Emilia Pardo Bazán escribiendo una historia de ciencia-ficción a finales del s. XIX
El género fantástico y la ciencia-ficción han sido desdeñados a menudo por críticos y académicos, más aún en el caso de las obras escritas por mujeres. Esta ha sido la premisa de las antólogas Teresa López-Pellisa y Lola Robles para confeccionar Poshumanas y Distópicas, una recopilación en dos volúmenes de relatos del género escritos por autoras en un periodo que recorre el género desde el siglo XIX hasta hoy, desde Emilia Pardo Bazán hasta Rosa Montero, pasando por figuras como María Laffitte, condesa de Campo Alange, una de las pioneras del feminismo en España y con una faceta narrativa poco conocida, o una de las escritoras más populares del género en la actualidad, Elia Barceló.La edición de la antología ha sido realizada por alumnos del máster de edición de la Universidad Autónoma de Madrid con la supervisión de López-Pellisa y Robles, y ha sido publicada por Libros de la Ballena, el sello asociado al máster, que es uno de los más reputados de cuantos se imparten en nuestro país.
Según explica López-Pellisa a El Cultural, la primera antología de ciencia-ficción escrita por mujeres surgió en el mundo anglosajón en los años 70, mientras que, a pesar de un auge de escritoras en el género dentro del ámbito hispánico a partir de los años 90, la primera antología femenina en nuestro país no llegó hasta 2014. Se tituló Alucinadas y fue fruto de un concurso de relatos de narradoras contemporáneas, mientras que la que ahora nos ocupa tiene una marcada vocación histórica. En años recientes se han publicado varias antologías de ciencia-ficción pero en dos de ellas solo aparecía Elia Barceló entre una aplastante mayoría de escritores varones.
"En primer lugar queremos revisitar el canon de la literatura española, que es absolutamente realista, a pesar de que existe una larga tradición en los género fantástico y de ciencia ficción desde el siglo XIX. Y en segundo lugar, queremos colocar en el sitio que se merecen a las mujeres, ya que dentro de este género, que cada vez tiene más relevancia en España, las obras escritas por mujeres han sido invisibilizadas", afirma López-Pellisa, profesora de Literatura en la Universidad de las Islas Baleares y autora de varios libros académicos sobre el tema.
Pardo Bazán, precursora española de la ciencia-ficción
Puede resultar sorprendente la inclusión de Pardo Bazán en una antología de ciencia-ficción, pero lo cierto es que su primera novela, Pascual López: autobiografía de un estudiante de Medicina (1879), se puede considerar dentro del género, que en esencia consiste en "dar explicaciones racionales a fenómenos extraordinarios", señala López-Pellisa. "Aunque Pardo Bazán es conocida sobre todo como la introductora del naturalismo en España, escribió cuentos fantásticos en los que se funden lo maravilloso religioso y la ciencia-ficción".El relato de Pardo Bazán incluido en el volumen Poshumanas de esta antología se titula La cabeza a componer y fue publicado en El Imparcial el 20 de marzo de 1894. Está protagonizado por un hombre que sufre continuas jaquecas, mareos y alucinaciones que trata desesperadamente librarse del problema, para lo cual se pone en manos de distintos cirujanos que le van extirpando distintas partes del cerebro y con ellas, sus principales funciones: la imaginación, la razón y la memoria.
Al igual que muchos expertos, López-Pellisa señala a Mary Shelley como la autora que inauguró el género de la ciencia-ficción en 1818 con su novela Frankenstein o el moderno Prometeo, pero paradójicamente "eso se olvidó, y en la ciencia-ficción han predominado después los autores y lectores hombres", lo que achaca a "un sistema de dominación patriarcal que hace que en los programas educativos reglados de universidad e instituto no aparezcan tantas autoras como autores".
¿Conciencia social femenina?
Avanzando por el siglo XX de la mano de Poshumanas y Distópicas encontramos relatos como Electroamor, en el que María Laffitte traslada al campo de la ciencia-ficción la angustia de una joven por no encajar en las exigencias impuestas por la sociedad de la época (1959) y quedarse soltera. El hijo de la ciencia, de Alicia Araujo, ya abordaba en 1967 la cuestión de la ingeniería genética y sus peligros. De 1982 es el cuento La droga, de Roser Cardús, sobre el arma de doble filo que puede suponer la medicina a la hora de atajar problemas sociales. Y ya en 2018, en la misma línea, La vida sin cáncer, de María Zaragoza Hidalgo, plantea las repercusiones sociales que podría tener un logro a priori tan feliz como la extinción de la enfermedad más temida del siglo XXI en las sociedades avanzadas.La antología recoge también un relato de Rosa Montero, que ha practicado el género principalmente a través de su serie de novelas protagonizadas por la replicante Bruna Husky. De hecho, el cuento incluido, El error, trata el tema de la inteligencia artificial en el supuesto de que llegue a ser autoconsciente y luchar por su individualidad y sus derechos. Por su parte, Elia Barceló refleja en La mujer de Lot (1984), la nostalgia de la Tierra y de su juventud de una mujer que vive en una colonia de humanos en otro planeta.
Mares que cambian, de Lola Robles, aborda otro asunto de tanta relevancia en la sociedad contemporánea como la identidad de género. Robles, que además de ser escritora y una de las responsables de la antología es activista feminista y LGTBI, plantea en su cuento la existencia de un planeta con asignaciones de género más diversas y fluidas que en la Tierra y con técnicas muy avanzadas de cambio de sexo. "No es que haya temas más femeninos que otros, pero las mujeres escritoras suelen tener una subjetividad mucho más sensible a ciertas cuestiones porque las han sufrido en primera persona y son más conscientes de lo que significa la diferencia", opina López-Pellisa. Por eso esta antología tiene una perspectiva más proclive a temas de género, sexualidad, enfermedad, sociedades alternativas e igualdad social".
@FDQuijano