Pablo García Casado

Visor. Madrid, 2019. 80 páginas. 12 €

Desde su primera publicación, Las afueras (DVD, 1997) la poesía de Pablo García Casado (Córdoba, 1972) ha gozado de la mejor de las recepciones, en forma de premios, de reconocimiento de la crítica –su inclusión inmediata en la antología Feroces– y del favor de los lectores, lo que hizo que ese primer libro haya tenido varias reediciones. Lo mismo ha pasado con sus publicaciones posteriores, lo que significa que los poemas de García Casado retratan un mundo que es compartido por muchos y que su modo de decirlo es el que también muchos están dispuestos a escuchar, como si los lectores estuvieran esperando ese mundo y ese decir.

Que en la nota final el poeta deje la advertencia de que “Los personajes y hechos de este libro son completamente ficticios” es un índice de que los poemas responden a una estética del realismo. No sobra de todos modos recordar al lector que la literatura toda es ficción, incluso cuando el efecto de verdad actúe de forma poderosa. Como si se hablase del propio libro, en “Jorge, 38” dice el personaje: “Todo es virtual, ¿lo ves?, pulso aquí y desaparece”. Este poema, por cierto, pertenece a la sección “También tú”, recorrida toda ella por la pornografía, esa textualidad que, si bien ficcional, apela insistentemente a lo real. Las voces de estos poemas, de mujeres, de hombres, forman un coro en el que todos responden a un deseo de otredad, de fragmentación de la identidad en una comunidad y, como se lee en uno de ellos, “Todos esos hombres soy yo”. Nietzsche escribió “yo soy todos y cada uno de los nombres de la historia”.

Lo dicho vale en último término para todo La cámara te quiere, frase hecha del mundo de la fotografía y el cine, es decir, de la representación, de todo aquello que ha abierto un hiato con lo presente o real, hiato que no hay manera de suprimir, pero que no por ello deja de remitir al mundo. Y esa cámara del título, ese aviso de representación en la cabecera del libro, es, como ya he señalado, el de la pornografía, lo que incluye tanto a quienes la producen o actúan en tales imágenes – Shasha Grey, Amarna Miller y algún otro nombre propio, además de otros comunes como “milf” o “hardcore” son inequívocos–, como a quienes la “consumen”.

Los deseos, las ilusiones, las frustraciones, etc., de los personajes resultan ser por la fuerza de la palabra los de los lectores, los de alguien a quien estos conocen

Si la imagen cinematográfica y el sexo no son novedades en la escritura de este autor, poetizar desde el universo del porno, no es habitual, es un riesgo. Es cierto que ese “entretenimiento para adultos” conlleva la cosificación del cuerpo y aun la humillación, y en el extremo, incluso la violencia, además del debate sobre el acceso de los menores y sus consecuencias sobre el imaginario sexual que propicia. Pero no es menos cierto que la literatura está llena de asesinatos y todo tipo de comportamientos antisociales y a nadie se le ocurre censurar el Macbeth shakesperiano, por mencionar un ejemplo.

Riesgo, pues. Riesgo que el poeta cordobés afronta de cara y le sirve para hacer pequeños retratos, narraciones breves de fragmentos de vida que están, me permitiré la redundancia, llenos de vida. Los deseos, las ilusiones, las frustraciones, etc., de los personajes resultan ser por la fuerza de la palabra los de los lectores, los de alguien a quien estos conocen. De esta manera, la representación regresa de su alejamiento y recae sobre la realidad. Magia de la palabra, una palabra que responde a un principio de economía con el resultado de que nada sobra en el poema, ni se diría que falta.

Para todo ello, Pablo García Casado acierta al dar a sus poemas, como en libros anteriores, la forma de prosa, práctica en la que es, debo decirlo, un maestro. Forma poética de la modernidad, aquí conserva todo el potencial que le dio Baudelaire, quien también llevó a la poesía, con un descaro equiparable, lo que se tiene por bajo o reprimido. Libro importante este, como lo son todos los de García Casado, que se presenta una vez más como poeta.

Nurse

Todos los jueves se conecta. ¿Cómo te llamas? ¿quieres algo especial? Manda un mensaje de texto, me dice que no hace falta que haga nada. Tengo en la mesa los apuntes, tomo el subrayador amarillo y el libro, aún me queda Atención Sanitaria. Lo demás lo llevo aprobado, incluso la Higiene de segundo. Podría estudiar en agosto, sacar unas horas y buscar una academia. Y el año que viene las prácticas. ¿De verdad no quieres nada? Me escribe que no. Que prefiere así, que siga estudiando si quiero. O que vea la tele. Me acerco más a la cámara, como si pudiera ver a través de ella ¿Papá?