"Creo más en la Europa de las regiones que en la de las naciones. No sé cómo suena esto aquí en Cataluña", ha dicho la escritora Olga Tokarczuc este martes. Ha sido en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, en el marco del ciclo Europa, que hasta el 30 de septiembre congregará a grandes intelectuales para debatir sobre la idea de Europa en la actualidad. Los escritores Mathias Énard, J. M. Coetzee y Edurne Portela o los historiadores Enzo Traverso y Olivette Otele seguirán a la escritora polaca, ganadora del Nobel de Literatura en 2018, que ha sido la encargada de inaugurar el ciclo.
Para Tokarczuc, cuyas obras se han traducido a cuarenta y cinco lenguas, “la literatura es una herramienta muy potente, una manera muy sofisticada y profunda de ejercer la comunicación entre pueblos". Sin embargo, "no creo en literaturas nacionales", ha matizado, pues los libros se escriben en distintos idiomas pero siempre se tratan los mismos asuntos.
De lo que sí se muestra partidaria es de "recuperar narrativas antiguas", de "pensar el pasado". Tal y como propuso en el discurso de recepción del Nobel, donde habló de la necesidad de "un nuevo narrador", la escritora ha manifestado este lunes su deseo por "una nueva narrativa que llegue y se implante". "No creo que esta nueva revelación vaya a venir de la religión", ha advertido, sino que llegará a partir de movimientos sociales o de reinterpretaciones de nuestro pasado".
[Los indicios del Holocausto en 'Los libros de Jacob', la "obra magna" de la Nobel Olga Tokarczuk]
Por eso Los libros de Jacob indaga en la situación de los judíos en Polonia y en Europa a través de la historia del personaje real Jacob Frank, un joven judío que se había convertido al islam, al catolicismo y al protosionismo. Este libro, que cuenta con más de 1.000 páginas y es el tercero de su obra que edita Anagrama —fue publicado originalmente en 2014—, "debía ser escrito por mis compatriotas y por mi país", ha dicho la autora, que empleó hasta ocho años en la documentación de la novela.
"Cuando uno estudia en las escuelas, la idea de los judíos se queda en el Holocausto. Uno de los motivos era explorar por qué una comunidad tan grande estaba mayoritariamente en Polonia", ha relatado la autora, que aún no comprende "cómo no se había contado esta historia". Una de las conclusiones que extrajo tras su emprendimiento más ambicioso es que "la situación de Europa hace 200 años se parece bastante a la Europa de hoy".
"La literatura es una manera muy sofisticada y profunda de ejercer la comunicación entre pueblos"
Esta consideración explica que en su novela Sobre los huesos de los muertos incluyera el término “autismo testosterónico”, sobre el que fue preguntada en rueda de prensa. "Era una broma que no esperaba que se popularizara tanto", ha confesado Tokarczuc. "Cuando hablo de autismo, no pretendo trasladar la noción psicológica", aseguraba, sino que se trata de una "expresión graciosa" para poner de manifiesto "esta manera de pensar tan anticuada, un punto de vista patriarcal sobre la historia, que está tan apartada del resto del mundo".
En todo caso, era oportuno mostrar en Los libros de Jacob el punto de vista del recién llegado y su relación con el que ya estaba allí". Consciente de que la inmigración y el cambio climático son los problemas más acuciantes en la actualidad, “Europa es la mejor idea que se ha inventado en el último siglo y estoy orgullosa de que siga existiendo", ha sentenciado. Incluso "hay que hacer todo lo que esté en nuestra mano para mantenerla unida", ha añadido, y eso que el gobierno de su país "está marcando una distancia con la Unión Europea", ha recordado.
Por supuesto, "en Polonia estamos muy implicados emocionalmente en la guerra ruso-ucraniana", ha contado la escritora. "Están muy próximos a nosotros y vemos que se repite la historia, parece una pesadilla". Tokarczuc se considera "muy positiva". Cuando ve que los jóvenes europeos sufren por la crisis climática y no confían en el futuro, se acuerda de una leyenda, la del Síndrome de Pollyanna, una niña huérfana de 10 años que, aun teniendo una vida muy dura, siempre saca algo bueno de cada situación. “Las crisis te permiten desarrollarte”, asegura la escritora polaca.
El optimismo de Tocarczuk se extiende hasta el sentido del arte. “El arte tiene un impacto social muy fuerte, somos luchadores”, ha afirmado, y sin embargo lamenta que con su propia obra haya podido ofender a algún sector de público. Sus primeros libros, según recordó, se publicaron cuando la censura acababa de desaparecer en Polonia. "La mayoría de editoriales son libres, así que yo no he tenido esa sensación", ha asegurado.
"La situación de Europa hace 200 años se parece bastante a la Europa de hoy"
Lo que sí ha pensado en más de una ocasión es que "algo que he escrito de manera espontánea habría que reescribirlo para no provocar a ciertas personas. Ahora soy más cautelosa con lo que podría dar pie a un malentendido". "No sé si eso es autocensura", ha dicho, pero recuerda que una experiencia en un acto del que más tarde sacaron sus chistes de contexto supuso un punto de inflexión. "Aquí también puede que se tergiverse algo de lo que digo", ha deslizado.
Lo que sucedió con la película sobre su novela Sobre los huesos de los muertos fue mucho más traumático. Tal y como contó una periodista en el encuentro de la escritora con los medios, la adaptación de su compatriota Agnieszka Holland [Spoor (El rastro), 2017] fue recibida con comentarios que señalaban su tendencia anticristiana y filoterrorista. “La película tuvo una acogida dividida en la sociedad polaca”, ha admitido Tokarczuc. El problema es que "pasados algunos años del estreno, la situación se repite".
"Agnieszka Holland ha hecho otra película, Green border, muy profunda, contemporánea y repleta de empatía", asegura la escritora, que lamenta que "de nuevo se la han querido cargar de una manera brutal". A la directora, que en la película "cuenta lo que está pasando en la frontera de Polonia y Bielorrusia", incluso la familia le ha puesto protección. "Yo la he aconsejado que se vaya del país", asegura la escritora, que celebra no estar en Polonia durante las elecciones, cuya celebración está prevista en tres semanas. "Estamos viviendo un momento de locura, la tensión se palpa en el ambiente", ha asegurado.
"La lengua está en segundo plano, las imágenes son más importantes"
Tocarczuk no ha tenido reparos, hacia el final del acto, en desvelar algunas claves de lo que será su nuevo libro, "una novela histórica muy compleja, muy difícil, con muchos personajes". "Yo creo que será la última de este tipo porque me hago mayor y estoy cansada", ha dicho. Tocarczuk, claramente apasionada de los proyectos ambiciosos, ha sorprendido al desvelar sus intereses narrativos. "La literatura puede tratar el tiempo como si fuera una herramienta, pero lo más importante es la historia. No me gusta la literatura lineal ni las sagas, donde el tiempo tiene tanto peso".
Por otro lado, “en la literatura no es tan importante la lengua como las imágenes”, ha considerado. “La lengua está en un segundo plano. Solo está para mostrar la naturaleza subyacente de la imagen”, ha añadido. En contrapartida, la Nobel polaca ha concluido que "la literatura nos permite que empaticemos incluso con otros seres más allá de los humanos".