Stanley G. Payne. Foto: F.D.Q.
"Los españoles eran criticados por la tiranía ejercida sobre otras sociedades, por su opresión tanto de indios como de europeos, por su violencia y crueldad, por su sadismo [...], por ser gente atroz por naturaleza, por su fanatismo religioso, siempre dispuestos a imponer su fe por medio de la violencia, infligiendo torturas bárbaras a quienes no profesaran su religión y sirviéndose de la Inquisición para imponer la tiranía, el sufrimiento y la ignorancia". Todas estas acusaciones formaban parte de la leyenda negra española en su época de máximo apogeo, tal como la define el veterano hispanista Stanley G. Payne (Denton, Texas, 1934) en su libro En defensa de España. Desmontando mitos y leyendas negras (Espasa), un libro con el que ganó el último Premio Espasa de Ensayo y que el jurado calificó de "provocador" y con "un punto de vista heterodoxo y muy personal que reabre el debate histórico". El subtítulo deja bien claro el objetivo de este libro, que acaba de llegar a las librerías y apunta en la misma dirección que el que publicó recientemente la profesora Elvira Roca Barea, Imperiofobia y Leyenda Negra. "Escribir este tipo de ensayos, que no son obras de investigación, sino de interpretación y análisis, es lo más apropiado para un historiador de mi edad con influencia. Además, entre la última generación, no solo en el caso de España sino en todo el mundo occidental, ha surgido mucha confusión acerca de la historia y han circulado muchos mitos. En el caso de España es algo que lleva ocurriendo medio milenio, pero ha sido más acuciante durante el siglo XXI", señala el siempre controvertido historiador estadounidense.P.- ¿Cuál es la mentira más extendida de la historia de España?
R.- La principal, aunque no se repite tanto como antes, es que es un país oriental que no es del todo europeo sino medio moruno. No estamos hablando exactamente de la leyenda negra, es otra idea que ha circulado en paralelo, y probablemente no se trate siquiera de una mentira, sino de una confusión.
P.- La leyenda negra, alimentada por las crónicas de Bartolomé de las Casas, fue impulsada principalmente por ingleses y holandeses, pero no por los franceses, que en aquel momento, dice, admiraban a los españoles aunque fueran adversarios.
R.- Sí, hasta cierto punto. Los franceses conocían mejor a España y además también eran católicos, eso es un punto importante.
P.- Dice que la leyenda negra es fruto de la animadversión que provoca el poder dominante de cada época.
R.- Claro, España era el enemigo habitual de Inglaterra y además tenía una versión diferente del cristianismo, eso también es importante.
P.- ¿El clásico complejo de inferioridad español procede de la leyenda negra?
R.- No, el español en el siglo XVI no tenía el menor complejo de inferioridad ni mucho menos. Este empezó a formarse un poco hacia el fin del siglo XVII, y luego ha ido a más en los siguientes tres siglos hasta el siglo XIX, después de 200 años y con la pérdida de gran parte del imperio. Pero es curioso que cuando más se interiorizó el complejo de inferioridad español fue a comienzos del siglo XX, cuando, paradójicamente, el ritmo de modernización del país se estaba acelerando.
P.- Dice que de odiados y temidos pasamos a ser compadecidos y despreciados. ¿Cuando ocurrió eso exactamente?
R.- En la segunda mitad del siglo XVII. Después de 1660, España ya no era la potencia temida, aunque sí una potencia a tomar en consideración y como aliado militar, pero ya no era la gran amenaza que parecía. Y esto se agravó en el XVIII con la Ilustración.
P.- También habla del papel de los intelectuales alemanes en la configuración de la imagen de la España romántica. ¿Nos miraban con mejores ojos que otros países?
R.- Sí, porque los alemanes son muy serios. Los intelectuales alemanes, en concreto los literatos, del siglo XVIII y XIX tomaban más en serio la alta cultura española, mientras que los franceses se quedaban más bien en la superficie, en los toros, lo gitano, lo flamenco y todo eso.
P.- ¿Cuáles son los principales mitos de la historia de España en el siglo XX?
R.- Una combinación de todas esas interpretaciones anteriores, se sigue viendo a los españoles como ineptos pero menos que antes y se mantiene cierto culto a la España romántica, a través de escritores extranjeros como Hemingway, una imagen que luego fue adaptada en parte por Franco para promover el turismo. Y la guerra civil también generó una imagen de España como país muy represivo, cruel e incluso sádico.
P.- ¿Cree que la historia de España está muy polarizada por causas políticas?
R.- Esa polarización no existe entre los hispanistas actuales, salvo entre los británicos de izquierda, que son historiadores a la vieja usanza a los que les gustan los estereotipos.
P.- ¿Se refiere a Paul Preston?
R.- Sí, exactamente.
P.- ¿La Transición se ha mitificado?
R.- La Transición fue un logro único, se consiguió instaurar la democracia sin violencia por parte de las fuerzas políticas del país (dejando al margen a los terroristas). Es algo que ha sucedido en pocos países. Es algo de lo que los españoles han sentido bastante orgullo y con razón. Aunque también se cometieron errores, como con el título octavo [sobre la organización territorial del Estado]. Ha dejado una herencia difícil y destructiva, agravada por la debilidad de los gobiernos españoles posteriores que han ido haciendo más y más concesiones [a las autonomías].
P.- ¿Cuáles serían los mejores argumentos históricos para defender la independencia de Cataluña y la unidad de España, respectivamente?
R.- Los independentistas se basan en el idioma, que es el mismo que el del sur de Francia, donde se ha extinguido porque en Francia sí que hay una genuina opresión centralista, lo que desmonta las tesis de los catalanistas. También sustentan el independentismo en sus instituciones, pero estas nunca fueron independientes. Y lo que llaman el fet diferencial: somos diferentes al resto de españoles. En el lado contrario, hay varios argumentos: Cataluña nunca ha sido una nación, y una parte considerable de los catalanes no se considera parte de una nación separada; o que España es un Estado democrático de derecho que tiene una constitución que no permite que una parte se desgaje por propia voluntad.
P.- ¿El complejo de inferioridad de los españoles sigue vivo?
R.- Hasta cierto punto sigue interiorizado porque sirve a los intereses políticos de las izquierdas, que no solo se presentan como la alternativa a un partido político, sino a la España histórica. Quieren luchar contra la historia porque en la nueva cultura del victimismo, presentarse como víctimas es algo cultural y políticamente rentable.
P.- ¿Qué haría falta para que la bandera española deje de provocar urticaria a una parte de los españoles?
R.- Un conocimiento más profundo de la historia de España y una mayor solidaridad entre los españoles, que deberían tomar más en serio su historia. Además viven inmersos en una cultura que insiste en que todo lo histórico es malo, que la historia de España es mala. Hasta que la sociedad no se desintoxique de esto será imposible que tenga una actitud más positiva hacia su propia bandera.
@FDQuijano