Patrick Radden Keefe: "En los tiempos de George W. Bush había menos polarización que ahora"
El estadounidense publica en España 'Cabeza de Serpiente', la historia real de una red de tráfico de personas dirigida por la propietaria de un puesto de fideos en Chinatown.
11 septiembre, 2024 02:14En la madrugada del 6 de junio de 1993, una pálida luz verde llamó la atención del agente de la Policia de Parques Naturales David Somma, quien, junto a su compañero, realizaba la ronda nocturna en Rockaway, una estrechísima península que parece querer abrazar al distrito de Brooklyn. A un lado, y más allá de la manga marina, los policías podían vislumbrar las luces de las atracciones de feria de Coney Island, que en la noche tomaban una cierta forma espectral. Al otro, aquel inquietante brillo verduzco y solitario parecía vigilarles a través de la niebla.
Pronto, los agentes se dieron cuenta de que aquella luz que parecía flotar más allá de la bruma marina levantada por el chaparrón que había caído horas antes provenía del mástil de una embarcación. A los pocos segundos, distinguieron un grupo de cabezas que subían y bajaban a merced de aquel mar aún embravecido por la tormenta. Eran los primeros náufragos de aquel navío en llegar cerca de la costa. No fueron los únicos. Tras ellos, cientos de hombres asiáticos comenzaron a saltar del barco que se había encallado en un bajío.
Aquel accidente fue el extremo de una cuerda del que las autoridades se dedicaron a tirar hasta dar con una multimillonaria red ilegal de tráfico de personas. Capitaneando esta operación criminal, sin embargo, no estaba ninguna peligrosa figura de la mafia que los estereotipos nos invitan a imaginar: la cabeza de serpiente -término que se emplea para referir a los líderes de estas operaciones- era una mujer asiática de mediana edad apodada Hermana Ping que regentaba una tienda de fideos en Chinatown.
El periodista de la legendaria revista The New Yorker, Patrick Radden Keefe (Boston, 1976), publicó en 2009 Cabeza de serpiente, un recorrido por el caso que se destapó en aquella madrugada de junio de 1993. Para ello, realiza en primer lugar una retrospectiva tanto del pasado de Chen Chui Ping -nombre real de Hermana Ping- como de las relaciones de inmigración sinoamericanas y, a continuación, hace un seguimiento del caso.
El pasado 5 de septiembre esta obra de Radden Keefe -autor también de trabajos como No digas nada (2018) y El imperio del dolor (2021)- llegaba por primera vez traducida a España de la mano de Reservoir dogs.
En la rueda de prensa que el norteamericano ha ofrecido a los medios españoles, ha reflexionado sobre el tiempo que le tomó construir la obra y el cambio en los contextos sociales desde que ocurrió el incidente que lo destapó todo hasta la publicación original de la obra: "cuando sucedió el accidente del barco y se descubrió la trama que había detrás, en los 90, había mucha gente desesperada por abandonar China. Sin embargo, cuando publiqué el libro la economía de aquel país estaba en plena ebullición, era un país completamente diferente".
"Cuando terminé la obra mucha gente de origen chino estaba volviendo al país porque consideraban que ahí estaban realmente las oportunidades ahora, no en América", asegura el autor, que también se refiere a los cambios que vive la propia ciudad de Nueva York en esos años: "La propia Chinatown era un lugar realmente peligroso en los 90. Sin embargo, hoy en día es un barrio increíblemente tranquilo, un buen lugar al que llevar a la familia".
El tema del paso del tiempo también le sirve al periodista para reflexionar sobre la pervivencia de ciertos asuntos, en este caso la inmigración: "la de la inmigración es una historia que se repite constantemente, tanto en los discursos como en las posturas que se toman". También son invariables las historias, añade Radden Keefe, de "las personas desesperadas que lo sacrifican todo por la esperanza de un porvenir mejor; es algo tan viejo como el propio tiempo".
De ahí que en pleno 2024, quince años después de la publicación original, un caso real sucedido en 1993 todavía tenga absoluta vigencia, sobre todo en nuestro continente: "Hoy, en 2024, los europeos estáis totalmente familiarizados con el drama de personas que se echan al mar en barcos que no están preparados para esas travesías y ponen en serio peligro sus vidas para intentar lograr un porvenir mejor", comenta el autor de Cabeza de serpiente. "En mi país también lo vivimos, sobre todo en la frontera del sur. Curiosamente, muchos de los que vuelven a venir son, de nuevo, chinos".
El aumento de los niveles de inmigración es un asunto que habitualmente protagoniza los discursos políticos y suele funcionar como agente polarizador de la sociedad, "vivimos en momentos tremendamente polarizados. Hay una cierta nostalgia por aquellos tiempos más fáciles. Tanto que yo volvería a los tiempos de George W. Bush sin dudarlo", confiesa el autor.
Pero, sin embargo, la inmigración china ha sido un tema controvertido que ha provocado un "dilema entre los conservadores americanos, sobre todo desde la Guerra Fría. Pese a que los republicanos normalmente tenían posturas férreas contra la inmigración, los que venían de China lo hacían huyendo de un régimen comunista", recalca el autor. "¿Cómo se les iba a decir que no a unos refugiados símbolo de la repudia al comunismo?".
Con Cabeza de serpiente, Patrick Radden Keefe devuelve la importancia a un drama que, como él subraya, estamos acostumbrados a leer en los titulares. Allí, en las noticias diarias, aquellas vidas humanas, que mueren víctimas de una red que los convierte en poco más que mercancia, se diluyen en lo mundano de la información estéril. Por eso mismo, el periodista de The New Yorker sigue una tradición ya larga en aquellas redacciones y convierte la cruda realidad en novela: "estamos ensamblados para admitir como verdad la información que nos viene en forma de historias", sentencia el autor.