Image: Premios Princesa de Asturias, luz para un mundo oscuro

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Letras

Premios Princesa de Asturias, luz para un mundo oscuro

19 octubre, 2018 02:00

Audiencia de SS.MM. los Reyes a los galardonados. Foto: Iván Martínez

Martin Scorsese, Alma Guillermoprieto, Michael J. Sandel y Silvia A. Earle recogen sus galardones, junto al resto de premiados, en una gala marcada por la ausencia de Fred Vargas, donde se reivindicó la libertad de expresión y la importancia del periodismo y del cine de calidad.

Este viernes ha tenido lugar la ceremonia de entrega de la 38ª edición de los Premios Princesa de Asturias, la quinta que el rey Felipe preside como monarca y la primera para Luis Fernández-Vega Sanz como presidente de la Fundación. Unos galardones que suponen un reconocimiento a "la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizadas por personas, equipos de trabajo o instituciones en el ámbito internacional". Todos los ganadores deben tener reconocida trascendencia internacional en cada una de las ocho categorías que reconocen los galardones. Además, cada premio está dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 euros, un diploma y una insignia.

En una gala marcada por la ausencia de Fred Vargas, como premiada en la categoría de Letras, el primero en pronunciarse desde el escenario del Teatro Campoamor de Oviedo, tras el inicio formal del acto, ha sido Michael J. Sandel, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. El filósofo estadounidense ha querido celebrar especialmente este reconocimiento por sus "vínculos familiares con España que se remontan a más de 500 años, a 1492, cuando los judíos de España fueron expulsados por la Inquisición" recordando que su esposa Kiku Adatto "es una judía sefardí cuya familia tiene sus orígenes en Sevilla".

A Sandel, no obstante, le unen más conexiones con nuestro país. En este sentido, ha revelado que fue precisamente aquí donde empezó su trayectoria como filósofo político después de pasar una temporada en la Costa del Sol. "Lo que me atrajo de la filosofía no fue su abstracción, sino su carácter ineludible y la luz que arroja sobre nuestra vida cotidiana -ha analizado-. Entendida de esta manera, la filosofía pertenece no solo al aula, sino a la plaza pública, donde los ciudadanos deliberan sobre el bien común". Y de ahí, la importancia del proyecto que Sócrates comenzó: "Invitar a los ciudadanos, independientemente de sus antecedentes o circunstancias sociales, a hacer preguntas difíciles sobre cómo debemos convivir". En un momento en que la democracia se enfrenta a tiempos oscuros, "hacer estas preguntas es nuestra mayor esperanza para arreglar el mundo en el que vivimos", ha subrayado.

Libertad de expresión y periodismo de calidad

Tras el paso de Michael J. Sandel por el escenario, el momento más emotivo de la ceremonia, no obstante, ha llegado de la mano de Alma Guillermoprieto, premiada en comunicación y humanidades por su labor a la hora de transmitir la compleja realidad de Latinoamérica. Durante su intervención, la periodista mexicana ha querido iniciar su discurso con un mensaje claro, directo y repleto de optimismo: "En estos tiempos de división, juntos somos más".

"Me alegra infinitamente este reconocimiento -ha agradecido Guillermoprieto- a un oficio al que solo se entra con grandes sueños e ilusiones" pero cuya realidad se vuelve "más estrecha" y "se gana poco". En estos tiempos "en que el mundo ha entrado en revolución tecnológica, cibernética, científica, no tenemos certezas en que apoyarnos y el mundo nos quiere mal; se trabaja de sol a sol hay una gran confusión en cuanto a cuál debe de ser nuestro papel, y en todo esto, somos el fiel reflejo de la sociedad en general". Y sin embargo, "y por lo mismo que existe tanta confusión, hacemos falta".

En un discurso donde no podía faltar el recuerdo a los periodistas asesinados, la premiada ha recordado con la voz quebrada que estaba precisamente en Madrid, en la ceremonia del Premio Ortega y Gasset, cuando mataron a su compañero "valiente" e "inclaudicable amigo", Javier Valdez. "Fue como si apagaran la luz del mundo. Estos asesinatos, siempre impunes, matan un poco no sólo a la víctima sino a todos los que lo rodean, y claro, esa es también la intención. Matan a uno para intimidar a todos".

Lo suyo ha sido un alegato por la libertad de expresión en el que ha animado a los jóvenes a contar "la historia del mundo todos los días" y a dejar "constancia de lo que otros quieren tapar". Con unas palabras que han emocionado a todos los asistentes, Guillermoprieto ha recordado que "somos el antídoto de las redes sociales con su inmediatez y su potenciación de la rabia. Porque hacemos falta. Porque sí se puede ver el mundo, porque no podremos enderezar la historia, pero sí contarla, ser heroicos". Un oficio capaz de "regalar un mundo, un universo, la realidad entera; trágica, abochornante, terca, chistosísima, horrenda, mágica", ha concluido antes de agradecer sus cuarenta años en activo, y de recordar a sus colegas de gremio en Venezuela, Nicaragua o México.

Tras la intervención de Guillermoprieto, y con la notable ausencia de la Premio Princesa de Asturias de las Letras, Fred Vargas, por motivos de salud, el resto de premiados han sido llamados a recoger sus galardones: Silvia A. Earle, premio de la concordia, Svante Pääbo, en Investigación Científica y Técnica, Martin Scorsese, en Artes, Michael J. Sandel, en Ciencias Sociales, los alpinistas Reinhold Messner y Krzysztof Wielicki en Deportes, y Amref Health Africa, en la categoría de Cooperación Internacional.

Acabadas las entregas ha sido el turno de palabra de Sylvia A. Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Premiada por su dedicación, durante más de seis décadas, a la exploración e investigación de los océanos, la oceanógrafa estadounidense ha comenzado su intervención mencionando a los exploradores españoles Cortés, Pizarro, Balboa, Coronado, Elcano, y a una época conocida como "la gran era de las exploraciones". Sin embargo, ha objetado, "la mayor era de las exploraciones apenas está comenzando".

Con un tono más bien reivindicativo -"sin océano, no hay vida", ha afirmado-, la premiada además ha subrayado que cuando era niña "era raro ver a las mujeres como científicas, ingenieras, capitanas de barcos, pilotas de aeronaves, líderes de empresas o de países. Algunos me dijeron que, como mujer, no debería aspirar a ser científica o exploradora, pero hay una diferencia entre no debería y no podría, así que me convertí en científica y exploradora de todos modos".

En una ceremonia donde todos, de una manera u otra, han aludido a las nuevas tecnologías, Earle también ha querido incidir en que "sonar, satélites, sistemas de posicionamiento global, nuevos materiales para las artes de pesca se utilizan ahora para capturar fauna marina a una escala sin precedentes. Hoy en día, los peces no tienen dónde esconderse, ni siquiera en alta mar ni en los mares profundos, ni en los mares polares".

La fragilidad del arte según Scorsese

Martin Scorsese

Probablemente uno de los momentos más esperados, el director de cine, Martin Scorsese, ha sido el encargado de concluir estas intervenciones con un discurso donde, sobrecogido, ha recordado su emoción por "pisar la tierra que nos dio a Cervantes, Goya, Unamuno, Picasso, Lorca y Luis Buñuel, uno de los más grandes artistas de la historia del cine".

Para el director, que entiende su oficio como un todo, un discurso que apela a él y al resto de compañeros, lo notable del cine "es que siempre es el presente. Siempre es el ahora. Las películas de Buñuel están más vivas y son más actuales que el último tuit si sabes cómo utilizar un teléfono móvil. Peter Bogdanovich ha dicho que no existe una película antigua: es simplemente una película que no has visto".

El autor de Uno de los nuestros o Taxi driver ha aprovechado la ocasión para manifestar su preocupación por el estado del cine, su pasado y su futuro. "Me doy cuenta de que, en los aspectos prácticos de la sociedad, el arte es siempre tan frágil. Se critica, se margina y a menudo se trata como si no fuera esencial para la vida".

Scorsese ha manifestado que le inquieta que el séptimo arte se haya convertido en "una corriente dentro de un enorme torrente de imágenes en movimiento", como una especie de menú, donde anuncios, series, los filmes de Almodóvar o David Lynch, se confundan. Y ha llamado a la reflexión sobre esta devaluación de la profesión. "¿Quién apoya el arte y a los artistas y, lo que es más importante, el impulso de crear arte que se vale por sí solo?", se ha preguntado.

"Es de vital importancia mantener el arte en un lugar de honor y estima en nuestra cultura", ha defendido. Luchar por él. "Como en el Don Quijote de Cervantes. Por supuesto, él luchó contra los molinos de viento. Se ha dicho que los molinos de viento pueden haber representado la tecnología de su época. Así que, para preservar el espíritu, luchó contra esa tecnología. Y con esa imagen en mente, una de las grandes y duraderas imágenes de nuestra civilización, podemos encontrar la manera de conquistar nuestra propia tecnología para que los artistas puedan usar esa tecnología en lugar de al contrario, donde la tecnología utiliza al artista", ha concluido.

Tras sus palabras, el rey Felipe finalizó la ceremonia de Premios Princesa de Asturias, recordando que "un año más tenemos el privilegio de compartir con los premiados no solo su extraordinaria obra, sino también todo lo que ella simboliza: El valor del conocimiento, el altruismo, la superación personal, la voluntad y la determinación de alcanzar una existencia mejor". Durante su discurso, el rey ha aprovechado la ocasión para recordar que el próximo 6 de diciembre se cumplen cuarenta años del día en el que España ratificó en referéndum su carta magna. "Una Constitución fruto de la concordia entre españoles, unidos por un profundo deseo de reconciliación y de paz; unidos por la firme voluntad de vivir en democracia", ha remarcado antes de concluir que precisamente "democracia y libertad es lo que representa y significa para España, para el pueblo español, nuestra Constitución".

@mailouti