La república de los soñadores
En su libro, Volker Weidermann revisa la aventura de la fallida República Bávara de soñadores y poetas
24 septiembre, 2019 02:12Periodista y crítico literario, Volker Weidermann (Darmstadt, Alemania, 1969) retrata en La república de los soñadores una de las experiencias políticas más fascinantes del siglo pasado: la proclamación de Baviera como un Estado independiente gobernado por creadores y poetas a finales de 1918.
Este espléndido libro de historia que se lee como un 'thriller' revisa la aventura de la fallida república bávara de soñadores y poetas
La Gran Guerra había terminado dejando tras de sí las cenizas de los imperios ruso, austro-húngaro y alemán, pero también un futuro abierto a la esperanza. Todo parecía posible, especialmente en Baviera, donde miles de soldados repentinamente desmovilizados se derramaron el 7 de noviembre de 1918 por las calles reclamando la revolución. Al frente de esta multitud de descontentos marchaba Kurtz Eisner (1867-1919), un periodista “de largo pelo cano, con quevedos, barba larga y descuidada y un gran sombrero” que se convertirá en líder de la insurrección. Lo que comenzó siendo una algarada acabó con la proclamación de la República y la huida, en medio de la noche, de Luis III y su familia. Eisner, que había abandonado el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) para fundar el Partido Socialdemócrata Independiente (USPD), se convirtió en presidente de una república marcada por las contradicciones y dirigida y alentada por artistas y poetas. Rilke, por ejemplo, asistió a numerosas asambleas populares, Heinrich Mann y Hermann Hesse también mostraron su apoyo, mientras Thomas Mann recelaba de su bolchevismo.
Desgraciadamente para este proyecto utópico, espléndidamente analizado por Weidermann en un libro de historia que se lee como un thriller, cuando poco después se convocaron elecciones el partido de Eisner apenas obtuvo un 2,5 por ciento de los votos. El 21 de febrero de 1919, mientras se dirigía al Parlamento para pronunciar su discurso de renuncia, fue asesinado. Lo sustituyó otro soñador, el dramaturgo y poeta marxista y pacifista Ernst Toller, pero la República Popular de Baviera estaba irremediablemente herida de muerte y se desplomó entre conspiraciones de todo tipo, en las que participó incluso un modesto ex cabo llamado Adolf Hitler. El resto es historia.