Teresa Cremisi durante su intervención en el foro. Foto: May Zircus
El cierre del foro Edita Barcelona 2017 ha estado lleno de optimismo. Las expectativas puestas en el futuro se basan en la preparación y adaptación del sector a los nuevos cambios y dificultades que puedan venir. La próxima edición ya está prevista para la primera semana de julio de 2018.
El fomento de la lectura ha sido uno de los temas principales del evento, y se debatió desde dos perspectivas diferentes: la edición y las instituciones. ¿Qué hay que hacer para que un adolescente siga leyendo? ¿Leen los jóvenes realmente menos que antes? ¿Tienen poco tiempo? ¿Cómo hacer que les resulten más atractivos los libros que los dispositivos electrónicos? Sobre estas cuestiones han hablado en la mesa redonda Tengo 12 años y he dejado de leer, compuesta por Iolanda Batallé, directora editorial de :Rata_, La Galera, Bridge y Catedral; Gemma Lienas, escritora y editora; Sebas G. Mouret, booktuber; y Care Santos, escritora. Las tres ponentes dieron ejemplos de su experiencia personal debido a la cercanía con niños de esa edad. "Rodead a los niños de libros y dejad que las cosas pasen".
"Leer es libertad pero hay que dar la libertad de decidir cuándo leer", dice Iolanda Batallé. Cuando puede juntar a sus nietos, Gemma Lienas los lleva a una librería e intenta recomendar un libro a cada uno pero siempre de acuerdo con sus gustos personales. Care Santos, con tres adolescentes en casa, lo tiene claro: cuando eran más pequeños, una tarde a la semana los cuatro se sentaban en la cama y se ponían a leer; conforme fueron creciendo lo cambiaron por leer en voz alta. El infante de la mesa, Sebas, con 200.000 suscriptores en Youtube, afirma que un niño debe crecer rodeado de libros, que hay que predicar con el ejemplo desde casa, el colegio, los medios de comunicación, etc., y nunca imponer una lectura, sino orientar al chaval en su búsqueda.
Entonces, ¿no debe haber ciertas lecturas obligatorias en el instituto? Todos están de acuerdo: sí; sin embargo, deberían darse los clásicos en el bachillerato y siempre hacer una lectura guiada; antes de ese momento, la libertad de decidir entre varios títulos es fundamental.
Fomento de la lectura
En la última mesa redonda del foro estaban invitados miembros de varias instituciones públicas para contar cuáles son los planes de fomento de lectura que están llevando a cabo en el plano local, autonómico y estatal. En el coloquio Fomento de la lectura y lucha contra la piratería: ¿eficacia o humo?, Valentí Oviedo, gerente del Institut de Cultura de Barcelona; Marta Rivera de la Cruz, presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados; Óscar Sáenz de Santa María, director general de Industrias Culturales y del Libro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; y Joaquim Torrent, director general de Creació i Empreses Culturals del Departament de Cultura de la Generalitat de Cataluña, presentaron los proyectos más destacados que se iban a implantar en el futuro y ratificaron la necesidad de mejorar el índice de lectura. Asimismo, estuvieron de acuerdo en que para que un plan funcione tiene que haber una conexión entre todos los niveles (estatal y local) y los actores que intervienen en él. Datos sorprendentes: una interesante medida puesta en marcha en 2016 por la Generalitat consistía en mandar una carta a los niños que han cumplido 6 años con un vale de 13 € para gastar en una librería. Pues bien, los resultados obtenidos fueron: de 80.000 niños, casi 40.000 canjearon el vale, el 32% de padres que habían acompañado a sus hijos no habían estado nunca en una librería, casi un 40% de padres compraron además un libro para ellos o sus hermanos.La clausura del foro corrió a cargo de Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, que presentó el Plan Cultura 2020 y enumeró una serie de medidas concretas que están ya en marcha, como la colaboración de RTVE en la difusión del placer de la lectura, el apoyo en la creación de clubes de lectura en centros escolares o la implementación de una hora diaria de lectura en los centros dependientes del Ministerio. Entre las medidas que están por llegar destacan la creación de la plataforma eBiblio para dar acceso a una amplia oferta de libros digitales, una campaña para dar visibilidad a la labor de los traductores o una línea de ayudas para modernizar y fortalecer la industria editorial.
En cuanto a la piratería, aunque aún queda un largo camino por recorrer, el secretario apuntó que iban por buen camino. Desde el gobierno trabajan en la persecución y la sensibilización contra esta lacra. En la mesa redonda se afirmó que la Ley 21/2014 de Propiedad Intelectual ha sido un ejemplo a seguir en varios países europeos como Italia y Portugal, sin embargo contra esto se argumentó que la Administración Pública carece de recursos humanos y materiales para llevarla a cabo. Un dato importante que apenas se menciona cuando se habla de la piratería lo sacó a relucir Marta Rivera, y es que "las páginas de contenidos ilegales están conectadas con la pornografía infantil, la trata de personas y con otros tipos de crimen".
¿Qué ocurre en otros países?
Al foro fueron invitados también reconocidas figuras extranjeras del mundo del libro para ofrecer una visión de qué está ocurriendo en este sector en otros países.La que fue directiva emblemática de editoriales como Gallimard o Flammarion, Teresa Cremisi, dio una visión generalizada de la situación de la edición en Francia. Al contrario que en Italia, país en el que la editora y autora posee mucha experiencia, ser editor en Francia es prestigioso y respetado, por eso mismo ha sido protegido por el Estado. Medidas como la del precio único del libro han beneficiado enormemente el comercio en el sector, el cual goza de buena salud, y han favorecido el oficio que para Cremisi corre más peligro, el de librero. Esto es así debido al aumento de la compra de libros físicos vía internet y no tanto por la lectura de libros digitales que solo alcanza el 3%. Un estudio encargado por los editores franceses a GFK ofrece datos interesantes sobre el país: los franceses leen de media 3 horas a la semana (poco más que en España, donde se lee 23 minutos al día), el libro es el primer mercado cultural, el libro de bolsillo es el más vendido, 1 de cada 3 libros se compra en librerías y las mujeres leen más que los hombres.
Muy ilustrativa resultó la mesa redonda dedicada a la situación de la edición en Hispanoamérica. Este mercado está creciendo de manera extraordinaria, lo que se puede demostrar por ejemplo, con el potencial de la Feria del Libro de Guadalajara. En el coloquio se lanzó la posibilidad de que en 2030 España dejara de ser el motor de la edición en castellano y sea superada por México, Argentina o, incluso, Estados Unidos.
El principal problema de Hispanoamérica es la fragilidad del canal de distribución, pieza fundamental para el desarrollo del sector. En México, una novedad tarda en llegar a una biblioteca casi un año y medio, por ello, allí apuestan por "la combinación papel-pantalla porque hay poblados en los que no hay una biblioteca pero sí disponen de una red de wi-fi muy poderosa" cuenta Consuelo Sáizar, filósofa y editora mexicana. Otros elementos a mejorar son: el negocio financiero a través del conocimiento de datos ya que en pocos países del continente tienen estadísticas acerca del sector; la unión de todos los países no sujeta a irregularidades de las diferentes administraciones; o una mayor colaboración y distribución con España, nación prima hermana y con una lengua común.
Los libreros, oficio en peligro de extinción, también tuvieron cabida en el foro en una mesa redonda llamada Las librerías en Europa. Maarten Asscher, propietario de la librería Athenauem en Ámsterdam, está preocupado si piensa en cómo será su situación en 2030. Cree que el modelo a seguir en el futuro se basará en las ventas a través de la web, que ya alcanzan el 30% del total, y la creación de una editorial y revista con las que pagará la renta y mantendrá la librería, ya que no será suficiente con la venta exclusiva de libros físicos.
James Daunt, propietario de DauntBooks y director gerente de Waterstone, apuesta por devolver la identidad y la personalidad a las librerías. En Reino Unido no existe el precio fijo del libro ni una intervención del poder público, con lo cual Amazon llega a vender libros hasta un 40% más baratos que en librerías. Estas se tuvieron que reinventar y traer de vuelta sus auténticos valores. Transmiten la confianza al lector de que el libro que compran en una librería es especial, es mejor. Tienen claro que no pueden competir con Amazon en cuestión de precios, pero este tampoco puede competir con ellos en la relación única que se forja con el cliente.
@AnaPinaBello1