Jacinta Cremades, fabular para existir
La escritora y crítica literaria se adentra en la vida de dos mujeres que decidieron romper con su entorno y emprender solas sus respectivas vidas en una novela nutrida por la herencia de Isabel Allende o Cortázar
15 junio, 2021 10:15La idea de que “fabular” es una manera de existir, y de que las historias que se transmiten de generación en generación otorgan sentido a quienes pertenecen a una familia y a una cultura, atraviesa de principio a fin esta primera novela de
la escritora y crítica literaria Jacinta Cremades (1974). Tal idea, alimentada con referencias autobiográficas, como los escenarios de la acción (Barcelona, París), así como detalles y personajes que dan vida a la ficción, ambiciona contar la herencia de sueños y premoniciones de tres mujeres de una misma familia, desde los años 50 hasta la época actual. Son Maite (La Maga), Teresa y Lucía, madre, hija y nieta, mujeres que le sirven para componer el contexto social y cultural al que cada una, según su edad, pertenece. Sus vidas le permiten articular una trama nutrida en la herencia de los grandes narradores latinoamericanos (Isabel Allende, Cortázar), de quienes toma la estrategia de incluir elementos mágicos.
La técnica no es otra que el recurso de encadenar retahílas del pasado desde la perspectiva de una de ellas, Teresa, y así, mientras va contando a su hija ráfagas de historias heredadas de su madre, para componer su pasado y entenderla, intenta a su vez, comprender el suyo. Quizá se le puedan reprochar algunos excesos (inevitables en una primera apuesta narrativa tan ambiciosa), aunque a su favor está el atractivo de la propuesta: adentrarse en la vida de dos mujeres que decidieron romper con su entorno y emprender solas sus respectivas vidas.
Además, un “secreto triste” que condiciona la vida de estas tres mujeres funciona como resorte enigmático sobre el que gira la trama. Ese secreto llena de sufrimiento la vida de Teresa, quien vive en Madrid cuando arranca la novela, con su hija Lucía. Una llamada inesperada le informa de que su madre acaba de morir en París, y hasta allí viaja para componer el puzle que representó la vida con ella. Reconstruirlo servirá de argumento a la idea que defiende la novela: solo en las historias de las que formamos parte es posible hallar el sentido de lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.