Lampedusa inédito. Viaje por Europa
Durante años, Giuseppe Tomasi di Lampedusa mantuvo una vibrante correspondencia con sus primos, los Piccolo di Calanovella, en la que se autodenominaba El Monstruo, y que permaneció inédita durante décadas por problemas con la viuda del escritor. Ahora Acantilado lanza este epistolario inédito, Viaje por Europa, en el que el autor de El Gatopardo describe sus itinerarios estivales durante los años 20 a sus primos y amigos, como Massimo Erede
"Estoy excitadísimo con la política"
Querido Casimiro:
Estoy excitadísimo con la política. Hace unos días, hace nada, el altercado con Amendola [diputado asesinado por los fascistas] me había colmado de una delicada voluptuosidad. Ahora, viendo Palermo en primera línea de la política italiana y casi de la europea, me siento orgulloso. Quiero confiar en que sabréis vencer y que demostraréis que a Palermo, aunque carente de servicio de limpieza urbana para sus calles, no le falta un cuidadoso servicio de limpieza y recogida de basura política. El anunciado duelo entre el gobernador y Trabia, Cesarò y Arenella será un espectáculo de alto interés y de profunda comicidad, y si fuera millonario no dudaría un solo instante en volver a Palermo para verlo.
¡Y el Bellini! [Se trata del antiguo círculo de la aristocracia palermitana, fundado en 1769 como Gran Círculo de la Nobleza]. ¡El Bellini, en este momento en el que la sangre de su lama [presidente] está en peligro de correr por la causa eminentemente belliniana del Aventino!
J'ai vu mourir Louis XVI et Bonaparte y si no precisamente esto, en mi vida he visto más de una cosa digna de recuerdo. He visto a Raniero el Mago jugar al mahjong; he visto a los cisnes hendir las aguas de terciopelo del lago del Amor de Brujas; he visto Piccadilly a mediodía y Montmartre a medianoche; he visto el Moisés de Miguel Ángel y he escuchado a Masnata hablar de antigüedades; he desayunado más de una vez con Pirandello y he charlado con Raimundo Arenella; [...]; he paseado bajo los tilos seculares de Windsor y los insignes cipreses de Fiésole; he visto la guerra y la más cruenta de las postguerras; he visto a Mussolini en camisa negra y a la joven Alice en traje de gala; [...], he visto los Turner de la Tate Gallery, los Memling de Brujas y los Rafael del Louvre, conozco a Dante, amo a Shakespeare, he leído a Goethe y he sufrido los poemas de Lucio; [...] he pasado por todo: el virrey de las Indias ha insistido para que pasase, en una puerta, delante de él; y he sido humillado por Corradino; [...]; conocí todas las suertes y en todas me comporté como hizo falta. Lo repito: J'ai vu mourir Louis XVI et Bonaparte. Pues bien, daría todas estas experiencias, las borraría todas de mi memoria por tener el gusto de asistir en estos días, durante una hora, a una sesión del Bellini. [...]
"París delicioso, pero en estado latente de bolchevismo"
Querido Erede:
Ya estoy finalmente en París. De modo que, si quieres, eres libre para contestarme. París delicioso, pero en estado latente de bolchevismo. Parece la Italia de 1919. Esta mañana una manifestación comunista ha desfilado por el barrio de los bancos, mientras yo exigía un modesto cheque, con gritos de "¡Abajo!", amenazas y piedras. Nadie reaccionaba. ¡Ah, Mussolini! [...]
Tras cuidadosas observaciones llevadas a cabo en Londres, Bruselas, Amberes y por aquí, estoy en grado de anunciarte los inmensos progresos de la homosexualidad. A este ritmo, dentro de cien años un hombre que tenga comercio carnal con una mujer será una pieza de museo. [...]
Es muy interesante la exposición de las artes decorativas. Se diría que, por fin, el arte moderno ha encontrado su camino. Hay, en cuestión de arquitectura y de mobiliario, muchas cosas extrañamente bellas. Pero también esto, igual que las manifestaciones y la homosexualidad, es un síntoma de bolchevismo. Que Italia no es bolchevique se ve efectivamente en su horrendo pabellón de estilo clásico, con una interminable inscripción latina (para apreciar el horror de la cosa, piensa que la exposición está expresamente hecha con un programa casi futurista).
Afectuosísimos saludos,
"Somos pobres. Moriremos pobres"
El Monstruo envía un segundo capítulo. Resulta superfluo volver a describir los usos, las costumbres y la pantera del rajá, porque eso ya está hecho. Apenas si añadirá que [...] Su Alteza la ráni (que personalmente es señora de Lahore) estuvo de niña, es decir, hace muy poco, en Palermo y que me ha confesado que las montañas de la Conca d'Oro son extraordinariamente parecidas a las de Nepal [...].
En cambio, el país de los sueños del Monstruo es éste. Luxe, calme et volupté. Esta ciudad es la única capaz de suscitar las mismas emociones que la naturaleza; de hecho no es una ciudad, sino un bosque en el que junto a los tristísimos árboles también han crecido casas. Nada de artificial, nunca un plano regulador; cada cosa surgida espontáneamente, apenas si gobernada por su propio ritmo interior. La actividad silenciosa, el orden sin constricciones, la mayor de las aglomeraciones humanas y, a cada paso, la sensación de estar en el campo [...]; puedes ver mármoles de Fidias y cerámicas budistas, miniaturas persas e incunables italianos y alemanes; 672 personas arrolladas y muertas por los automóviles en seis meses; zapatos sin una mota de polvo a pesar de haber caminado del amanecer a la medianoche; cuatro millones de liras en un solo día de colecta para los hospitales; y el policeman, ese policeman que el día del Juicio Final será indudablemente el encargado de dar paso, con un gesto de su mano derecha, a los elegidos, con el Monstruo a la cabeza, y enviar a la izquierda a los réprobos capitaneados por el tarsero fantasma [alusión a su primo Lucio].
Poker. Hace unas pocas noches. Après diner en casa de los Londonderry, el Monstruo hundido en una butaca fuma contemplando un Corot. Llega el dueño de la casa, con la banda de la Orden de la Jarretera sobre la tripa: Do you play poker, my dear Duke? [¿Juega usted al póquer, mi querido duque?]. El Monstruo se cierra en serpentina prudencia: So sorry Mylord, I have never been able to learn [Lo lamento, milord, nunca he conseguido aprender…]. Más tarde se acerca a la mesa, se sienta, mira. Ve pasar marcas de madreperla, escucha pujas monstruosas, pregunta tímido de cuánto es la apertura. Only ten pounds, it's a family game [Sólo diez libras, es una partida familiar]. Unas 900 liras, más o menos. El Monstruo se retira, vuelve a contemplar el Corot, medita acerca de la creciente miseria. "Somos pobres, moriremos pobres". [...]
"Acusarme de holgazanería es una vileza"
Queridísimo Erede:
Te envío mis felicitaciones y mis mejores y más sinceros deseos por el dichoso acontecimiento que me cuentas en tu carta, que recibí ayer por la tarde. Felicitaciones y deseos tanto más preciosos en cuanto que provenientes del más convencido y férreo de los viejos solteros. Por lo demás, estoy convencidísimo, también, de que existen personas que no pueden ser felices más que en el matrimonio, y que estas personas constituyen, indudablemente, la parte más razonable y limpia de la humanidad. Por mi parte, yo soy de tendencias excesivamente vagabundas y de humor demasiado cambiante como para obligar a una infeliz criatura a seguir mis fantasías. Ésta al menos es la versión oficial de la razón de mi persistente celibato. [...]
Acusarme de holgazanería es una vileza. Estoy cansadísimo de tanto movimiento como he tenido en estos meses: he recorrido más de 1.500 kilómetros. Entre ferrocarril, automóvil y barco por diferentes lagos, he visitado diecisiete ciudades y he dado una conferencia, en inglés, acerca de las relaciones entre la poesía italiana del XVI y la de Shakespeare y sus satélites (con gran éxito, me atrevo a decir, no sé si debido al encanto de mi elocuencia o al hecho de que no comprendieron una sola palabra de lo que decía). Y todavía hay más: pasado mañana salgo otra vez para pasar cinco días en un castillo de Gales, ¡invitado a cazar! Ahora bien, tú sabes que por lo que se refiere a las armas de fuego yo sólo poseo (mejor dicho, poseía) cierta familiaridad con el 149 Howitzer, calibre simpatiquísimo, pero que no creo que sea utilizado normalmente por los cazadores. Esto te permitirá intuir todas la diferentes posibilidades de matanzas que se me ofrecen. El resto carece de importancia. El castillo tiene fama de ser uno de los más bellos que existen, y está repleto de fantasmas, como cualquier castillo que se precie. Es preciso saber que, a modo de honor, estos señores ingleses tienen la costumbre de alojar al nuevo huésped precisamente en la más embrujada de las habitaciones.
Pronto estaré en Italia, hacia el 15 de agosto, probablemente en el Alto Adigio. Aquí, como siempre, llueve. [...]
"Allí estaba el Duce, amarillo como un limón"
[Queridísimos primos]:
El viaje del Monstruo se ha realizado entre comodidades materiales (descubrimos un coche casi vacío), pero no entre felices pensamientos. En el compartimento de al lado había una mujer joven en cuyos cabellos y en cuya nariz pude apreciar ligeros signos de la divinidad rosalíndica, de la cual era, además, conciudadana. Esto bastó para que resultara grata al corazón del Monstruo, el cual pudo constatar inmediatamente que la semejanza rosalíndica se detenía en la superficie, puesto que la atractivísima joven era en realidad une cochonne, como dice la marquesa de Guermantes. [Personaje de En busca del tiempo perdido]
Ayer estuve en el Senado, en una tribuna, para asistir a la jura de Castellani [amigo de Lampedusa y médico de la alta sociedad romana]. Avanzó precedido por dos ujieres y seguido de los dos padrinos, ¡en un cortejo algo lúgubre! Parecía un condenado al que llevaban al patíbulo y, en cambio, ascendía a la suprema bienaventuranza, puesto que de ese nombramiento ha obtenido una alegría infantil e ilimitada. Como se le ha metido en la cabeza que el nombramiento me lo debe a mí, me colma de agradecimientos que yo acepto con cortés efusión. [...]
El Senado es muy de estilo Luis Felipe: el aula está enteramente cubierta de maderas taraceadas, es digna y muy limpia; y constituye el museo arqueológico de Roma más interesante y mejor mantenido. Entre todos los senadores apenas si se contarían más de mil pelos, pero en compensación una auténtica selva de muletas y una montaña de bragueros. [... ]
Allí estaba el Duce, amarillo como un limón. Lee, si lo encuentras (Corriere d'Italia, Osservatore Romano, del día 16), el violento discurso del Papa; especialmente interesante hacia el final. ¡Ya están otra vez de bronca! [El Concordato se había firmado el 11 de febrero de 1929, pero ya en mayo las relaciones entre Pío XI y Mussolini habían vuelto a tensarse.]
Escríbeme, por favor, y dame noticias vuestras y de las prácticas de Lucio. Con afecto,