Premio Goncourt de Primera Novela por HHhH en 2011 y autor de La séptima función del lenguaje (2016), a Laurent Binet (París, 1972) le ha llevado cuatro años concluir su última gesta literaria, Civilizaciones (Seix Barral), una novela ucrónica donde reinterpreta la historia de los vencidos. ¿Cómo habría sido la historia si Colón jamás hubiera regresado a España y los incas hubieran conquistado Europa?, plantea como hipótesis en un juego narrativo que le lleva a explorar los límites entre la ficción y la realidad, que parte de los hechos reales para darle la vuelta al pasado que conocemos y proponer al lector un viaje literario, e histórico, que completa a modo de juego con las sagas islandesas, los diarios de Colón, las crónicas de los conquistadores o el propio Quijote. “Digamos que es una fantasía muy antigua que viene de una relación muy melancólica con la historia –justifica el autor galo-. Es mi amor por ella lo que me hizo querer reescribirla. Lo que me fascina de la historia es que no se puede cambiar. Lo que ocurrió, ocurrió, los que han muerto, han muerto, los perdedores perdieron y los vencedores ganaron, pero hay algo que me seduce en ella”, se sincera.

Pregunta. ¿Es de la opinión entonces de que es cierta aquella máxima de que la historia la escriben los vencedores?

Respuesta. Sí, es cierto, por supuesto. Es por eso que los relatos que tenemos de la conquista son relatos con trampa. Lo que sabemos sobre los incas pasó por el filtro de los españoles. A veces por españoles de buena voluntad, como el Inca Garcilaso de la Vega o Bartolomé de las Casas. Conozco la historia de la leyenda negra de España y sé también que se volvió a plantear. Lo interesante de la conquista de América es que, en el caso de España, no se hizo sin debate, muy rápidamente hubo gente como De las Casas que se opuso a todos los conquistadores y a los que consideraban que la conquista era no solo un derecho sino también un deber divino. Hay un intelectual francobúlgaro, Tzvetan Tódorov, que escribió sobre la conquista de América y comparó la acción de los españoles con la de los ingleses o los franceses, sobre todo los ingleses. Él piensa que los españoles se replantearon más rápidamente su legitimidad cosa que los ingleses nunca acabaron haciendo. Por lo tanto, la historia claro que está escrita por los vencedores pero luego podemos hablar incluso con ellos.

"Lo sorprendente de los incas es que tenían un sistema de realización social muy especial para la época, hasta el punto de que se habló de sistemas protosocialistas"

P. Reformula la historia desde una supuesta victoria inca, ¿ha llegado a alguna conclusión sobre qué deberíamos aprender de ellos?

R. Aprender no sé, pero lo que sorprendía del siglo XVI es que los incas tenían un sistema de realización social muy especial para la época, hasta el punto de que se habló de sistemas protosocialistas porque tenían una economía muy planificada. El poder central en los incas gestionaba la distribución de las tierras. La distribuían y la volvían a atribuir en caso de necesidad, no había realmente propietarios de terrenos. Tampoco había intercambios mercantiles, todo estaba regulado por el estado central. Y había además esa obligación de hacerse cargo de las viudas, gente mayor o huérfanos. Se parecía un poco a un embrión de la seguridad social. Esto era sorprendente, auténtica vanguardia.

P. ¿Encuentra similitudes en aquella época con la actual?

R. El periodo del siglo XVI es el de los grandes descubrimientos, no existía el miedo a cruzar océanos y descubrir territorios desconocidos. Cualquier época tiene sus riquezas y sus ambigüedades. Y la ambigüedad del XVI es que es la época del Renacimiento y de las Guerras de religión, el Humanismo y la intolerancia, todo junto. Y también el deseo de descubrir y de saber, una colonización sin ningún estado de ánimo. Por lo tanto, es un periodo muy rico porque es profundamente contradictorio. Yo retomo todo esto en mi libro pero no le añado nada a esta complejidad. Estoy dándole la vuelta a la tortilla. Comenta un poco la confusión pero la complejidad ya estaba presente. Es decir, para mí, en pocas palabras, el siglo XVI fue Erasmo y Lutero.

P. De sus cuatro personajes, quizás la vikinga Freydis es la que más desconocida, ¿no?

R. Es verdad que se le menciona pero no sabemos casi nada sobre ella. No está demostrado que realmente haya existido. A mí me gusta inspirarme en el personaje histórico. Además, el personaje de Higenamota y los demás personajes femeninos del libro utilizan un modelo que es el de La Malinche. Ella era la intérprete de Hernán Cortés, un personaje histórico que descubrí escribiendo este libo y que me pareció realmente fascinante. 

"Cuando hacemos teatro tenemos ganas de representar 'Hamlet' y cuando escribimos novelas tenemos ganas de escribir el Quijote"

P. ¿Por qué decidió dedicarle su cuarta parte a Cervantes?

R.  Tenía ganas de acabar con la batalla de Lepanto, que es un acontecimiento histórico que siempre me interesó, y me parecía utilizar esta batalla como cuadro general de la situación de Europa veinticinco años después de los acontecimientos de la conquista de Atahualpa para enseñar que la historia nunca se para. Puesto que Cervantes participó en esta batalla fue una manera para mí de mencionar la deuda que todos los autores sentimos respecto a él porque fue el inventor de la novela en mayúscula. Me divirtió de alguna manera. Cuando hacemos teatro tenemos ganas de representar Hamlet y cuando escribimos novelas tenemos ganas de escribir el Quijote

P. Repitiendo un poco la idea de su novela, démosle la vuelta a esto último, ¿qué hubiera ocurrido si Cervantes no hubiera escrito el Quijote?

R. Pienso que toda la historia de la literatura hubiera cambiado. No hay muchos autores que tengan la importancia que tuvo Cervantes. Si quitamos a Homero, Shakespeare o Cervantes, todo cambiaría mucho y nuestra historia ya no sería la misma, sin duda.

"Las redes sociales son una manera nueva de relatar o escribir. La Rochefoucauld hubiera sido buenísimo en Twitter, y Rosseau en Facebook"

P. ¿Qué otras influencias tuvo a la hora de escribir aparte de la de Cervantes?

R. Tuve muchas. Cada parte de la novela se enmarca en un género literario distinto. Las sagas islandesas, el diario de Cristóbal Colón, las crónicas de los conquistadores, el Quijote pero también Montaigne, y Maquiavelo, Erasmo, Tomás Moro, y también las grandes escenas épicas que se inspiran en Salambó de Flaubert, que es uno de mis libros preferidos. Me gustan las epopeyas y Salambó para mí es la más bonita que haya leído nunca. Pero hay otras muchas referencias. Por ejemplo, en la parte sobre Atahualpa hay un trabajo de reescritura del Lazarillo de Tormes, el trayecto que hace Atahualpa desde Toledo hasta Salamanca es el trayecto inverso del Lazarillo, que va de Salamanca a Toledo, y en cada etapa incluso hay episodios que se inspiran directamente en el Lazarillo.

P. Toma el título de su novela, Civilizaciones, de un videojuego. En su opinión, ¿qué importancia tiene la industria del videojuego en la cultura?

R. Los videojuegos son otra manera de tratar la imaginación. Siempre hay que pensar en la plusvalía que aporta una película o un juego. Hay ventajas e inconvenientes, pero hay otra parte interactiva. La inmersión, la interacción, de alguna manera son cosas revolucionarias. Un juego de fútbol no me parece muy interesante, pero un juego como Civilizaciones que vincula la estrategia con el decorado, me parece muy estimulante. La trampa es que puedes dedicarle noches y noches y acabas no haciendo nada y comiendo solo pizza. Pero es como las redes sociales, tienen sus ventajas e inconvenientes, pero son maneras de relatar, comunicar o escribir que son nuevas. A menudo pienso que La Rochefoucauld hubiera sido buenísimo en Twitter, y Rosseau seguramente también habría tenido mucho éxito en Facebook. Yo utilizo más Facebook que Twitter porque veo que en Twitter las cosas pueden degenerar muy rápidamente. Y de hecho me sorprendió ver que había una cierta agitación de los lectores en castellano respecto a mi libro.

P. ¿Cómo encuentra el panorama actual cultural en Francia?

R. Pienso que, en el momento actual, a nivel literario por lo menos, las cosas no ocurren en Francia. Me atrae mucho más la literatura sudamericana y norteamericana. Hay cosas que me interesan en Francia pero no tengo la sensación de que la literatura francesa esté en plena ebullición actualmente. Hay escritores franceses que me encantan pero hace cinco años descubrí, y es mi mayor descubrimiento, a Eduardo Galeano. Creo que en el fondo mi relación con la literatura es un poco como la de Milán Kundera, es decir, muy internacional. 

@mailouti