La prematura muerte de Almudena Grandes a los 61 años ha conmocionado a muchos lectores, figuras de la cultura y políticos. Tras un entierro multitudinario en el Cementerio Civil de Madrid, el Gobierno ha querido dar un paso más en el homenaje a la escritora de Las edades de Lulú con la concesión a título póstumo de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Este galardón, propuesto por el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, reconoce “su extraordinaria calidad como escritora, su compromiso inquebrantable con la literatura y la memoria y su contribución a la internacionalización de la literatura española”.
Asimismo, destaca “su aportación al fomento de la lectura”. Sus libros, con elevadas ventas y grandes tiradas, “demuestran que ha conseguido, a través de una literatura de calidad, atraer al mundo de la lectura a muchos no-lectores, que se han convertido en fervientes seguidores de su obra”, añade el ministerio. La trayectoria literaria de Grandes ha estado avalada por numerosos premios desde el principio de su carrera, incluido el Premio Nacional de Narrativa por su obra Los pacientes del Doctor García, cuarto volumen del viaje histórico que inició en 2010 bajo el título de Episodios de una guerra interminable.
Su compromiso con la literatura también ha contribuido “a la internacionalización de la literatura española, siendo una de nuestras autoras más internacionales y traducidas”. En 1997 Grandes fue la primera mujer en recibir el premio Rossone d’Oro por toda su obra, galardón que antes habían obtenido escritores como Alberto Moravia o Ernesto Sábato, y en 2020 ganó el premio Jean-Monnet de Literatura Europea 2020 por Los pacientes del doctor García.
Al último adiós a la escritora, que tuvo lugar el lunes por la mañana, acudieron lectores y seguidores portando sus libros y haciéndolos ondear al aire como si de banderas se trataran. De manera improvisada los asistentes, que fueron convocados por el periodista Ramón Lobo a través de las redes sociales, fueron leyendo pasajes al azar de sus novelas. Los aplausos se sucedían incluso antes de la llegada del cuerpo de la escritora. En primera línea estuvieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para despedir a una de las autoras más importantes de las letras en español.
Tampoco faltaron figuras de la cultura como Ana Belén, que leyó el cuento Por una falda de plátanos, un emocionado Joaquín Sabina que escuchó cómo en los altavoces sonaba Noche de bodas, la canción favorita de Grandes, o el dramaturgo Miguel del Arco, quien recitó un emotivo poema que el marido de la autora, Luis García Montero, dedicó a la escritora tiempo atrás: “pues todo se me olvida si tengo que aprender a recordarte”.
En el momento más emotivo del funeral, García Montero se acercó al féretro de Almudena y depositó sobre él un ejemplar de Completamente viernes, el poemario que compuso durante los primeros años de su matrimonio.