La ficción ha acompañado siempre, como un elemento indispensable de la vida, a Luis Mateo Díez, creador de una forma de escribir que, en cuanto a los escenarios, los personajes y las tramas, supone una aportación memorable dentro de nuestra cultura novelesca. Me refiero a los cincuenta libros que a estas alturas ha publicado y que han conseguido reconocimiento crítico e importantes galardones, y a los que, ya escritos, esperan su publicación.
Y me parece fundamental recordar que la historia de la escritura de Luis Mateo Díez es la historia progresiva de un descubrimiento, el de Celama, un ejemplo imprescindible de construcción de un mundo mítico -uno de los sólidos e insustituibles espacios de nuestra ficción literaria- y que no es fortuito, porque en lo profundo de la prolífica obra del autor ya se iba perfilando dicho Territorio en muchos libros previos a su arribada al mismo.
Y es que, sin que Celama tuviese todavía nombre, lo que pudiéramos llamar su espíritu ya estaba en la obra de Luis Mateo Díez, siempre desde una mirada impregnada de una sabrosa delectación cervantina, que lo hace observar con humor nunca cruel no solo los personajes y sus acciones sino los espacios en que se mueven, y construir las perspectivas narrativas con una extraordinaria riqueza estilística.
[Luis Mateo Díez, ganador del Premio Cervantes 2023]
Luis Mateo Díez ha resultado el creador de un Territorio que no es replicante de ningún espacio real, sino que constituye ficción verdadera, perfilada con tanto talento y maestría que no necesita ningún referente para conseguir su poderosa verosimilitud. Al contrario, y aunque pueda exhalar cierto aroma leonés, en muchas ocasiones esa ficción se alimenta de sus propias nutrientes imaginarias, estableciendo con mucho rigor lo que pudiéramos considerar un sólido “mundo paralelo”, que no deja por ello de darnos las señales descifradoras de lo real que corresponden a la auténtica ficción, a la ficción de calidad.
El territorio está acotado por los ríos Urgo, en el oeste, y Sela, en el este: la capital, Santa Ula, está en el centro, entre el Pago de Grajal y Pago del Cejo, al norte Los Confines -con el extremo sur de Ogmo, en los alrededores del Oasis de Broza y por las alquerías de Lepro, Murada y Las Gardas-, al otro lado los Pagos de Onda y Morgal hacia arriba, y Los Llanares, Hontanar y Sormigo hacia abajo. Y en todo este espacio Fulvo y Mambia, Arvera y Dalga, Orión y las alquerías de Vericia, Ozoniego y Ningra, con Barmatal y las ruinas de su castillo, y otros predios y heredades, con la franja de los Pagos de Almudia con el Cordal, y sin olvidar el Yuso y el Suso, el Pago del Cindio, y otros lugares como El Poruelo, Odiermo, Las Ánimas, Santa Quilla, Modazal… Y no cito las que el autor denominará “Ciudades de Sombra”…
[Los libros fundamentales de Luis Mateo Díez, ganador del Premio Cervantes 2023]
Y por estos espacios se mueven cerca de 400 personajes -según el obituario que los enumeró en su día-, todos ellos con comportamientos y actitudes en las que brilla el humor, el horror, el amor, la angustia, el regocijo, la melancolía, la esperanza, la desorientación, la generosidad, la tristeza, el gozo, la alucinación... Albano, Belado, Ceria, Dorencio, Enadio, Fidio, Gabino, Lama, Mardina, Osina, Piti, Salina, Tremor Bado, Urdiales -el Pirata o el Sacaúntos-, Antimio Veda, Zarza… irán afirmando convincentemente sus literarias existencias mediante el desarrollo de tramas siempre atractivas y estimulantes.
La creación de Luis Mateo Díez presenta un panorama único e indispensable en el desarrollo de nuestra literatura, y sin duda enriquecedor de la historia del Premio Cervantes.