La intimidad de la serpiente, de Luis García Montero
Tusquets, 2008
Luis García Montero (Granada, 1958) se ha entregado, en las dos últimas décadas, a tareas complementarias a la creación poética: el columnismo, la prosa –un ensayo sobre Lorca, una biografía del poeta Ángel González...– o la gestión cultural hasta ser nombrado director del Instituto Cervantes en 2018.
Antes publicaría La intimidad de la serpiente, Premio Nacional de la Crítica, un libro que contradijo su fama de poeta urbano y coloquial en el que demostró su brillantez para la confección de imágenes surrealistas. En su último poemario, Un año y tres meses (2022), recuerda a su esposa fallecida, Almudena Grandes, y conecta con Completamente viernes, un homenaje en vida publicado en 1998.
INRI, de Raúl Zurita
Visor, 2003
Nacido en Santiago de Chile en 1950, Raúl Zurita es uno de los nombres más importantes de la poesía hispanoamericana. En los versos del candidato al Nobel de Literatura –habitual en los últimos años– es fácil rastrear la tradición poética de su país, y es en INRI, un canto a la memoria que se resiste a desaparecer, donde el poeta despliega su catálogo de referencias naturalistas –las cordilleras, el cielo de Chile, etc.–, que arraigan en la herida abierta por el paso del tiempo.
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El paisaje es también una constante en Las ciudades de agua (2007), libro posterior a la celebrada trilogía compuesta por Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982) y La vida nueva, cuya versión final salió en 2018. En 2020 recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Ánima mía, de Carlos Marzal
Tusquets, 2009
De línea clara, realista, confesional y heredero de la nueva sentimentalidad, que a su vez hundía sus raíces en la poesía de la experiencia, cultivada por los autores de la Generación del 50, Carlos Marzal (Valencia, 1961) se confirmó como uno de los grandes nombres del panorama poético con Metales pesados (2001), libro que resultó ganador del Premio de la Crítica y del Nacional de Poesía.
No obstante, la plenitud llegó con Ánima mía, en el que se mostraba más autorreferencial que nunca. “Hay demasiado adentro en este día”, leemos entre tantos versos resplandecientes. Fuera de mí (Premio Loewe, 2004) presenta un tono más celebratorio, lo mismo que el más reciente, Euforia, que rompe un silencio de trece años sin publicar.
Barroco, de José Luis Rey
Visor, 2010
“Aquí tenéis al hombre que creyó / en el vocabulario”. El verso contenido en Barroco, Premio Loewe en 2010, sirve como declaración de principios en la poética de José Luis Rey (Puente Genil, Córdoba, 1973), tan atento al lenguaje culturalista y al conocimiento de la tradición literaria universal que va de Shakespeare a Rimbaud y pasa por Góngora o Cervantes.
Los ecos de Barroco lo mismo apuntan a Auden que a Gil de Biedma o The Beatles. En La epifanía (2018), un volumen en cinco partes, mostró todas sus cartas: la espiritualidad, que “sopla sobre todas las cosas”, el humor y un ingenio rebosante cercano al surrealismo. Las visiones (2012) es uno de sus grandes libros y La familia nórdica (2007) fue Premio Jaime Gil de Biedma.
Rapsodia, de Pere Gimferrer
Seix Barral, 2011
Incluido entre los novísimos de J. M. Castellet en 1970, Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) no ha dejado de reiventarse. Rapsodia, un poema-río escrito en seis días, es uno de los libros más asombrosos del también crítico, traductor y prosista (Premio Ramón Llull en 1983).
El culturalismo, tan propio de los novísimos, la sofisticación de su lenguaje y un ritmo majestuoso son las señas de identidad más reseñables del poeta, cuyos versos siempre están cerca de la sensualidad y nunca pierden de vista la mitología griega. Ganador del Premio Nacional de las Letras (1998) y del Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2000), Alma Venus (2013) y Tristissima Noctis Imago (2022) son algunos de sus libros más importantes en los últimos años.
Orbes del sueño, de Clara Janés
Vaso Roto, 2013
Además de traductora (Premio Nacional en 1997), novelista y académica de la RAE desde 2016, Clara Janés (Barcelona, 1940) es una poeta única, siempre alejada de las tendencias del momento. En Orbes del sueño volvió a insistir en la amalgama de filosofía, pensamiento, tradición y ciencia para nutrir sus versos de inclinación mística.
Sor Juana Inés de la Cruz, el cosmos y la espiritualidad dialogan en este poemario que, como toda su trayectoria restante, bebe del amor, el conocimiento y la aspiración de consignar lo que está oculto. Así sucede en obras como Espacios translúcidos (2007), Río hacia la nada (2010), inspirada en un viaje a la India, o Los secretos del bosque, Premio Jaime Gil de Biedma en 2002.
Ser el canto, de Vicente Gallego
Visor, 2016
La multipremiada carrera del poeta Vicente Gallego (Valencia, 1963) no debería apartarnos de reconocer lo más significativo de su trayectoria: la depuración cada vez más intensa del lenguaje en cada libro, por más que en 2002 ganara el Premio Loewe y el Nacional de la Crítica con Santa Deriva.
Es difícil encontrar un adjetivo en Ser el canto (Premio Generación del 27), ceñido a la contemplación de los momentos anodinos y la celebración del milagro de la vida. Su lenguaje, preciso, musical, sereno y cómplice, denota el mundo que ha elegido: el de la verdad, la plenitud y la belleza. Otros libros imprescindibles son Cuaderno de brotes (2014), donde emplea la técnica del poema en prosa, Saber de grillos (2015) o A pájaros y migas (2019).
Los habitados, de Piedad Bonnett
Visor, 2017
El suicidio de su hijo ha marcado la obra de Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951), pero la tragedia nunca se verbalizó con tanto contorno como en Los habitados, que obtuvo el Premio Generación del 27. El diálogo con su hijo nos conmueve, pero nunca desde la afectación. Sus versos son desgarradores, si bien prevalece el tono intimista y reflexivo que imprime a su poesía de vocación enunciativa.
La antología Lo terrible es el borde (2021) es una exploración del dolor, la instatisfacción y el escepticismo, pero la ausencia, tal vez el corazón de su poesía, refulge con la luz de su escritura. También novelista, dramaturga y crítica literaria, recibió el Premio Casa de América de poesía americana en 2011 por Explicaciones no pedidas.
La rama verde, de Eloy Sánchez Rosillo
Tusquets, 2020
Poeta de la sencillez y la belleza, Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948) logró con La rama verde la máxima expresión de su decir poético, cada vez más excelso desde la contención. “Lo importante es vivir, aunque el vivir nos duela”, reza un verso, ejemplo de su innegociable tentativa: emoción y consuelo.
La naturaleza, la muerte, el amor y la luz –la luz siempre en su obra– son los ejes de este extenso poemario, que recoge las principales pulsiones de su trayectoria, jalonada por libros tan celebrados como Sueño del origen (2011), Antes del nombre (2013) o Quién lo diría (2015). Un poeta esencial y profundo como La certeza, título del poemario que le valió el Premio Nacional de la Crítica en 2005.
Gavieras, de Aurora Luque
Visor, 2020
Del helenismo a la realidad más acuciante, con la bandera del feminismo siempre enarbolada, la poesía de Aurora Luque (Almería, 1962) es clásica y contemporánea. Gavieras, el poemario que le valió el Premio Loewe, es un homenaje a las mujeres que han inspirado su vida. El himno, la elegía y la musicalidad impregnan una obra que no se entendería sin los mitos griegos.
Así Un número finito de veranos, publicado en la editorial Milenio y ganador del Premio Nacional de Poesía en 2022. Asistimos, sin duda, al mejor momento de una poeta que ya se consagró con La siesta de Epicuro (2007), Premio Generación del 27, y revalidó su talento con Personal y político (2015), donde se mostró desengañada con la era tecnológica.