Dicho en corto, 14 de abril es la crónica coral y polifónica del día de 1931 señalado en el título del libro. El escritor y periodista Paco Cerdà (Genovés, Valencia, 1985) reconstruye la crucial fecha con escrúpulo documental e imaginación fabuladora. Una avalancha de noticias e impresiones se encadenan a lo largo de esa jornada y hasta el amanecer del día siguiente.
El alud noticioso-imaginativo no produce, sin embargo, confusión alguna porque entre la barahúnda ambiental se distinguen dos grandes líneas de fuerza: el temor de los monárquicos derrotados en las todavía frescas elecciones municipales y la exaltación bulliciosa de republicanos e izquierdistas triunfantes en los comicios. Nada más hallamos una cierta impresión deliberada de desbarajuste con el fin de conseguir un reflejo ambiental realista, amén de artístico.
Paco Cerdà se ha atenido a una estricta selección cronológica. Por eso le da a este libro una configuración circular que no supone ninguna rigidez. Se abre y se cierra con una víctima anónima, Emilio, un obrero “con cara de obrero” caído en el madrileño paseo de Recoletos por unos balazos de la Guardia Civil durante una manifestación.
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Emilio iba al cine pero por no dejar solo a su cuñado se sumó a la concentración. La muerte y el entierro del hombre inician y concluyen el relato: con un plus simbólico, a Emilio, que cargaba a sus espaldas la pesada mochila de las vejaciones impunes sufridas en Tenerife en 1909, lo convierten las nuevas autoridades en el último muerto de la monarquía.
El tiempo reducido del relato se fragmenta en bloques poco extensos encadenados por el sucederse de las horas canónicas: prima, tercia, sexta, nona, vísperas, completas, maitines y laudes. Estos trechos horarios arrancan con sendos “emilios”, víctimas también fortuitas de aquella jornada a quienes una voz desconocida, que solapa la del propio Cerdà, se dirige en segunda persona. A partir de estas cabeceras el libro se despliega por toda la geografía nacional, siempre con noticias reales acerca de innumerables petits faits vrais, dicho a la francesa, ocurridos.
Cerdà ha recreado un momento capital de nuestra historia reciente con pulso narrativo y exigencia literaria
Bien barajados los sucesos, asistimos al pronunciamiento republicano en los ayuntamientos, a las marchas populares, a las reacciones en el ejército, a las actitudes de los conservadores, a los movimientos políticos radicales o al expeditivo proceso que consumó el cambio institucional. Línea casi independiente, aunque entreverada con el resto noticioso, constituye la conducta de Alfonso XIII, su resolución de abandonar el país y el viaje nocturno hasta Cartagena para embarcar hacia el exilio.
Paco Cerdà sustenta su libro en un abnegado y abrumador trabajo documental, que detalla en las páginas finales. Se corresponde con una auténtica labor investigadora en la que no faltan aportaciones de primera mano. Pero ese desvelo historiográfico lo vuelca en un artificio narrativo complejo que revela exigencia constructiva enorme. Y muy hábil y afortunada.
Los hechos desfilan con un ritmo sostenido. El relato distanciado abre espacios a la empatía con la voluntad popular, incluso en alguna ocasión a la denuncia explícita del sistema monárquico. Las situaciones y los personajes tienen fuerza propia más allá del detalle histórico. La prosa de oraciones breves y sin subordinadas proporciona animada celeridad y el estilo se permite algún juego vanguardista.
14 de abril no es en sentido estricto historia. Tampoco novela. No es cuestión de entrar en artificiosas disquisiciones que lo cataloguen como libro de no ficción. No hay que darle vueltas. Sin más, Cerdà ha recreado un momento capital de nuestra historia reciente con pulso narrativo y exigencia literaria.