé de las Casas, alternados con otros olvidados rescatados de la periferia de la Historia. "He intentado hacer un recorrido por varios siglos demostrando que hay viajeros curiosos en todas las épocas. Parto de los viajes de peregrinación medieval con personajes como el cordobés Pero Tafur, caballero medieval que viajó en el siglo XV por toda Europa y Oriente Próximo, para entroncar luego con nuestra extensa tradición de viajes del Descubrimiento, que en buena parte fueron protagonizados por andaluces como Cabeza de Vaca, el primer europeo en realizar una crónica sobre las tierras que hoy forman los Estados Unidos".



Más adelante en el tiempo, Díaz Pérez se embarca en las apasionantes expediciones científicas del siglo XVIII, "una ´poca muy poco contada en nuestro país", donde destacan el sacerdote matemático y botánico José Celestino Mutis, "que participó en una de las expediciones naturalistas a Sudamérica más exitosas del reinado de Carlos III y fue amigo personal del conocido geógrafo y naturalista Alexander von Humboldt, que le admiraba"; o Antonio de Ulloa, militar y científico que "descubrió el platino y logró realizar la medición exacta del meridiano, una de las obsesiones náuticas de su época".



El siglo XIX y el XX son hogar de personajes heterodoxos reflejo del convulso panorama nacional e internacional, políticos exiliados, artistas innovadores, escritores y periodistas comprometidos, bailarines, diplomáticos… Al complejo itinerario intelectual de Blanco White; se unen los inventos escenográficos de Mariano Fortuny y Madrazo en Venecia, que revolucionaron los teatros de la época o la brillante labor de corresponsal que realizó la periodista y escritora Carmen de Burgos durante la Gran Guerra; se unen dos personajes especialmente pintorescos, el piloto granadino Emilio Herrera Linares, que "proyectó un viaje a la luna truncado por el estallido de la Guerra Civil y que también realizó un diseño que inspiraría el futuro traje espacial"; y la bailarina Pepita de Oliva, "que tuvo tanta fama que aún hoy su nombre de pila sirve en algunos países como la República Checa o Alemania para denominar un tipo de tela", relata Día Pérez.



Y así podríamos seguir hasta relatar la totalidad de los 38 ejemplos de andaluces célebres y cosmopolitas que colecciona la escritora en esta suerte de catálogo que combina la vocación periodística con una profunda mirada literaria. Mirada, que encuentra su apoyo en los personajes, pues todos los incluidos en el libro fueron asimismo escritores. "La clave del rescate era no solo recuperar a personajes que hubieran viajado, también que hubieran escrito sobre su experiencia, es decir, que la huella de esa mirada hubiera quedado plasmada y no solo en la anécdota biográfica del viaje", remacha Díaz Pérez.