La literatura destinada a lectores infantiles y juveniles recibió un espaldarazo en 1978. Se crea el Premio Nacional y donde antes se producía, sobre todo, material didáctico comienzan a aparecer colecciones como El Barco de Vapor y la oferta se diversifica con nuevos autores, ilustradores, diseñadores y dibujantes. Hoy, el género es un campo amplio y prometedor destinado a una franja de edad que desde los cinco años se prolonga hasta los catorce. Bien podría suponer un treinta por ciento del total del mercado. Pero, atención, aquí no se trata sólo de dinero, se trata de lo que se transmite a unos seres muy plásticos en proceso de crecimiento y socialización.
Título: Libros álbum que desafían los estereotipos de género y el concepto de familia tradicional
Autor: A. Jesús Moya y Cristina Cañamares (coords.)
Editorial: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha
Año de publicación: 2020
Disponible en Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha
Disponible en Unebook
En este amplio marco se inserta la propuesta de los profesores Jesús Moya Guijarro y Cristina Cañamares Torrijos: un análisis multimodal que con el libro álbum como común denominador pone el foco en los estereotipos de género, las familias homoparentales y sus aledaños. Empeño tan complejo y actual se inició con un proyecto de investigación I+D financiado por el Ministerio español de Economía Industria y Competividad. Del excelente equipo de investigación, reunido por ambos, proceden los diez artículos agavillados en un volumen de cuidada presentación.
La introducción a los diez capítulos de esta publicación se abre con un plano general en el que Moya y Cañamares definen el libro álbum como una “simbiosis complementaria entre texto e imagen”. Una mezcla en la que texto e imagen se funden de manera inseparable en la narración que ofrecen a un lector que recibe dos códigos imbricados: el lenguaje visual y el escrito. En realidad, todos los elementos cuentan; la diagramación, el formato, la tipografía, la selección de los colores, las guardas o, incluso, la calidad del papel. Todo ello contribuye a dar sentido a la historia. Y, al mismo tiempo, impone a los autores, como se subraya en estas páginas, un análisis multimodal.
Volviendo a Moya y Cañamares vemos que, aunque en el siglo XIX se produce la ilustración de libros infantiles, es a mediados del pasado siglo cuando el libro álbum, sobre todo con la obra de Beatrix Potter, comienza a estirarse hasta llegar en la actualidad a constituir un género consolidado. Los avances de la tecnología digital y del diseño gráfico han revolucionado los estilos de ilustración. Han conferido potencia a contenidos muy estimulantes tanto desde el punto de vista temático como desde el punto de vista formal. Al ampliar estructuras narrativas tradicionales y recurrir a la metaficción se han convertido en atractivas y actuales propuestas literarias que se adentran con pleno derecho en el universo de los objetos artísticos. Hoy son materia de estudio por parte de historiadores del arte, pedagogos, científicos sociales, lingüistas e investigadores de literatura infantil y juvenil.
El material analítico más inmediato de la investigación que ha dado lugar a estas páginas procede de cincuenta y cuatro libros álbum producidos, con alguna excepción, por la cultura anglosajona. En la sección inicial salen a la luz “personajes femeninos que, de una forma u otra, rompen con los estereotipos tradicionalmente asignados a la mujer”. Carmen Santamaría García en primer lugar, Francisco J. Rodríguez Muñoz y María del Mar Ruíz Domínguez en segundo término y, por último, Jesús Díaz Armas sitúan y desmitifican valores de los cuentos tradicionales.
En la sección segunda, se da relieve a “personajes masculinos que no se adaptan a los estereotipos de género tradicionales”. Izaskun Elorza, por un lado, Emanuel Madalena y Ana Margarida Ramos, por otro y, finalmente, Moya y Cañamares desenvuelven cambios acaecidos en los libros álbum. En la tercera y última sección, el lector descubre “niños y niñas que viven en contextos diferentes a los patrones clásicos del modelo familiar”. María Martínez Lirola, María Jesús Pinar-Sanz, y conjuntamente Guillermo Soler Quílez, Arantxa Martín-Martín y José Rovira-Collado, estos últimos desde la pedagogía Queer, firman los tres últimos capítulos del brillante e incisivo mosaico reunido en un volumen que se completa con numerosas ilustraciones y una escogida bibliografía.
Aunque no es este lugar para entrar en los tecnicismos implicados en la analítica del despiece del significado de los libros álbum, conviene dejar constancia de su importancia. Recordemos que el antropólogo y lingüista ruso Vladimir Propp (1895-1970), tras analizar distintos cuentos populares rusos, descubrió aspectos recurrentes capaces de crear estructuras constantes en estas narraciones y estableció relaciones entre todos los cuentos de hadas de la cultura occidental. A partir de ahí, el desarrollo de la semiótica impulsa una oleada analítica en la que nuestros autores se apoyan. Los modelos multimodales de Kress y van Leeuwen, los de Painter, Martin y Unsworth o los de Kress y Halliday, entre otros, son utilizados por los investigadores que colaboran en el libro como herramientas adecuadas para desvelar el enorme potencial de los libros álbum.