Carlos Zanón. Foto: Xavier Cervera

En medio de la incertidumbre y las tensiones que vive Barcelona, el poeta y narrador Carlos Zanón (Barcelona, 1966) entrega un amplio retrato de la ciudad y sus estratos sociales en forma de novela. Se titula Taxi, la publica Salamandra, sale a la venta este jueves y tiene como protagonista a un taxista atípico, cercado por la crisis económica y una crisis existencial. Obligado a tomar el volante, ve pasar las calles por el retrovisor y las caras por el espejo interior de su vehículo, y se mete en líos mientras espera que pase algo, "que aparezca una chispa" que le ayude a tomar las riendas de su vida.



El autor, que conoce bien el gremio porque su abuelo y su padre fueron taxistas, tiene también entre manos la próxima novela del detective Pepe Carvalho -fue designado por los herederos de Vázquez Montalban para resucitar al personaje- y prepara la próxima edición del festival BCNegra, cuyas riendas tomó en junio y que se celebrará a comienzos del año que viene.



Pregunta.- Protagoniza la novela un taxista que lee a Bohumil Hrabal en los semáforos. ¿Es una rara avis o son más de los que creemos los taxistas que se salen del cliché?

Respuesta.- Por una parte el tópico pesa demasiado pero también es verdad que no todos leen a Hrabal o a Lina Meruane. Quería un personaje impelido a hacer el taxi por culpa de la crisis pero que no renunciase a perder la referencia de lo que lo hizo distinto: la lectura, la música. Se resiste a acabar siendo parte del motor de su coche, es como un alienígena dentro del taxi. Por otro lado, al tener una vida oculta, tenía que hacerlo atractivo, no podía ser una persona anodina. Tenía que tener carisma y capacidad de seducción.



P.- La figura del taxista le permite hacer un retrato muy amplio de la ciudad y de la sociedad, incluir personajes de todo pelaje. ¿Por eso eligió esta profesión para el protagonista?

R.- Claro, cualquier persona puede entrar en un taxi. De cualquier clase social, de cualquier nacionalidad. Me permite viajar por toda la ciudad, salir del barrio de los personajes de mis anteriores novelas. Además, en el aspecto metafísico, un taxista cada día sale a trabajar y no sabe adónde va, depende del azar, va a la deriva. Me parecía bien porque el personaje se siente así. Y por otra parte, el taxi es un confesionario en el que los clientes son supersinceros -o al revés, proyectan una imagen inventada de sí mismos- porque saben que no van a volver a ver a ese taxista nunca más.



P.- ¿Cómo define a Sandino, el protagonista?

R.- Es una madeja, un personaje vulnerable que necesita que algo le ate para no acabar perdido en el espacio. Es honesto a su manera, no es un depredador sexual sino que busca enamorarse y que eso le permita definirse y ver claro. Se mete en líos por intuición, esperando que pase algo, que aparezca una chispa. Es muy complejo y creo que nos puede definir a todos porque a veces no sabemos si estamos en un sitio porque nos gusta o por inercia.



P.- La faja anuncia "la última gran novela sobre Barcelona". ¿Era su intención escribirla?

R.- No, no es eso lo que me interesaba. Igual algún autor quiere escribir la gran novela sobre Barcelona, pero no es mi caso. Sí que soy una persona de ciudad, es mi ecosistema, mi código, y el personaje se mueve ahí. Me gusta la gran ciudad y al mismo tiempo me asusta por la soledad terrible, te puedes morir en un piso y que no te encuentren hasta que tu cadáver empiece a oler. También me gusta el anonimato que no tienes en un pueblo, la libertad para tener tu propia vida. Lo que sí quería era, como decía antes, aglutinar la parte alta, la parte baja y los barrios del centro.



P.- ¿Cómo ha trabajado esta novela, cómo suele ser su rutina de escritura?

R.-Soy un caos, escribo en círculos. Tengo una intuición de adónde quiero llevar las subtramas, pero lo escribo casi todo a la vez en mi cabeza. Quería que fuera desmesurada, que no fuera como una pintura que se queda en el marco, sino que pudiese salirme del lienzo y pintar la pared.



P.- ¿Teme que esta sea la última novela sobre Barcelona antes de que la ciudad cambie por completo con todo lo que está pasando?

R.- Parece que se ha puesto en marcha una cuenta atrás, como en la crisis de los misiles. Supongo que si pasa cualquier cosa desastrosa cambiará la ciudad, la percepción de la gente, las relaciones... Pero aunque cambie, la ciudad se levantará porque siempre lo ha hecho. Muchos tenemos la sensación de estar viviendo los últimos días de algo y de no saber dónde nos hemos metido. Espero equivocarme y escribir un montón de novelas más sobre la Barcelona de siempre.



P.- Todos los capítulos se titulan como canciones de The Clash y hasta el nombre del protagonista remite a su disco Sandinista!. ¿Por qué esta conexión con la banda británica?

R.- La música es muy importante para mí, como una máquina de descifrar la realidad. En este caso me ha servido para tener unos raíles donde fijar una novela compleja. Elegí ese disco porque lo estaba escuchando mucho cuando empecé a escribir la novela. Además es un disco triple irregular y desmesurado, como la novela. Y también define al personaje y a la ciudad, leales a causas perdidas.



P.- ¿Cree que es su novela más pesimista?

R.- Tengo una mirada determinista y pesimista a la hora de escribir, pero no es mi novela más pesimista, que yo creo que es Yo fui Johnny Thunders o No llames a casa. Esta es más bien una novela confusa sobre alguien que necesita ver algo claro para decidir.



P.- ¿Cómo lleva la novela de Carvalho y hacia dónde quiere llevar el personaje?

R.- La estoy escribiendo desde hace meses y calculo que saldrá a finales del año que viene. He querido actualizar el personaje para que le interese a gente de 30 o 40 años que no lo conoció en su momento, y que funcionase en la época actual sin dejar de ser reconocible. Las novelas de Carvalho eran como una foto fija de la ciudad y de la sociedad y esta también lo será. Cuando empecé a escribirla teníamos a una alcaldesa recién nombrada que había pasado de la plataforma antidesahucios al ayuntamiento, la llegada de Trump a la Casa Blanca y también el conflicto territorial. Pero tal como están las cosas ahora, si la acabase hoy, de aquí a un año se quedaría vieja.



P.- ¿Eso quiere decir que la está replanteando para que aparezca el 1-O y el grave clima de tensión reinante en Cataluña?

R.- No lo sé aún, porque también hace falta tener perspectiva suficiente para escribir de algo tan importante como lo que está pasando.



P.- Como nuevo comisario del festival BCNegra, ¿cómo va a plantear la próxima edición?

R.- Quiero que mantenga sobre todo la raíz popular que tenía, conseguir que venga mucha gente, y tendrá un punto de autor. Quiero que sea muy literario y traer a grandes escritores de todo el mundo, y que sea muy familiar, en el sentido de generar una relación más estrecha entre autores, lectores, editores y libreros.



@FDQuijano