Sostienen algunos científicos que la actual etapa geológica, el Holoceno, empieza a quedarse atrás. Desde hace decenios viene siendo sustituida por una nueva, el Antropoceno, marcada por el determinante impacto de las actividades humanas sobre el planeta. Así parece creerlo José María Merino (La Coruña, 1941), pues este presunto periódico histórico le merece la minutísima atención que le dedica en Noticias del Antropoceno. Nada menos que medio centenar de breves piezas asedian el todavía balbuceante fenómeno, que mira al sesgo y de frente, en sus antecedentes inmediatos, en la actualidad o en su imprevisible desarrollo futuro.
Trata Merino el Antropoceno, por tanto, con perspectiva abarcadora, lo cual determina que someta a los cuentos a una disciplina estructural muy firme y los organice con disposición arquitectónica: un prólogo y un epílogo enmarcan cinco partes de contenido bastante diferenciado. Es cierto que algunos textos podrían migrar sin desdoro de emplazamiento, pero los bloques se atienen a criterios unitarios: algunas muestras representativas de manifestaciones antropocénicas, otras referidas a situaciones actuales, algunas que se centran en casos llamativos y otras finales que miran al pasado próximo.
El repertorio resulta, pues, lo bastante generoso como para ilustrar cuánto el hombre está sellando un todavía enigmático porvenir. La potente imaginería de Merino se despliega en la invención de casos, todos reveladores y anecdóticamente atractivos, cargados con ese mínimo de base narrativa que siempre ha defendido como requisito del cuento. Presenciamos al papa Francisco que, ante la dimisión del Altísimo, emprende la búsqueda de un sustituto que no sea el Ángel Caído. A unos actuales Adán y Eva de expedición científica por un Pacífico convertido en un continente de la basura por culpa de los microplásticos. También varias basuras amenazantes, la espacial que nos podría caer encima y la del alcantarillado urbano que sirve para una exposición artística. Asimismo la producción de virus mortales y la manipulación cibernética de la Red que convierte al mundo en el imperio de lo ultrafalso. O, en fin, la vuelta al mundo en monopatín, entre otros abundantes sucesos sorprendentes.
La inventiva se alía en este libro de relatos con las mejores cualidades de la literatura de la observación
La inventiva se alía en el noticiario de Merino con las mejores cualidades de la literatura de observación. En buena medida abandona el autor en esta ocasión su característico apego a la libérrima fantasía fuera del espacio y el tiempo y se muda a algo cercano a un costumbrismo satírico de actualidad. Su pluma destila hechos del día: el tráfico de órganos, la extinción de abejas e insectos, un muestrario de “basuraleza”, los zorros que invaden los espacios urbanos, los emigrantes, una lista de males derivados de la crisis del 2008, el amor “electronicarnal” de la pareja que se guasapea incluso en la cama, la cirugía estética, la identidad, las dificultades de escribir el Qujiote en emoticonos, etcétera, etcétera.
Tantas pruebas de usos de nuestro tiempo adquieren una dimensión crítica insólita en Merino por su trasparencia. El bloque segundo pertenece a la literatura de denuncia y bajo este prisma el libro deja constancia expresa de la corrupción política, de la hipocresía y falsedad social, de la pobreza material, de la violencia doméstica… La denuncia comprendida en este apasionante, ameno y admonitorio reportaje imaginario se hace desde una perspectiva no banderiza sino humanista y debe destacarse su cerrada defensa del pensamiento simbólico como imprescindible antídoto contra la tecnificación a ultranza.