Javier Azpeitia y la 'músika' del mundo antiguo
Popurrí de novela de aventuras, histórica y culturalista, el nuevo libro del escritor es un entretenido y jugoso cuento bien contado
14 junio, 2021 09:30La despaciosa obra narrativa de Javier Azpeitia (Madrid, 1962) está marcada por la impronta de la originalidad. Sin prisas, sus novelas han ido ocupando un territorio muy personal que revalida ahora en Músika. Difícil resulta describir con exactitud qué es este nuevo libro. Por aproximación podría decirse que se trata tanto de una novela histórica con alto gusto por el exotismo ambiental como de un relato de aventuras que no le hace ascos a las peripecias más arriesgadas e impactantes. También tiene un componente de intriga trabado por conspiraciones palaciegas, y encontramos además una narración culturalista y metaliteraria.
El marco cronológico de este popurrí se remonta a cinco siglos antes de Cristo, y se extiende por un dilatado tiempo que va del 406 al 330 AEC (Antes de la Era Común). Más vasto todavía es el espacial, que se dilata desde nuestro Tartessos hasta Macedonia, Persia y Egipto, con varias estaciones intermedias y un núcleo destacado en el Ática. O sea, la totalidad del Mundo Antiguo.
Por esa remota edad y por estas tierras transcurre la intrincada peripecia de Mora, una sacerdotisa que entra como esclava en la intimidad de Eurípides en Atenas, “el ombligo del mundo”. Azpeitia afronta el reto de ensamblar en un relato congruente materiales tan disímiles y encuentra un recurso eficaz en una especie de discurso oral que pronuncia Lisa, hija de la protagonista, dirigido a sus cofrades de una mística congregación religiosa.
Como este legítimo truco no lo sabemos hasta el final, la narración oscila con un atinado vaivén de anécdotas entre dos ejes bien distintos. Por un lado desfilan las adversidades familiares de Mora y la forja de un temple, con algo cercano, en el fondo, a la plasmación psicologista de un carácter. Por el otro, vienen a nuestros ojos lo mismo el ambiente popular de Atenas que las polémicas, intereses y maldades que enfrentan nada menos que a Esquilo, Eurípides y Sófocles. La proximidad a estos del rey macedonio Arquelao acrecienta la seducción del selecto círculo.
Popurrí de novela de aventuras, histórica y culturalista, 'Músika' es un entretenido y jugoso cuento bien contado
En el terreno de las aventuras, Azpeitia se desempeña como un avezado narrador que recrea momentos de gran violencia y crueldad (una sobrecogedora crucifixión), no exentos de una aureola de magia, esoterismo, brujería y anotaciones sobre el politeísmo de las religiones antiguas. En el otro terreno, el del círculo ateniense, juega muy fuerte. No solo utiliza referencias concretas a las obras de los grandes trágicos fundacionales, sino que llega a embutir una lección de métrica griega con pedagógicas explicaciones sobre el hexámetro dactílico o el yambo.
El pródigo culturalismo no causa, sin embargo, un relato pesado o mortecino ni produce fatiga o tedio, porque la historia al completo está atravesada por el humor y llega a estampas esperpénticas. Además, incorpora elementos de la literatura popular: envenenamientos, drogas, estupefacientes, magia negra… y mucho sexo, libérrimo, con un pasaje casi expresionista de una felación cinematográfica.
Como toda recreación histórica, Músika se proyecta en el presente a la manera de un cuadro de inquietudes, adversidades, determinaciones, ilusiones o fracasos propios de nuestra especie. Quizás Azpeitia busca cumplir la idea que cita de Sófocles: el poeta alcanza la excelencia al rehacer el funcionamiento de la sociedad en que vive. Pero igual no hay que buscarle presuntas trascendencias a esta novela y sea mejor ceñirla a un jugoso y entretenido cuento bien contado.