Este jueves, con la publicación del libro de cuentos Todo sigue tranquilo, de Chusé Izuel, arranca una nueva etapa para Caballo de Troya. En esta ocasión es el cineasta Jonás Trueba quien ejerce de editor invitado durante 2021, tomando el relevo de Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez (2019), Mercedes Cebrián (2018), Lara Moreno (2017), Alberto Olmos (2016) y Elvira Navarro (2015), quienes han sido los encargados de ampliar el catálogo de la editorial desde que Constantino Bertolo, alma máter del proyecto, se jubilara en 2015. La era Jonás Trueba comienza a la contra, ya que en vez de apostar por nuevas voces, como viene siendo habitual en el sello, ha querido reeditar los relatos que dejó escritos Izuel antes de quitarse la vida en 1992 cuando tenía 24 años.
“Es un libro que tiene cierto malditismo juvenil y mucho de su tiempo”, explica Trueba en la rueda de prensa celebrada esta misma tarde para presentar las seis obras que editará Caballo de Troya bajo su tutela. “Tengo un vínculo muy personal con este libro, como cuento en el prólogo, en el que he aprovechado también para hablar de mi relación con la literatura. Además, lo hemos reorganizado e incluye tres relatos inéditos que no estaban en la primera edición y que han aparecido gracias a la pareja de Chusé, que los había conservado y que creo que completan muy bien al conjunto. Sabía que no era lo esperado, porque publicar a un autor muerto le quita la oportunidad a uno vivo, pero una mañana de febrero de hace justo un año se me cruzó la idea de que tenía que publicar este libro y que además tenía que ser el primero que sacase en Caballo de Troya. Merece la pena que los jóvenes de hoy lo puedan leer y que vean las diferencias entre esa época y ésta en la que están viviendo”.
Esos relatos breves, de una rara intensidad, casi siempre tristes y por momento de una sorprendente comicidad, del desaparecido Chusé Izuel, que hablan de la juventud de entonces con una honestidad brutal, marcan la senda que transitará Trueba como editor en este año y que, por ahora, tiene otras cinco paradas: en marzo llegará Niños aparte de Julieta Valero; en abril, Casa se busca de Socorro Giménez; en mayo, Cuadernos de Andrés di Tella; en septiembre, La parcela de Alejandro Simón Partal, y en octubre, Vilnis de Bárbara Mingo.
“He intentado mantenerme tranquilo ante el reto de ejercer de editor y buscar libros que yo intuía que podían estar rondando o a punto y que podían formar parte de este catálogo”, explica el director de La virgen de agosto, elegida como una de las 10 mejores películas de 2020 por la revista francesa Cahiers du Cinéma. “Esta primera selección no son tanto obras que me han llegado a mí como que yo he ido a buscar. Y cada libro tiene su historia y su por qué, no hay una coherencia total ni buscaba una línea o un tipo concreto de literatura, tampoco una apuesta generacional. Si algo tienen en común es que me han hecho vibrar de una manera particular y ahí entra en juego también el lector que soy. Me gusta que los libros me enseñen, que me iluminen y que me abran la percepción, y que construyan ideas, espacios, sensaciones, melodías… Los seis me han ensanchado el alma”.
El 4 de marzo se publica la segunda referencia en el catálogo de Caballo de Troya con Trueba al frente. Se trata de Niños aparte, la primera novela de la poeta y gestora cultura Julieta Valero, un libro sobre el amor y la conciliación familiar entre dos mujeres y sobre la niñez que nos sigue hablando cuando ya somos adultos. “Se empezó a cocer como libro en la primera ola y fue maravilloso encontrar a Jonás porque es muy sensible y empático”, asegura Valero en la rueda de prensa. “Yo soy poeta profesional y no me voy a disculpar por ello, pero la necesidad de escribir prosa es anterior en mí a la poesía. Ha sido una suerte que mi primer libro de ficción aparezca en Caballo de Troya, que es un espacio protegido de todo lo que no tenga que ver con la literatura”.
“En cualquier caso, ninguno de los escritores que vamos a publicar son exactamente noveles”, comenta Trueba. “Algunos son más conocidos, como Julieta o Alejandro en el ámbito de la poesía, pero tengo la sensación de que todos llevan escribiendo toda la vida. De alguna manera ya los admiraba a todos un poco y al final aquí nos hemos encontrado. Son libros de gran madurez, que están escritos sin atender a modas o tendencias y que tienen algo de clásico y moderno. Lo que sí es verdad es que todos tienen un vínculo con la poesía y utilizan el lenguaje de una manera muy sensual. Transmiten ganas de leer otros libros dentro de sus propios libros”.
Autorretrato emocional
Casa se busca, de Socorro Giménez, llegará el 4 de abril. Se trata de un autorretrato emocional, híbrido entre prosa y poesía, autoficción, memoria y crónica postal, a modo de mosaico o rompecabezas. El libro le llegó a Trueba por recomendación del editor Ignacio Echevarría, al que no conocía personalmente, y en cuanto lo abrió no pudo soltarlo. “Novel, pero joven no soy”, bromea Gímenez. “En realidad no lo escribí como tal. Desde hace mucho tiempo escribo poemas y algunas prosas: postales urbanas, sueños, diálogos, sesiones psicoanalíticas, instrucciones para performances… Y un día releyendo estas prosas me di cuenta de que funcionan como el reverso de mis poemas, que tiene otros registros. Había una perspectiva, un punto de vista. Lo armé como un rompecabezas que no se completa, pero que tiene integridad. Así que se puede entender como una novela, pero híbrida, descompuesta, errática, errante...”.
El cuarto libro que publicará Trueba es de un colega de profesión, Andrés di Tella, reconocido documentalista argentino que le dedicó un filme al escritor Ricardo Piglia. En estos Cuadernos, en librerías el 6 de mayo, Di Tella arma un libro que es aprendizaje constante a través de recuerdos, diálogos atrapados a vuelapluma, fotografías, dibujos, paseos nocturnos y divagaciones históricas y familiares. “Me hace mucha ilusión poder publicar a un gran cineasta como Di Tella y además quería que hubiera un libro así, entre el diario, la novela y el ensayo”, asegura Trueba. Di Tella recurre a Borges para explicar sus Cuadernos: “Me hace pensar en un cuento de Borges en el que un hombre se propone dibujar el mundo, y a lo largo de los años llena un libro con caballos, montañas, astros, hombres, mujeres... Poco antes de morir mira el dibujo y se da cuenta de que es su propia cara. Este libro tiene algo que ver con eso”.
Por último, ya en el tercer trimestre del año, llegarán La parcela, de Alejandro Simón Partal, y Vilnis, de Barbara Mingo. El primero, según Trueba, es el más parecido a una novela canónica, “existencialista, camusiana, con una sabiduría extraña”. La historia trata sobre un profesor de literatura española que llega a la ciudad portuaria de Boulogne sur Mer en un momento de desgarro personal. Allí da clases mientras todo a su alrededor se desmorona y su padre agoniza a dos mil kilómetros de distancia. “Con Jonas llevo mucho tiempo compartiendo obsesiones, miedos y angustias que están reflejados en este libro”, comenta el escritor, dramaturgo y poeta Simón Partal. “Al final el libro nos recuerda que somos seres capacitados para amar, amamos y nos aman. Por esa dicha y tragedia circula la novela en sí. Diría que es biográfica o autobiográfica porque creo que todo lo que hacemos, ya sea ensayo, teatro o ficción, nace de una necesidad o así lo entiendo yo, y esa necesidad es la que a mí me ha servido para ponerle límites a mis miedos y mis limitaciones. He hecho esta novela para tranquilizarme y escucharme y la verdad es que el resultado ha sido bastante sanador”.
De Vilnis dice el cineasta que es el tipo de libro que muy poca gente se atreve a hacer en España: “Yo pensaba en Joseph Brodsky o en W. G. Sebald mientras lo leía. Está en esa tradición de escritores caminantes libres que llegan a un sitio y despliegan una curiosidad maravillosa. Y lo más bonito es que, desde la primera página, sientes una mirada y una perceptividad muy especial”. El libro es un viaje alrededor de la misteriosa figura de M.K. Ciurlionis, pintor y músico que influyó profundamente en la cultura lituana moderna; pero también es la crónica personal y poética de su autora: un manual alucinado y heterodoxo para paseantes solitarios. “Mi libro cuenta la vida de Ciurlionis y también mis peripecias como investigadora desolada”, explica Bárbara Mingo. “Ver sus cuadros en Lituania fue muy fuerte, pero también pasé mucho tiempo sola. Y me di cuenta de la ciclotimia que me golpeaba, ya que a veces estaba fascinada por todo lo que me encontraba en ese viaje y otras veces me sentía solísima. El libro son apuntes de todo eso”.