Autodidacta y multidisciplinar, un artista, en suma, sin clasificación posible que con tan sólo un puñado de páginas se situó en lo más alto del canon de la literatura en español. ¿Quién era en verdad Juan Rulfo? ¿Qué leía, qué pensaba? ¿Qué lugar se reservaba a sí mismo en la literatura? En su centenario, el escritor chileno Jorge Edwards intenta atrapar su espectro, y ofrece una introducción perfecta al relato rescatado de Rulfo que El Cultural ofrece en exclusiva. La escritora mexicana Margo Glantz indaga en las razones de su largo silencio literario. Blanca Berasátegui revive la entrevista que le concedió casi a su pesar ("como a sus personajes, las palabras le salían a Rulfo fragmentadas"), y recorremos sus cuadernos íntimos, apuntes y borradores de relatos y guiones que reunía.
Un centenario incierto, por Jorge Edwards. Juan Rulfo no cambió los escenarios esenciales de la literatura hispanoamericana de esos años, pero introdujo un tono diferente, un lenguaje que se inspiraba en la oralidad y una fantasía libre, liberada de las amarras del realismo.
La vida no es muy seria en sus cosas. Este relato ofrecido en exclusiva por El Cultural está incluido en la antología titulada El gallo de oro y otros relatos (Editorial RM). Apareció en 1945 en la revista América y fue el primer texto que Rulfo decidió publicar.
Oigamos a Rulfo, por Margo Glantz. En diferentes ocasiones Rulfo alegaba para justificar su silencio que le faltaba tiempo para escribir. ¿A qué se debería esa falta de tiempo? ¿Quizás a su trabajo burocrático en el Instituto Nacional Indigenista, que le apasionaba pero que le era en cierta medida ajeno?
Palabra de Rulfo, por Blanca Berasátegui. Como a sus personajes, las palabras le salían a Rulfo fragmentadas, abatidas, dominadas siempre por los silencios. Hablaba con una desgana infinita, una desgana amable, por la que se colaba su visión desolada del mundo.
Los Cuadernos olvidados de J. R.. Confesaba Clara Aparicio, viuda del novelista, en la presentación de Los cuadernos de Juan Rulfo, que muchos de los apuntes y borradores de relatos y guiones que reunía “opinan algunos que no valen la pena”. Afortunadamente, no les hizo caso y los publicó.
Cristina Rivera Garza: "A través de Rulfo, exploro un territorio destruido". La escritora mexicana publica Había mucha neblina o humo o no sé qué (Random House), un libro viajero, entre la crónica, el cuento, el ensayo y el experimento visual, sobre la vida laboral de Juan Rulfo.
Había mucha neblina o humo o no sé qué. Un experimento narrativo en torno a Rulfo llama enseguida la atención de una revista cultural como esta. Se trata de una obra tan buena como su título, que se hace preguntas oportunísimas sobre Rulfo y les da respuestas complejas, literarias, múltiples...
Una cascada de celebraciones para Juan Rulfo. La reedición de sus obras, la publicación de su primer libro-catálogo, coloquios y exposiciones en diversas instituciones españolas y mexicanas celebran el primer centenario del nacimiento del autor de Pedro Páramo.
Viñetas de una infancia aniquilada. Rey Naranjo edita Rulfo. Una vida gráfica, de los autores colombianos Óscar Pantoja y Felipe Camargo, un cómic que relata la trágica niñez del autor de Pedro Páramo y cómo los sufrimientos vividos marcaron para siempre su personalidad y su obra.
Memoria de Juan Rulfo, por J.J. Armas Marcelo. La memoria de los cien años que ha vivido Juan Rulfo entre nosotros (él y sus libros) está encriptada en tres títulos: Pedro Páramo, El gallo de oro y El llano en llamas. Ahora podemos volverlo a leer y volver al asombro: de sus libros no se cae ni una página.