Hablar de Carlos Pacheco es hablar de un pionero, de un maestro, de un abridor de puertas para los actuales historietistas que sueñan con dar el salto a Estados Unidos; pero hablar de Carlos Pacheco es también hablar de un ser humano amigo de sus amigos, un ser que aprovechaba la noche para trabajar y el día para soñar.
Gaditano hasta la médula pero ciudadano del mundo. Así era Pacheco (San Roque, 1962), una leyenda internacional del cómic que este 9 de noviembre se ha ido debido a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que le fue diagnosticada y que él mismo hizo pública el pasado 23 de septiembre en una entrada en sus redes sociales donde decía que pese a este "giro" que le había dado la vida se sentía "afortunado por todo lo vivido".
Y eso es lo que nos deja, lo vivido, lo dibujado, una vida que, según sus palabras, fue "más allá de los sueños más locos de aquel chaval" que un día fue. Ese niño que soñaba en viñetas y que con el tiempo se alió con esos superhéroes que luego dibujó, como Linterna Verde, Superman (DC cómics) o Los Vengadores (Marvel).
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Pero Pacheco era corazón y por eso convirtió en amistad de la buena su relación con el que siempre reconoció como su referente "artístico y ético", el dibujante Carlos Giménez, su amigo, el que cuidó y defendió ya que siempre consideró que tenía que ser galardonado con el Premio Nacional de Cómic.
Un galardón que él tampoco se ha llevado aunque méritos no le faltaron. Pero es que su obra, en su mayoría, fue para editoriales estadounidenses, aunque este licenciado en Ciencias Biológicas se inició en el mundo del cómic de manera profesional después de haber participado en la revista autogestionada Tuboescape (1982), subvencionada por el Ayuntamiento de Cádiz.
Y fue ese mismo año cuando comenzó a enviar muestras de su trabajo a Marvel Comics, donde este gaditano se curtió en la Tierra 616, el universo donde acontecen todas las historias de la factoría Marvel y donde viven esos superhéroes a los que dedicó toda su vida con un estilo propio reconocido por todos sus compañeros de profesión.
Según contó a la Agencia Efe en los días más duros de la pandemia, le parecía "indecoroso" llamar trabajo a su profesión, esa que se desarrolló en Estados Unidos pero que no le hizo moverse de Madrid y su San Roque natal, el pueblo al que nunca dejó de ir porque allí vivía toda su familia.
También probó suerte en el mercado español, donde creó un grupo de superhéroes, "Iberia Inc", una obra escrita por su amigo Rafael Marín que vio la luz en 1996 y obtuvo gran acogida entre los aficionados españoles.
Eso sí, Carlos Pacheco siempre será Linterna Verde, Superman y Batman, Capitán América, Thor o Hulk, personajes que convivieron con él con esa intensidad que imprimía en el trazo para crearlos. La misma pasión que siempre tuvo para aliarse con su profesión y hacerla mejor.
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Por eso siempre era uno de los fijos en ferias y certámenes de cómics, siempre estaba ahí, con su chupa de cuero marrón de aviador, para ayudar a amigos o para intentar sacar adelante proyectos colectivos, como la fallida Academia del Cómic o los cursos de verano de la Universidad de Cádiz que dio durante años.