Jon Bilbao (Ribadesella, Asturias, 1972) es uno de los autores más singulares del actual panorama literario, un creador de mundos muy personales desde los que disecciona la realidad y ofrece su peculiar punto de vista sobre ella. Para hacerlo, utiliza, sobre todo, el cuento, género en el que ha demostrado ser un maestro. Así lo atestiguan títulos como Bajo el influjo del cometa (Salto de Página, 2010) o Estrómboli (Impedimenta, 2018), aunque también ha escrito relatos más largos como El silencio y los crujidos (2018) y la reciente Basilisco (2020), ambas en Impedimenta. Con Los extraños, el autor firma una novela corta en la que indaga en ese universo suyo tan característico.
Jon y Katharina pasan una temporada en la casa que la familia de él conserva en Ribadesella donde desarrollan un trabajo intelectual. Allí, la vida transcurre tediosa hasta que suceden dos circunstancias inesperadas que van a alterar el hastío que los envuelve. Una noche se observan en el cielo las luces de tres objetos voladores no identificados y, casi de forma simultánea, aparece Markel, un primo segundo al que Jon apenas recuerda, acompañado de Virginia, una enigmática muchacha que dice ser su ayudante.
En la obra, como es habitual en la escritura de Bilbao, aparece una realidad que se ubica en un tiempo y un espacio concretos, y sobre ella, o a partir de ella, se construye un universo misterioso plagado de imprevistos y de situaciones insólitas que en ocasiones rozan lo fantástico. De ahí que sorprendan las constantes referencias al pueblo de Ribadesella y a lugares del oriente asturiano fácilmente reconocibles, desde las cuevas de Tito Bustillo al monte Corbero, pasando por la ermita de Santa Ana, los acantilados de Tereñes o la playa de Barro, cercana a la parroquia de Celorio en el concejo de Llanes.
'Los extraños' mezcla la realidad y la fantasía, con ciertas dosis de misterio, creando una atmósfera asfixiante
Frente a esta realidad tangible, el relato se adentra en circunstancias insólitas, bien porque la falta de información crea una inquietante sensación de extrañeza, bien porque los personajes tienen un comportamiento errático. Para contribuir a la incertidumbre, además, el autor ha optado por contar desde un punto de vista objetivo, de modo que todos los detalles, relatados en un tono monocordemente neutral, parecen tener el mismo grado de importancia. Están ahí para que el lector discrimine su trascendencia y los ubique en la historia según considere. El cúmulo de incertezas, además, crea una atmósfera cargada, a veces ominosa y siempre asfixiante.
Con Los extraños, Bilbao publica una novela en la que mezcla la realidad y la fantasía, a lo que añade ciertas dosis de misterio porque el texto abunda en circunstancias que carecen de explicación lógica y porque muchas preguntas sobre el perfil de los personajes y su comportamiento quedan sin respuesta. En este sentido, la obra está construida con historias abiertas, plagada de cabos sueltos y de situaciones inconcretas, tal vez para reflejar lo que sucede en la vida. Es la manera que tiene el escritor asturiano de reflexionar sobre la incomunicación en la pareja, la curiosidad por la vida ajena, la dificultad de tomar decisiones en la vida adulta, la infancia perdida y en parte recobrada, los lazos familiares, lo enigmático y lo inexplicable.