Al igual que todos los ámbitos de la cultura, la industria editorial alzó la voz durante el reciente estado de alarma para solicitar ayudas que paliaran la hecatombe que fue estar dos meses enteros paralizados y posponer, al menos por el momento, los principales eventos del calendario anual. Y si bien a día de hoy el sector “valora positivamente las medidas de liquidez adoptadas”, también se muestra “decepcionado por el hecho de que no se haya adoptado ni una sola de las medidas de activación de la cadena del libro que se habían solicitado”. Así lo reflejan los editores, libreros y distribuidores que integran la Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI), que consideran que valorando los últimos meses es más necesario que nunca que Gobierno y partidos políticos hagan una apuesta decidida por alcanzar un Pacto por el Libro y la Lectura.
Fruto de esta convicción, los integrantes de la federación han enviado a los responsables políticos la carta abierta Un país lector, en la que pretenden “trasladar la necesidad de dejar de lado el cortoplacismo político y sentar las bases que permitan fijar objetivos claros, establecer políticas y dotar de recursos que contribuyan a la difusión de la cultura, de la misma manera que ha sido posible en otros países de nuestro entorno. Empezando por considerar el libro como un bien esencial”. En su opinión, esta vieja reclamación debería alcanzarse mediante “una mesa que tenga como objetivo alcanzar un pacto donde se fije una estrategia a largo plazo que reconozca el valor de la lectura y el papel que la industria del libro tiene en la sociedad española actual”.
Todo ello, claro, acompañado de ciertas medidas concretas que ya no sonarán nuevas a nadie: un programa de adquisición de fondos para bibliotecas (para lo que se pidió la modificación de la ley de contratos); el lanzamiento de un bono-libro para los ciudadanos y un plan especial para impulsar el mercado exterior. A ellas se suma también la petición de reconsiderar las fórmulas de los programas de gratuidad de libros de texto y sustituirlas por un programa de cheque-libro.
Y es que, como recuerdan los editores, libreros y distribuidores de FEDECALI, la del libro constituye la primera industria cultural española. Sus empresas facturan alrededor de 3.000 millones de euros, tanto en el mercado interior como en el exterior y realiza una aportación positiva a la balanza comercial española. Cuentan, además, con más de 222 filiales que facturan una cantidad similar en países de todo el mundo, especialmente en Latinoamérica.
Sin embargo, estas cifras y datos “no han sido hasta ahora suficientes para que, desde la Administración Central, con independencia del signo político del que se haya tratado, se haya entendido la importancia estratégica de este sector”, se quejan. “Durante décadas el libro ha navegado solo, sin formar parte de un plan de trabajo con las Administraciones. El mejor reflejo de esta situación han sido los presupuestos dedicados al libro, la discontinuidad de programas o la ausencia de voluntad y visión políticas para potenciar este activo del patrimonio cultural de nuestro país”. Es por ello que plantean la enésima iniciativa para paliar una situación que no tiene visos de cambiar a corto plazo.
Un país lector: Carta abierta a nuestros gobernantes y políticos.
Las organizaciones integradas en la Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI) hacemos un llamamiento público a nuestros gobernantes y al conjunto de los partidos políticos del arco parlamentario para que se marquen entre sus objetivos prioritarios establecer una estrategia a largo plazo en favor del libro y la lectura que permita convertirnos en un país de lectores.
Consideramos que existen razones suficientes para poner en valor al mundo del libro y a la lectura:
- El libro es un bien esencial para la cultura y para la educación, para la formación intelectual y para alimentar el espíritu. Como tal, merece la consideración de “bien esencial”.
- El valor de la lectura es incuestionable en el progreso de los ciudadanos y, en consecuencia, de un país. Leer es cultura, es aprendizaje y formación, es entretenimiento y ocio de calidad, es desarrollo personal y cohesión social, es ética y valores democráticos; leer es una experiencia en condiciones de silencio, de atención, de imaginación; leer es competencia lingüística; leer es agrandar las posibilidades del pensamiento; leer es un ejercicio cognitivo y una vivencia saludable en sí misma.
- La del libro es la primera industria cultural de nuestro país con una considerable relevancia en términos de PIB, de balanza comercial y de empleo.
- El libro difunde el patrimonio cultural de nuestro país, su talento creativo, sus Letras, su conocimiento y reconocimiento.
- La industria del libro promociona y difunde el castellano y demás lenguas oficiales.
- La industria del libro se caracteriza por una “biblio-diversidad” que se traduce en la amplia riqueza de iniciativas y catálogos que conforman un activo cultural de alto valor.
- El libro ejerce la diplomacia cultural en todo el mundo y muy especialmente en Latinoamérica.
- La industria del libro reúne múltiples profesiones y trabajos (autores, ilustradores, traductores, maquetadores, diseñadores, editores, libreros, distribuidores, gráficos e impresores, bibliotecarios, críticos, animadores de la lectura…) de enorme valor como capital humano y como tejido cultural y económico.
- La edición en español ocupa una posición de liderazgo en el mundo (potencia editorial a nivel europeo e internacional; primera industria editorial en el ámbito Iberoamericano).
Entendemos que la forma más eficiente de articular una visión, una estrategia y un plan de acción que nos permita potenciar la lectura y el libro es la consecución de un Pacto de Estado Por el Libro y la Lectura.
Los puntos básicos que a nuestro juicio debería abordar este pacto serían:
1. Declaración del libro como Bien Esencial.
2. Plan de fomento del hábito lector y de promoción de la lectura en el conjunto de la población.
3. Programa de dotación de fondos bibliográficos para Bibliotecas (públicas, escolares, universitarias, institucionales).
4. Programa de bono- libro para activar la adquisición de libros.
5. Plan de fomento del libro en el mercado exterior.
6. Plan de defensa de la Propiedad Intelectual.
7. Plan de Ayudas a las librerías.
8. Programa de Ayudas a la edición minoritaria.
9. Programa de cheque-libro para el libro de contenido educativo escolar.
10. Apuesta por un Plan Europeo de Rescate del libro y la edición.
Para lograr con solidez los objetivos de un Pacto de esta naturaleza consideramos necesario un planteamiento a diez años, la implicación y movilización de diversos agentes y colectivos (instituciones civiles, fundaciones, medios de comunicación, entidades académicas, intelectuales, bibliotecarios y profesores, familias, asociaciones vecinales y culturales…) así como la participación de las distintas Administraciones (Central, Autonómica y Municipal).
El sector del libro sugiere desarrollar el Pacto por el Libro y la Lectura como un componente con entidad propia, en caso de avanzar en la idea de un gran Pacto por la Cultura.
El sector del libro está a disposición de Gobierno y Partidos Políticos para sumar esfuerzos en la consecución de este Pacto.
Firmado: Federación de Cámaras del Libro de España