Sabino Perea, experto en la historia de Roma: "Parece que cada vez interesa menos la verdad histórica"
- El profesor de la UNED publica un recopilatorio de trabajos que profundizan en la vida social del soldado romano tanto dentro como fuera del ejército.
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Más de una década después de haberse alistado, había llegado el momento de que el legionario Valerius Maxsumus, oriundo de Caesaraugusta, colgara el gladio. No volvería a su tierra natal. Quizás guardara un mal recuerdo del lugar, o tal vez ya nadie le esperara allí. Se trasladó, en cambio, a la Lusitania, un entorno más rural donde pudo adquirir terrenos y formar una familia.
Título: El soldado romano y la familia
Autor: Sabino Perea Yébenes
Editorial: UNED
Año de edición: 2024
Disponible en Editorial UNED
Disponible en Unebook
En ese tranquilo paraje color ámbar que hoy corresponde al municipio de Alburquerque (Badajoz), Valerius Maxsumus vivió, tuvo descendencia y murió. Así lo cuenta Valeria Maxsuma, su hija, en el epitafio que mandó hacer en honor a su padre y que siglos después se encontraría en la localidad extremeña.
Inscripciones como la que Valeria Maxsuma dedicó a su progenitor, donde se detalla información de su biografía, sirven para comprender con mayor profundidad los pormenores de la vida de los militares romanos. En su nuevo libro El soldado romano y la familia, el profesor de historia antigua en la UNED, Sabino Perea Yébenes, recopila varios trabajos académicos que ahondan en los aspectos sociales del legionario romano, empleando como una de las fuentes de información principales dichos grabados. Aflora, de tal forma, el retrato de un hombre que, más allá de la sangre y la armadura, era ante todo un ser social, como lo es cualquier humano.
Pregunta. El libro que publica es un compendio de varios trabajos académicos que tienen como tema nuclear el soldado romano en relación con su familia, ¿cuál es la finalidad de reunir todos estos textos?
Respuesta. Este es el tercer volumen que publico en relación con el tema de los soldados romanos. En el primero lo abordaba relacionándolos con la religión, en el segundo tratándolos en su vínculo con la muerte. Lo que he buscado en los tres casos es reunir a un grupo de especialistas en la materia y darle un enfoque social a un tema del ejército romano, que normalmente se ha analizado desde perspectivas más militares o históricas.
»Eran, al fin y al cabo, seres humanos que se relacionaban con sus compañeros de armas pero también con sus familias. Se desenvolvían en círculos sociales y establecían vínculos que creo que se habían pasado por alto hasta ahora, por lo que hacía falta un estudio que abordara esta perspectiva.
P. ¿Se corre el riesgo de caer en el anacronismo, en emplear una visión contemporánea para analizar un contexto totalmente diferente? ¿Cree usted que ha sucedido en estudios anteriores?
R. En el caso de este libro no. Los autores que han participado no se han salido del marco histórico romano, no han aplicado modelos sociológicos modernos extrapolándolos desde el presente. Han empleado modelos de estudio propios del mundo antiguo, no hay un trasvase de ideologías o esquemas actuales de ningún tipo.
»En otros estudios sí que es posible que se haya abordado desde una mirada poco académica o poco rigurosa, lo que da lugar a una visión del mundo antiguo distorsionada. Ha ocurrido, por ejemplo, con el papel de la mujer. Por supuesto que era una figura importante, pero no tanto como se ha querido hacer ver aplicando esquemas sociológicos actuales.
"El militar necesitaba sustituir de algún modo el vínculo familiar, y lo hacía a partir del espíritu de camaradería"
P. Uno de los primeros trabajos del libro reflexiona sobre la identidad de grupo dentro del ejército romano, ¿qué función cumplía este tipo de vínculo?
R. Dentro de la convivencia en un campamento, el soldado permanecía de diez a veinte años con otros soldados. En tanto que el humano es un ser social, el militar necesitaba sustituir de algún modo el vínculo familiar, y lo hacía a partir del espíritu de camaradería. Si no tenían la mala suerte de caer en combate, creaban núcleos de convivencia sólidos en los que llegaban a ser, dentro de lo profesional, "una pequeña familia".
P. ¿Se mantenía este vínculo una vez se terminaba el servicio militar?
R. No. Lo normal es que se rompiera. El soldado romano venía de muchas partes del Imperio. Cuando se licenciaba tenía dos posibilidades: volver a casa o quedarse en la tierra donde había hecho el servicio, esto último normalmente ocurría cuando el militar conocía a una mujer en el territorio.
P. Una de las principales fuentes de información a la que recurren la mayoría de trabajos incluidos en el libro son las inscripciones funerarias, ¿por qué casi todas las estudiadas corresponden al siglo II y III d. C.?
R. La mayoría de documentación, tanto literaria como epigráfica, con la que trabajamos los profesionales de este campo corresponden a los siglos I, II y III, sencillamente porque es de cuando más hay. La moda de grabar todo en piedras germina en la época de Augusto, se multiplica por cien. Entonces comienzan a aparecer gran cantidad de epitafios donde se destacan las cosas más importantes de la vida del difunto. El motivo es sencillo: para hacerse notar; era la forma que tenían de intentar permanecer en la memoria y destacar.
P. La cultura romana también valoraba como algo fundamental a la familia y la descendencia por el mismo motivo: el impulso de querer permanecer en la memoria. ¿Cómo se explica, entonces, que según varios de los trabajos del libro la presencia de los hijos en las inscripciones no pasara de ser anecdótica?
R. La razón principal es, probablemente, que los militares no tenían muchos hijos. La mayoría se pasaba de quince a veinte años en el ejército, así que volvían a la vida civil con en torno a cuarenta o cincuenta años. Eso complicaba las cosas para poder tener una familia de la misma forma que un civil. Luego también está el hecho de que, si un soldado tenía un hijo con una mujer antes de licenciarse, éste tenía menor rango social, lo que complicaba mucho las cosas.
»Si a esa barrera le añades el resto de contingencias que pueden suceder en una vida, como muertes prematuras de los hijos, se puede entender fácilmente lo que en un principio puede parecer contradictorio.
P. En las inscripciones se utilizan distintos terminos para referirse a la esposa del soldado, ¿tienen un significado equivalente?
R. La palabra habitual es uxor, que se refiere a la esposa legal. Luego pueden aparecer otros términos, que matizan el estatus legal del matrimonio y depende de en qué condiciones se haya dado esa unión. Muchas veces son peyorativos. Un ejemplo de esto es coniux, que significa algo así como concubina, que es una mujer que, sin ser esposa legal, convive con él.
P. ¿De qué manera ayudaba la esposa a reintegrar al soldado en la vida civil?
R. Sucedía que muchos soldados que habían alcanzado rangos altos como el de centurión, querían mantener ese estatus superior al pasar a la vida civil. Una forma de integrarse en la sociedad civil de un territorio manteniendo un rango importante era casarse con una mujer de clase alta o perteneciente a una familia poderosa del lugar.
P. El libro se cierra con un trabajo que aborda el declive de la sociedad romana, ¿tiene sentido destacar un motivo por encima del resto?
R. Se han escrito cientos de libros al respecto. Incluso hay uno reciente que pone el foco en el cambio climático como razón principal. Pero lo cierto, y lo que defienden la mayoría de los expertos, es que no hay una sola causa, sino un conjunto de éstas: económicas, sociales, asimilación de las tribus bárbaras... Todas ellas son importantes y se dan en distinto grado y en distinto tiempo. Es un asunto muy complejo e imposible de reducir a una sola ecuación.
P. En cuanto a la aparición de Roma en la ficción, ¿cree que ha cambiado la forma en la que esta civilización se representa en las series de televisión o en las películas como la reciente Gladiator II?
R. No la he visto, pero sí que he podido ver algunos fragmentos y es un verdadero disparate. Se puede hacer películas o series bien documentadas y entretenidas, como lo es Rome (HBO). Pero parece que cada vez interesa menos la verdad histórica. Se prima la ganancia y la caricatura. A los que nos dedicamos a estudiar con rigor este mundo, nos preocupa y nos molesta. Algunas películas actuales convierten al cine en el arte de la "deformación histórica". Es triste.