La verdad es incómoda, escribió hace unos años Jorge Trías Sagner al explicar el fuerte coste personal y profesional que tuvo que pagar por haberse atrevido a proclamarla. Corría el año 2013 y comenzaba a salir a la luz el caso Bárcenas cuando Trías, que había sido diputado del Partido Popular y estaba al tanto de la investigación del tema, denunció en un artículo publicado en El País la financiación irregular y los sobresueldos que a cargo de ella se pagaban en el partido.
Con ello realizaba un servicio a la democracia española, uno de cuyos males era, como en tantos otros países, la corrupción política, pero recibió a cambio muy poco agradecimiento y mucho acoso, un acoso que al final se tradujo incluso en la pérdida de clientes. Es una experiencia que ha analizado en detalle en su libro El baile de la corrupción (Ediciones B, 2018). En un período en que el prestigio de las grandes familias de la burguesía catalana no está en su mejor momento, por decirlo de manera suave, y el proverbial seny parece olvidado, resulta reconfortante poder rendirle un postrer homenaje.
En un libro que acababa de publicar, Violeta Friedman contra León Degrelle (Hebraica Ediciones, 2021), describe uno de los casos más importantes que llevó en su larga carrera de abogado, cuando representó a Friedman, judía rumana superviviente de Auschwitz que se había establecido en España, cuando esta denunció en 1985 a Léon Degrelle, el oficial belga de las SS que se había refugiado en nuestro país tras la guerra mundial, por un artículo en que este negaba el Holocausto y hacía gala de antisemitismo.
Con un brutal sarcasmo había dicho que al haber tantos judíos, resultaba difícil creer que hubieran salido tantos vivos de los hornos crematorios. La batalla judicial fue larga, pero finalmente el Tribunal Constitucional sentenció que Degrelle había atentado al honor de Violeta Friedman y de todas las víctimas de los campos de exterminio nazi. Esta sentencia contribuyó de manera decisiva a que en noviembre de 1995 se introdujera en nuestro Código Penal el artículo 607, relativo a los delitos de genocidio, que castiga la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen tales delitos o pretendan la rehabilitación de los regímenes que los hubieran cometido. Fue un gran triunfo para los defensores de los derechos humanos, al que Trías había contribuido.
Aunque hoy muchos le recuerdan con el ambiguo título de 'filtrador de los papeles de Bárcenas' (dicho en tono de elogio o de demérito, no se sabe) esa denuncia respondió a una integridad personal y profesional que merece respeto y forma parte de una larga trayectoria destacable por diversos motivos.
Nacido en Barcelona en 1948, hermano del filósofo Eugenio Trías y del ensayista Carlos Trías, fue asesor del ministro de Justicia en tiempos de UCD y colaboró en la reforma de las cárceles, tema sobre el que colaboró también en el libro publicado en 1977 por Carlos García Valdés. A través de Camilo José Cela, de quien fue abogado, conoció a José María Aznar, quien le propuso presentarse en 1996 como diputado por Barcelona, escaño que sólo ocupó durante una legislatura, para luego volver a su vida profesional.
Como diputado fue pionero en proponer que se reconocieran ciertos derechos similares a los matrimoniales a las parejas homosexuales. Participó también en la redacción de la Carta de derechos fundamentales de los ciudadanos de la Unión Europea que debería haberse incorporado a la Constitución Europea que los votantes neerlandeses y franceses abortaron en sendos referéndums y que afortunadamente pudo ser recuperada en el Tratado de Lisboa de 2007, que diseñó la actual arquitectura institucional de la Unión.
Periodista, colaborador de prestigiosos diarios, fue asimismo poeta: ¿Será posible amar, mirar el firmamento, bajar a los abismos, levantarse sediento, anhelar unos besos, querer a una mujer, sus brazos y su cuerpo, fumarse un cigarrillo, correr, gritar, alzarse o humillarse, querer y amar queriendo, y mirar unos ojos suplicantes tan verdes y tan claros y decirle a quien tanto quieres: te querré eternamente? Son versos de ¿Dónde el amor habita? un libro de 2013. La reciente pandemia lo debilitó y la muerte nos lo ha arrebatado.