Dos años le ha llevado a Pilar Cernuda escribir su primera novela, Volveré a buscarte (La Esfera de los Libros). Autora de varias publicaciones políticas, como El síndrome de la Moncloa o 30 días de noviembre, entre otros muchos títulos, y conocida por sus colaboraciones televisivas y radiofónicas, la periodista recrea en esta obra una saga gallega sobre aquellos hombres que emigraron a Argentina a principios y mediados del siglo XX y, fundamentalmente, sobre las mujeres que dejaron atrás.
Aunque ficticia, cuenta Cernuda que la niña con la que inicia el libro, es una niña que conoce. "Su madre me contaba que cada vez que abría la puerta a un desconocido le preguntaba si era su padre - explica la autora en una entrevista concedida a El Cultural-. Para que te des cuenta de cómo el recuerdo siempre está ahí. Ese es el espíritu con el que aquellas mujeres vivían".
Pregunta.- Aunque tiene experiencia en la escritura, como periodista y autora de libros políticos, Volveré a buscarte es su primera novela de ficción, ¿cómo se aventuró a escribirla?
Respuesta.- Hacía años que quería hacerlo, lo que pasaba es que no encontraba tiempo. Y además quería que fuera una novela sobre Galicia. Soy gallega, por edad he visto muy bien lo que era el mundo de la emigración y las historias que había detrás. Sobre todo quería contar algo que normalmente no está en el día a día de aquella época. Siempre se cuenta la historia de los que se han ido y muy poco de lo que dejan detrás, que normalmente son mujeres. Yo me he criado en una Galicia rural donde pasaba muchas temporadas en casa de mis abuelos y escuchaba las historias de las mujeres que se quedaron atrás y que ignoraban si algún día volverían sus maridos, sus hijos o sus padres.
P.- ¿Se basa en alguna historia que conozca?
R.- Es ficción absolutamente. Lo único que tuve que hacer fue documentarme sobre Argentina porque yo había viajado hasta allí pero no es lo mismo la Argentina de principios o mediados del siglo XX, que es lo que se desarrolla en la novela, que la de ahora. En Galicia no tuve que buscar documentación. Simplemente tuve que buscar historias que yo he vivido o que me han contado las personas que lo han vivido. Pero es ficción. La verdad es que he disfrutado mucho escribiéndolo. Lo que quería es que se supiera hasta qué punto la historia de Galicia está plagada de mujeres que han sacado el país adelante y sus familias sin ayuda de los hombres.
P.- Sin embargo, cuenta en su novela que la historia de su bisabuelo sí es real, ¿no?
R.- Esa historia está contada tal cual, con nombre y apellidos. Eso no es ficción. Es una historia de papá Antonio, que era mi bisabuelo, al que yo no conocí. Lo que pasa es que los personajes se entrecruzan y las cosas que les ocurren son cosas que les han pasado, muchas de ellas, a personas que yo he conocido. Luego yo lo adjudico a personajes completamente ficticios o cambio las situaciones. Es una novela ambientada en la Galicia rural sin hombres.
P.- Dice en la portada de su libro que esta saga gallega es un homenaje a los hombres que cruzaron el mar, ¿podría decirse que además es un homenaje a las mujeres que se quedaron?
R.- Absolutamente. Además estamos hablando de principios del siglo XX, una época en la que hay un analfabetismo total, por lo tanto difícilmente podían escribir cartas. Lo que había era una falta absoluta de comunicación. Es decir, que se embarcaban y las mujeres no sabían muy bien dónde estaban sus maridos o hacia qué país iban. Había hombres que se embarcaban y contaban con gente realmente ejemplar que les ayudaban mucho a conseguir los medios para esos viajes. Pero otros viajaban absolutamente desarmados y desembarcaban unas millas más al norte o en otro lado creyendo que estaban en América. Había un desconocimiento absoluto hacia el otro lado y sobre dónde estaba ese otro lado que les esperaba.
P.- Por ejemplo, en el caso de uno de sus personajes femeninos, escribe que aquella mujer vivía a la espera, la espera del hijo, del marido y del padre, ¿se puede decir que en Volveré a buscarte reflexiona además sobre este hecho de esperar?
R.- Todas las mujeres que salen en la novela, todas, han pasado su vida esperando a alguien. Aunque en muchos casos no era una espera porque eran conscientes de que existía la posibilidad de que ellos nunca volvieran. Es más bien una reflexión sobre cómo las mujeres utilizaban su propia soledad para sacar adelante su vida y la de quienes estaban con ellos a su cargo, asumiendo que a lo mejor sus hijos, sus padres o sus maridos no volverían nunca. No esperaban, sino que sobre todo se obligaban a salir adelante por ellas mismas y por su familia.
P.- En este contexto, ¿qué papel juega la tierra, su Galicia natal, o Argentina en esta historia? ¿Es también un homenaje a estos lugares?
R.- Es un homenaje a Galicia, desde luego. Y también a una Argentina que en gran parte se construyó gracias a una inmigración totalmente europea. En mi novela cuento cómo se fue construyendo un país moderno, con infraestructuras y con grandes edificios, muy influido por los modos y la cultura europea. Y cómo fue construida precisamente por la gente de los países pobres de esa Europa que emigraba a Argentina buscando una forma de vida. Entre ellos los gallegos. Y la verdad es que tuvieron un papel importantísimo en ese país.
P.- ¿Y cómo se documentó para escribir y recrear aquella época?
R.- Me ayudó mucha gente. Desde el Centro Gallego hasta tres o cuatro amigos desde Argentina que me facilitaron documentación. Luego evidentemente san Google, que es espléndido. También el Museo Naval, donde se volcaron conmigo, me dieron todo tipo de información sobre las diferentes épocas y sobre cómo se viajaba. Además hablé con conserveros para ver qué tipo de alimentación iba en esos barcos, o qué tipo de latas. En ese sentido he sido una privilegiada. Como periodista estoy acostumbrada a buscar todo tipo de documentación pero es que además me ha ayudado mucha gente.
P.- ¿Y qué fue lo que más le sorprendió?
R.- Mucho del mundo de la inmigración en Argentina, que yo desconocía. Me llamó la atención un Buenos Aires de principios del siglo XX muy volcado en que los inmigrantes que llegaban para construir el país pudieran tener una vida decente. Eso me sorprendió para bien. Sobre todo porque veo cómo en España ahora somos tan reticentes a recibir inmigrantes. Buenos Aires, en cambio, era una tierra de oportunidades. Había un hotel para la gente que llegaba, por ejemplo. Algo que a mí me parecía inimaginable. Un hotel perfectamente preparado, multitudinario, inmenso, para acoger a la gente que llegaba al puerto y que no sabía hacia dónde dirigirse. Un lugar muy bien pensado y acondicionado para inmigrantes que yo no sabía que existía. Pero también la importancia del Centro Gallego. Cómo se convirtió en un referente para millones de personas, en cuanto a hospitales, cultura, asesoramiento, todo. Es impresionante. Me resulta inimaginable que hubiera en España algo así para acoger a la gente de otro país que viene por necesidades económicas o políticas.
P.- ¿Cree que el mundo ahora es más hospitalario con los inmigrantes?
R.- No está igual. En absoluto. Mucha de la gente que viene lo hace no solamente huyendo de la miseria sino también de una guerra terrible, tanto en el norte de África como de Oriente. Tendríamos que pensar hasta qué punto centenares de miles de españoles, yo creo que millones, en el siglo XX fueron acogidos en otras tierras con los brazos abiertos y en cómo nosotros, en ese sentido, no estamos teniendo la misma respuesta.
P.- ¿En qué autores o novelas se ha inspirado para escribir su libro? ¿Tiene algún referente literario?
R.- Soy una lectora empedernida. Leo muchísimo y constantemente. Me imagino que me ha podido influir mucha gente. Siempre digo que mi gran director y jefe de periodismo, del que he aprendido más que nadie, ha sido Manuel Leguineche y él siempre me decía que el periodismo es escribir historias. Yo quería escribir historias y en este libro se dan historias mezcladas con otras historias. Son historias inventadas, insisto, pero que podían haber ocurrido. Es una novela en la que hay amor, desencuentros, superación, abandonos, hay muchas cosas, pero no deja de ser novelón, con todo el respeto a la palabra novelón. Es una novela convencional con todos los ingredientes de las novelas. Yo quería hacer una novela de historias y de sentimientos e intentar que atrapara desde el primer momento para ver cómo se desarrollaba.
P.- ¿Escribía para alguien, con la imagen de algún lector en la mente?
R.- Cuando terminé me di cuenta de que había escrito para mí misma. Es decir, que escribí las situaciones como me gustaban que fueran. Otra cosa curiosa es que toda la vida había escuchado aquello de que los personajes te llevan, en vez de llevarlos tú a ellos, y me parecía una cursilada. Es verdad. Hay personajes que de repente te dominan. Te pongo un ejemplo, yo necesitaba a alguien que le escribiera una carta a una persona que no sabe escribir y al final esa persona se conviertió en uno de los personajes principales de esa novela. Así que sí, te van llevando.
P.- Y ahora que se ha aventurado a escribir novela, ¿le gustaría volver a repetir experiencia?
R.- No lo sé, me imagino que sí. Como es mi primera novela no me planteo la segunda. Me gustaría, pero eso depende de que me encuentre en condiciones anímicas e incluso imaginativas para escribirla. De momento he publicado esta con muchísima ilusión, era un reto.