La historia es antigua. Poco antes de enfrentarse al temible toro de Maratón, Teseo fue acogido generosamente en su humilde cabaña por Hécale, una viuda anciana y pobre que la noche previa al combate le narró al joven su vida. Escrito por Calímaco en un breve poema épico del que solo se conservan hoy fragmentos, cuando Teseo regresó victorioso, la anciana ya había muerto. En su honor fundó el héroe de Atenas el santuario de Zeus Hecalesi. Recordada hoy por su absoluta generosidad, Hécale, por su parte, se convirtió en la primera narradora oral retratada por la literatura.
Desde los tiempos remotos de Calímaco hasta Emilia Pardo Bazán o, más recientemente, Anne Sexton, el libro De cuento en cuento. Mujeres y relatos de largo recorrido (UNED) propone un recorrido por las protagonistas femeninas, narradoras y oradoras, personajes y escritoras que, desde entonces han poblado y transmitido los cuentos tradicionales que hemos oído y reescrito a lo largo de los siglos hasta desembocar en las miradas feministas de los siglos XX y XXI.
Coordinado por Marina Sanfilippo, Rosa María Aradra Sánchez y Mariángel Soláns García, con un corpus de más de 30 ensayos y otros tantos autores, este volumen se centra particularmente en el cuento maravilloso y en el de ingenio, y organiza su contenido a partir de cinco hilos conductores: “Mujeres que cuentan, mujeres con voz”; “Heroínas de cuerpo y alma”; “Mujeres inspiradoras: de mitos y cuentos maravillosos”; “Desmontando motivos tradicionales: poder, reescritura y subversión” y “Traspasando medios: cuentos e imágenes de mujer”.
Título: De cuento en cuento. Mujeres y relatos de largo recorrido
Coordinadoras: Marina Sanfilippo, Rosa Mª Aradra Sánchez y Mariángel Soláns García
Editorial: UNED
Año de edición: 2022
Así, desde las sirenas de Odiseo hasta Isabel de Wied, reina de Rumanía, que firmaba sus textos bajo el seudónimo de “Carmen Sylva” y que gozó de una gran aceptación entre finales del siglo XIX y principios del XX en Europa y Estambul, todas ellas forman parte de ese tejido de historias que la humanidad lleva narrándose desde los orígenes a nuestros días. También del mismo país, oriunda de Transilvania, están las historias de Silvia Fola, a partir de cuyo testimonio oral Alexandra Chereches indaga en los relatos de diablos, brujas, seres sobrenaturales o fantásticos que habitan los campos y bosques de la región.
Seres como las rusalki, personajes del folklore eslavo de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, con rasgos de sirena y ninfa, que aparecen “en forma de mujer de largos cabellos sueltos que puede ahogar en el agua o hacer cosquillas a las personas hasta matarlas”, según invoca Francisco Molina Moreno, y que hoy cobran un interés renovado gracias a la mirada ecofeminista.
Todas estas narraciones demuestran que la tradición oral persiste todavía hoy de forma más o menos explícita, e incluso se replica en la actualidad en algunas zonas rurales del mundo. Este es el caso de la comunidad candomblé de Ilê Axé Ijexá, Itabuna, en el estado de Bahia (Brasil), donde siguiendo las prácticas de esta religión afrobrasileña aún se cuentan las historias de Inês Maria Mejigã, secuestrada en África y esclava durante años, cuyos relatos se emplean en rituales oraculares, como relata Marialda Jovita Silveira.
Violencia de género y liberación femenina
En este somero repaso no podían faltar tampoco las autoras españolas que más trabajaron el género. Conocido es el interés de Carmen Martin Gaite por el cuento infantil y la tradición oral. La autora salmantina, que además de modernizar a Caperucita llevándola a Manhatan, tradujo los Cuentos de hadas de Perrault, subvirtió los códigos del cuento en El pastel del diablo, analiza la experta Elisabetta Sarmati, “con el objetivo de crear un nuevo patrón de literatura infantil, con protagonistas femeninas activas, rebeldes y responsables de su propio destino”.
Igual de interesantes resultan las dos reflexiones que este volumen dedica a la gran Emilia Pardo Bazán, a partir de dos de sus relatos. Fundadora y presidenta de la Sociedad del Folklore Gallego, la autora de Los pazos de Ulloa mostró a menudo su destreza y gusto por el relato corto, y si en Las medias rojas, como apunta Eulalia Piñero Gil, utilizaba esta prenda tan popular en las narraciones folclóricas como muestra de liberación femenina, en Agravante, la historia de una viuda que “engaña” a su marido muerto y es brutalmente castigada por él, establece un particular alegato contra la violencia de género.
Curiosamente, cuentan Patricia Carballal y Ricardo Axeitos, Pardo Bazán fue acusada de plagio por este último título, al basarse en un cuento de Abel Rémusat que, en realidad, había circulado por la literatura en distintas versiones durante dos milenios, y que ella misma citaba en una curiosa anécdota que los autores del ensayo reproducen, cuando ella, con calma, se excusa: “De estas laboriosas investigaciones se desprende que el cuento es tan de Voltaire como mío, e hicimos bien Anatole France y yo en repartírnoslo según nos plugo, y hasta pude ahorrarme la declaración de su procedencia”.
Y si Pardo Bazán y Martín Gaite dieron sus particulares versiones del cuento, otras dos mujeres españolas, resucitaron a la primera mujer creada por el dios bíblico. Así, según apunta Camilla Accetto, Almudena Grandes reformula los mitos de Lilith y Eva en Malena es un nombre de tango, mientras que Lucía Etxebarria recupera esta figura femenina legendaria en Amor, curiosidad, prozac y dudas. El influjo de Lilith, que es probablemente una de las figuras que más curiosidad despierta, llegará también, como sostiene Ana María Bautista, a dos autores tan distintos como Primo Levi y Judith Plaskow, que actualizan el mito de forma opuesta.
Rompiendo estereotipos
Pero como Shezerade puso a prueba, la historia del cuento es infinita, y en este amplio y enriquecedor recorrido abundan las miradas y perspectivas. También destaca el estudio de la evolución del espacio doméstico en el confluir de los roles femeninos, a partir de las diferentes versiones de un cuento como Hansel y Gretel. “Tomando como referencia la primera compilación de los Grimm (Cortés Gabaudan, 2019), podemos establecer que en narrativas como Cenicienta o Rapunzel, sus jóvenes protagonistas se encuentran recluidas en espacios domésticos por antagonistas femeninas que ejercen una férrea represión de sus libertades”, argumenta Rosa María Díez Cobo.
Como ellas, “Blancanieves escapará a duras penas del castillo familiar en el que su madrastra no quiere ver disputado su reinado de omnímoda belleza. La bella durmiente residirá en paz en su cobijo palaciego hasta que, víctima de su propia curiosidad y de la maldición proferida por el hada desairada, traiga la desgracia sobre sí misma y los suyos hasta la restauración de la normalidad por mediación de un príncipe salvador”.
Por suerte, reescribe la literatura más reivindicativa, lo del príncipe salvador parece ya cosa del pasado. Rompiendo con los estereotipos, Ana Zamorano reflexiona sobre las escrituras posmodernas y feministas del cuento maravilloso en la lengua inglesa con representantes como Anne Sexton y la reescritura poética que hace de los cuentos de los Grimm en Transformations o la gótica atmósfera de las historias que Angela Carter basa en La Bella y la Bestia. Mientras que Silvana Castro Domínguez, recupera Cuento de Hades, de la escritora Luisa Valenzuela, donde “deconstruye el discurso patriarcal y hasta misógino de algunos cuentos tradicionales”.
Otros mundos posibles
Una reescritura que también salpica el mundo teatral, y que María Magdalena Herades Ruiz estudia en las piezas de la Premio Nobel Elfriede Jeinek, que compuso a partir de dos protagonistas como Blancanieves y la Bella Durmiente; o que Miriam García Villalba pone de relieve a partir del uso de las princesas Disney en las obras de Lourdes Ortiz o Angélica Liddell. Las mismas princesas, por cierto, que Linda Woolverton diseñó, como primera mujer guionista de una película de animación, cuya figura recupera Alba Quintarios Soliño a partir del análisis de sus tres personajes femeninos más icónicos: Bella, Alicia y Maléfica y de cuya evolución habla también Rocío Santiago Nogales en los últimos ensayos del volumen.
Y es que, como cuentan las coordinadoras, a pesar de que “en múltiples ocasiones las mujeres protagonistas de estos cuentos han vehiculado mensajes de impotencia aprendida y sumisión a la moral tradicional, fácilmente apreciable en numerosas versiones de Cenicienta y Caperucita”, los cuentos populares y sus reescrituras literarias pueden también mostrarnos otros mundos posibles.
“Estas narraciones nos permiten imaginar espacios y destinos no marcados por el patriarcado, como vemos en los cuentos folklóricos Hija del Sol o La campesina astuta; nos hablan de administrar el poder con justicia (la Cenicienta de Mademoiselle Lhéritier); nos instruyen sobre cómo vivir fuera de los patrones y las normas convencionales (la abuela de la Caperucita de Martín Gaite o la protagonista de la Caperucita de Carter). Incluso entre las anécdotas realistas del patrimonio folklórico, un acervo mayoritariamente misógino, encontramos estrategias útiles de enfrentamiento frente a las injusticias contra la mujer o la violencia machista (recordemos el cuento “Válgame las 11.000 vírgenes” o la novela Colomba, de Dacia Maraini, construida en parte con materiales de Caperucita roja)”.