Ya nadie teme a Virginie Despentes: 'Querido capullo', un demoledor paisaje de la sociedad actual y sus vicios
La novelista punk más corrosiva y brillante de los años 90 retrata con ironía y lucidez a unos poliadictos que se debaten en los remolinos existenciales.
1 octubre, 2023 02:54Hace ya casi treinta años una veinteañera publicó en Francia una brutal novela con el escandaloso título de Fóllame. Virginie Despentes (Nancy, 1969), de apellido real Daget, acusada de obscenidad por muchos, fue considerada por los gurús literarios la novelista punk más corrosiva y brillante de los años 90.
Tenía en su currículo problemas de alcoholismo, depresiones, internamientos en psiquiátricos, una violación a los 17 años y un gran talento para describir el infierno de las drogas y la marginalidad. La autora del ensayo posfeminista Teoría King Kong y de la trilogía sobre el personaje caído en desgracia, Vernon Subutex, una radiografía de los marginados en las calles de París, es hoy jurado del Goncourt, traducida a una treintena de lenguas, y en 2010 obtuvo el Premio Renaudot por Apocalipsis Bebé (Random House).
Ya nadie teme a Despentes. Su demoledor paisaje de las sociedades contemporáneas está más que asumido. Su lenguaje feroz y coloquial, sus desinhibidas escenas sexuales, su malditismo son ahora la mirada punzante sobre las violencias sociales. Si Vernon Subutex caía en picado en el abismo, en Querido capullo se retrata con ironía y lucidez a unos seres debatiéndose en los remolinos existenciales.
Moderna novela epistolar a través de los mails/ digresiones entre los dos personajes principales. El “querido capullo” es Oscar Jayack, un escritor cuarentón que ha llamado en Instagram “vieja, burda, descuidada, de piel repulsiva” a una famosa y bella actriz en la cincuentena. La actriz, Rebecca Latté, politoxicómana, lúcida y desafiante le replica en un mail vitriólico, dirigido a “Querido Capullo”: “Eres como si una paloma se me cagara en el hombro: una guarrada”.
Así empieza la historia. Conoceremos a un tercer personaje por las entradas de su blog. Zoé Katana es una activista feminista contra el acoso cibernético. Diez años atrás era la responsable de prensa de Oscar Jayack, supuestamente enamorado de ella. Oscar destrozó la vida de la joven con un acoso pesadillesco.
El malditismo de Despentes es hoy la mirada punzante sobre las violencias sociales
Todo se enmaraña porque Rebecca era la íntima amiga de Corinne, la hermana gay de Oscar, y los dos corresponsales se conocen desde niños. Ambos provienen de un barrio proletario y han triunfado pagando un alto precio: las adicciones. Además de tratar el asunto #MeToo, la intención letal de la novela es explorar las contradicciones de la sociedad y la ambivalencia de los personajes en sus perspectivas sobre la vida.
Numerosos temas conflictivos contemporáneos planean en el discurso de Oscar y Rebecca, y en los manifiestos de Zoé: la infancia desclasada, la rabia, los engaños del éxito, la violación, el rap negro, el acoso en las redes, los feminismos y sus derivas, los psiquiátricos, la decrepitud o el confinamiento. Entre la actriz y el escritor, ambos poliadictos, se intercambian peroratas sobre las adicciones y sus rituales.
La cuestión es que el “capullo” va a Narcóticos Anónimos, y la actriz empieza a seguir en las redes las reuniones de NA y sus efectos. Cada uno se lanza más allá de sus refugios interiores. Descubren que se infligen castigos y que no ven toda la realidad. En sus cartas confiesan su vulnerabilidad. ¿Dejará de exculparse el acosador? ¿La bella asumirá que está perdida en un laberinto de pasiones? ¿Cómo soportará la frágil Zoé el acoso en las redes por denunciar el machismo?
Virginie Despentes es, tal vez, menos inquietante, tiene más fe en sus personajes, pero sus recorridos por la realidad no dejan de mostrar la desintegración de una sociedad llena de trampas.