Desde hace varios años, el Vicerrectorado de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid organiza un concurso literario que se enmarca en la Semana de las Letras UCM. El premio se entrega en un acto público en el que se presentan las obras ganadoras del año anterior -una de poesía y otra de narrativa-, editadas por el propio sello de la Universidad. La llaga humana es la novela vencedora de la edición de 2021 en la especialidad de Narrativa. El jurado que la eligió estuvo formado por Luis Mateo Díez, Cristina Fallarás Sánchez, Raquel Taranilla García y Basilio Rodríguez Cañada.
El texto cuenta una historia que cronológicamente se sitúa en el año 1969, en plena guerra de Vietnam, y se inicia con un significativo fragmento del Apocalipsis que hace referencia a los muertos, a quienes está dedicado el relato. Los muertos surgen del libro de la vida -del mar, del infierno, de la misma muerte-, aunque lo significativo no es tanto que aparezcan, cuanto que fueron juzgados "según lo que habían hecho". Esta es la lectura que trata de transmitir el autor a lo largo de la narración, la idea de que, tras el horror inmisericorde de una contienda bélica, llegará una voz superior que sentenciará a cada uno según su grado de culpa.
Título: La llaga humana
Autor: Carlos Maortua Langdon
Editorial: Ediciones Complutense
Año de publicación: 2022
Disponible en Ediciones Complutense
Disponible en Unebook
La guerra de Vietnam ha sido un tema recurrente en la literatura, sobre todo en la norteamericana, y de él tenemos ejemplos significativos. Lo trató Graham Greene en El americano impasible (1958); Tim O'Brien en Las cosas que llevaban los hombres que lucharon (1990); Denis Johnson en Árbol de humo (2007); y Carlos Canales y Miguel del Rey en Arrozales sangrientos (2012), por citar solo algunos. La lucha de Occidente por eliminar el comunismo, la crueldad de la guerra, la falta de sentido de un conflicto que no solucionó nada, o el dolor infligido sobre unos soldados muy jóvenes cuyas vidas quedaron desarticuladas para siempre, son argumentos comunes a todas ellas.
En la estela de este conflicto, uno de los más importantes de la llamada Guerra Fría, Carlos Maortua Langdon ha escrito La llaga humana, una novela corta cuyo argumento se centra en la huella que la conflagración dejó en los combatientes. La obra se inaugura con una breve nota del "Tribunal de Apelaciones de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos", fechada en enero de 1970, que sirve como presentación a las misivas y a los fragmentos íntimos escritos por el soldado Elliot Stone entre el 6 de enero de 1969 y el 8 de noviembre del mismo año. Porque, en efecto, el texto está formado por las cartas y las entradas de un diario que Stone escribe desde que llega al frente.
Se trata, pues, de una novela entre epistolar -de un solo remitente- y diarística, de modo que conocemos a los demás personajes por lo que el protagonista revela en sus escritos. A través de Stone el lector conoce los hechos, observa los horrores de la guerra e incluso valora lo que sucede. Esta subjetividad es importante porque se trata de acceder al interior del individuo para poner de relieve la transformación que el conflicto impone en su carácter y en su forma de estar en el mundo. De hecho, una de las claves de la obra es la evolución que sufre el protagonista.
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En la primera carta, el soldado se dirige a su padre. Es todavía un muchacho ingenuo que se ha alistado porque cree en el ser humano y está persuadido de la necesidad de difundir los valores morales que representa Estados Unidos. También de que es posible transformar el mundo: "La igualdad, la rectitud moral, el progreso y la libertad tienen un elevado precio. […] Estoy dispuesto a pagarlo […]. Estoy dispuesto a pelear para difundir la buena nueva de nuestra nación, como ya tantos han hecho antes que yo", le dice.
La realidad de la guerra, sin embargo, y la brutalidad inherente al conflicto, transforman pronto a Stone, que termina por abjurar de sus principios y se convierte en un auténtico depredador no solo con el enemigo, sino también con sus propios compañeros y consigo mismo. Del candor y del altruismo de los primeros mensajes, el personaje pasa a sentirse solo y a cuestionarse su presencia en el frente, hasta que finalmente lo vemos renegar de su conciencia: "Encuentro una perversa tranquilidad en el maltrato y la humillación", leemos con estupor.
La novela, que está muy bien escrita, tiene un estilo cortante que conviene al paulatino extravío interior del personaje
A lo largo de su corta trayectoria en el espacio bélico, Stone comete las mayores atrocidades: odia, profana cadáveres, viola mujeres, mata… Al final, apenas siente ira, sino "un profundo rencor y la indiferencia […] de quien se sabe víctima de una estafa perpetrada por nadie y por todos a la vez". Porque en La llaga humana se critica al sistema, que permite que unos jóvenes, apenas salidos de la adolescencia, se pierdan irremediablemente; pero también a unos medios de comunicación que no informan de lo que verdaderamente ocurre en Vietnam.
La novela, que está muy bien escrita, tiene un estilo cortante que conviene al paulatino extravío interior del personaje, a su progresivo sentimiento de abandono, de indiferencia y de pérdida de la fe en el ser humano, a pesar del refugio que supone para él -y para el lector- la compañía de Walt Whitman.