Domenico Starnone

El consagrado escritor italiano, ganador del Premio Strega, llega por primera vez a España con Ataduras (Lumen), la áspera crónica de un fracaso sentimental y familiar narrada desde la voz de todos los implicados.

Probablemente pocos lectores españoles hayan oído hablar del escritor italiano Domenico Starnone (Nápoles, 1943), sin embargo, en su país el también profesor, guionista, dramaturgo y articulista de Il Manifesto, La Repubblica o Il Corriere della Sera, goza de una consolidada fama avalada por premios como el Castiglioncello, el Comisso, el The Bridge y el Strega, máximo galardón literario en Italia. Irónico, sutil y original, es defensor de la experiencia personal como motor literario,sin caer por ello en la corriente autobiográfica que todo lo anega hoy en día, y de la reflexión social sin tintes moralizantes como fin. Pero Starnone también es conocido por algo más, su incesante vinculación desde hace más de una década con una de las mayores polémicas literarias que se recuerdan: la identidad de la esquiva Elena Ferrante.



Desde Italia se especula sobre si Starnone y su mujer, la traductora Anita Raja, son, por separado o a cuatro manos, la exitosa y misteriosa autora. "Yo no soy Elena Ferrante", exclama vehemente, entre divertido y resignado, ante una pregunta solo insinuada. "Sé que, aunque no me pregunte sobre ello, saldrá el tema en la entrevista". El matrimonio no sea pronunciado más allá, ni siquiera cuando en Il Corriere della Serapublicó un cuadro comparando la prosa de Starnone y Ferrante, o cuando en 2016 una investigación periodística trató de seguir las facturas de la editorial de Ferrante, afirmando que tras ella se escondía Anita Raja.



Algo que añadió más leña fue la novela que llega ahora a las librerías españolas, Ataduras (Lumen), un texto en apariencia sencillo y casi teatral, sobre un matrimonio y su crisis, que a través de sutiles detalles muestra las inmensas grietas de una familia rota, espejo de todas las miserias del ser humano. Pronto la crítica comenzó a hacerse eco de la multitud de similitudes con la novela Los días del abandono (Salamandra, 2004) de Ferrante. En ella, la protagonista, madre de dos niños, debe sobreponerse al abandono de su marido. Starnone parece dar una vuelta de tuerca al asunto, pues en su novela, el padre fugado regresa tiempo después para tratar de continuar la vida en familia. Y vera que es imposible.



Sobre esta similitud en temas como la infidelidad y el abandono, el escritor asegura que "la literatura está llena de temas recurrentes, que componen juntos el mapa de la existencia del género humano, como la tracción o la infidelidad. Tiendo a no excluir temas literariamente recurrentes, porque son recurrentes, precisamente, porque el género humano todavía no los ha resuelto ni ha encontrado respuestas a los problemas que plantean". Aunque también apunta que más que el abandono, "el núcleo de Ataduras es la mentira de una falsa reconciliación, una convivencia venenosa marcada por la incapacidad de perdonar y olvidar".



Pregunta.- ¿Esta reconciliación precaria, con condiciones, no es mucho más devastadora de lo que hubiera sido el abandono?

Respuesta.- Totalmente. Ese regreso tardío es una pequeña tragedia, porque el tiempo de la infidelidad, de la fractura, dura cuatro años, pero el tiempo de una reconciliación que no se cumple, dura toda la vida. Aldo y Vanda se atormentan toda la vida fingiendo que se han reconciliado y eso causará un enorme sufrimiento, especialmente a sus hijos. Uno de ellos dirá, "la culpa y el verdadero error de nuestro padre no es tanto haber abandonado a nuestra madre y a nosotros, sino haber vuelto. Eso es lo que ha arruinado nuestra vida".



P.- Tras esa vuelta, los lazos que atan a la familia son el odio, la resignación, la decepción… ¿son ataduras tan potentes como el amor?

R.- Siempre contemplamos la familia como un nido de amor, el lugar donde acostumbramos a buscar seguridad y afectos fuertes, sólidos. Pero esto es sencillamente una fábula que nos vamos contando generación tras generación. Porque la familia es también el lugar donde descubrimos que el mundo de fuera no es agradable ni fácil, donde ocurren choques entre hermanos, traiciones, en muchos casos se ve el final del amor. En ella vemos de una manera evidente lo contradictorio de los humanos, de nosotros mismos.



Contradicciones que nos llevan a sacrificar cualquier cosa con tal de no sentirnos atrapados. Aldo y Vanda se casaron a los veintipocos, y tras diez años y dos hijos, Aldo, profesor universitario espoleado la ola de cambio moral de los años 70 se siente enjaulado y decide huir con su joven amante. Según el escritor es algo muy necio, pero muy común. "Sacrificamos todo por la libertad para después descubrir que a una jaula le sigue otra diferente", explica. "Esa búsqueda de la libertad se vuelve irreal, quimérica, y decidimos que es mejor vivir atados y con una serie de compromisos, pero en paz. Aunque el precio de Aldo es excesivo".



P.- Él justifica su marcha y su aventura con el cambio moral de la época,esa ideología antiburguesa y de igualdad y liberación sexual, ¿qué queda hoy de aquel pensamiento hijo del 68?

R.- En Italia, como en otras partes, hay elementos de las reivindicaciones de entonces que se han convertido en costumbres. Por ejemplo, cuando Aldo y Vanda se casaron no existe la idea del divorcio, ellos pensaban que estarían juntos toda la vida. Hoy quien se casa sabe que tiene la posibilidad de poderse separar. Esto en un país católico como Italia es un cambio que ha marcado una época. Hoy las mujeres, a pesar de ser madres, trabajan también. Por lo tanto, el proceso de modernización que se estaba desarrollando entonces ha dejado muchas cosas, pero hay otras, como la idea de una sociedad más justa a nivel de sexos y de un cambio profundo y radical de la familia, de subvertir el orden tradicional, no ha ocurrido para nada. Sigue existiendo la desigualdad y seguimos en una sociedad injusta.



P.- El cambio de mentalidad fue más brusco para las mujeres, ¿cómo lo vivió ella?

R.- Vanda participa mucho menos que Aldo de este cambio social, simplemente porque no trabaja y no tiene acceso apenas a un mundo externo donde empaparse de él. Muchos de los aspectos de su tragedia y su depresión nacen de esa ausencia de trabajo fuera del hogar. Sin embargo, tras el abandono, consiguió un cierto equilibrio y un trabajo. Eso sí, tuvo que sufrir un proceso que hoy se vende como un salto estupendo de emancipación, pero que en su día fue un drama, porque las mujeres tuvieron que destruir en su interior una manera secular de ser mujer y reformular su visión de sí mismas a nivel privado y social.



P.- Vanda fue en un principio incapaz de asimilar la ruptura de todos esos valores tradicionales, pero después sale adelante.Entonces, ¿por qué permite a Aldo volver?

R.- Primero, porque no piensa que Aldo haya vuelto de verdad. Sabe que no la ama y espera el momento en el que él cometa otro error y pueda echarle en cara todo lo que ha hecho. Además, por un sentimiento casi de revancha. El hecho de que Aldo vuelva quiere decir que Vanda ha ganado sobre la otra, y acepta a Aldo para aumentar su autoestima sabiendo que él renuncia a la otra por ella. Todo esto es evidente en su relación, que no es verdadera. Lo único verdadero que hay entre ellos es el tormento que se infligen mutuamente.



Remordimiento, venganza, rencor, desesperación, cobardía, egoísmo, odio... son emociones que Starnone maneja con maestría al diseccionar el fracaso del matrimonio, que trasciende su relación hasta llegar a sus hijos. Ambos son cómplices al perpetuar una mentira que no parece beneficiar a nadie. Sin embargo, el relato se vuelve complejo, pues hay muchas razones que ni siquiera los protagonistas conocen. "Es lo que ocurre en la vida", dice Starnone. "En las novelas suele estar todo explicado, pero en la realidad no. Cometemos locuras que no tienen una explicación".



P.- Entre sí, el matrimonio alcanza el consenso, el compromiso... Entonces quizá, como aludía antes, ¿los más dañados son los hijos?

R.- Los hijos siempre son los que pagan los choques de la pareja que los ha traído al mundo. Especialmente cuando han tenido una infancia feliz. Aldo y Vanda al inicio se aman y no podemos pensar que vayan a acabar tan mal. Esto comienzo feliz es el momento en el que funciona el cuento de hadas, es bonito. Pero después la fábula salta en mil pedazos y comprenden que sus padres no son felices. Todo esto no sería particularmente grave si los dos se separasen y punto. Sería un pequeño paréntesis de infierno pero luego la vida seguiría. El error trágico de esta historia es el retorno, y los hijos pagan un precio altísimo precisamente porque los padres han pensado en volver para su bien dejando de lado sus sentimientos. Esto demuestra que hacer algo en contra de nuestros deseos, sacrificarnos por los demás, siempre genera dolor y termina en tragedia.



P.- En un momento Vanda reflexiona en voz alta y dice que nunca ha sido feliz. ¿Podría alguien en la sociedad actual aceptar vivir toda una vida infeliz?

R.- Vanda descubre con los años una cosa terrible: que, en contra del tópico, las parejas no se eligen, sino que el amor es casual.Dice que ella estaba predispuesta y entonces apareció Aldo. Si hubiera pasado otro hubiera sido otro. Con esto desmonta la idea de que el amor es una elección personal y unívoca y acaba haciendo un discurso muy moderno. Hoy la mayoría de la gente tiene esa percepción de que el amor puede durar ocho meses, diez años, tres días o dos semanas. El amor es un elemento precario de la existencia. Pero claramente la percepción de la relación con el otro es muy subjetiva. Si sentimos que no podemos vivir sin una persona, la tragedia desarrollada entre ellos se puede repetir hoy en día. En el momento en el que amas y no eres amado eso crea una gran debilidad que lleva a perseguir al objeto del amor hasta extremos tan dolorosos como en la pareja. Esto puede ocurrir en cualquier época, depende de una percepción atemporal del amor.



P.- Tras leerle parece que no, pero, ¿son posibles las reconciliaciones?

R.- En cierto tipo de literatura o de relatos,las parejas siempre reconducen su camino, se arreglan y viven felices. En la vida es menos común, pero esto no quiere decir que las reconciliaciones no sean posibles. Pero para que ocurran, no solo en una relación de pareja, sino en cualquier ámbito de la vida, en la sociedad o en la política, es imprescindible recurrir al olvido de ciertas cosas. Yo quería demostrar el error de la vuelta de Aldo. Y es un error porque no hay olvido. Él no olvida a su amante y Vanda no olvida lo que hizo. No hay olvido y entonces no hay perdón y la reconciliación es falsa. Pero con voluntad y olvido, se puede tener una segunda oportunidad.