Estrategias de adaptación de las editoriales
Son dos los cambios más importantes que ha experimentado nuestro sector: la aparición de las nuevas tecnologías y la segmentación del mercado.
En un día como hoy en el que felicitamos a El Cultural por (nada menos que) 25 años siendo una parte fundamental y muy activa de nuestro mundo del libro, creo que es importante ver cómo hemos cambiado todos en estos años y pensar en el futuro, en cuál es el encaje de los editores en la nueva sociedad y hacia dónde nos dirigimos.
Son tiempos difíciles (¿cuáles no lo han sido?) para la edición: además de la amenaza permanente de la crisis económica, de la piratería, de las nuevas vías para el ocio, sobre todo entre los más jóvenes, son dos los cambios más importantes que nuestro sector ha experimentado en los últimos años: por un lado la aparición y desarrollo de nuevas tecnologías que han transformado radicalmente muchos de los procesos, desde la producción a la comercialización (con especial mención del libro electrónico), y por otro la segmentación del mercado en cuotas de lectores más pequeñas pero más específicas (y más fieles).
Poder elegir entre una oferta mayor es algo que, como lectores, debería producirnos una mayor satisfacción. El reto para los editores es saber adaptarnos a esta circunstancia.
El mercado se ha segmentado en cuotas de lectores más pequeñas pero más específicas (y más fieles)
Pero los cambios más importantes se han producido, sin duda, en el lector, destinatario último de nuestro trabajo y que en los últimos años ha reivindicado el protagonismo que se merece en la gran cadena del libro: hoy en día un editor que no trabaja mirando al lector, pensando en él, es un editor que equivoca su planteamiento y su estrategia.
Nuestras empresas han de configurarse como una comunidad en la que autores, editores y lectores ocupen un lugar de permanente comunicación e intercambio generando nuevos procedimientos, nuevos perfiles, nuevos modos de construir el ecosistema al que pertenecemos, y en el que lo que publicamos, y el modo en que gobernamos todo el proceso, es nuestra seña de identidad.
En nuestro caso concreto, el de Ediciones Siruela, también han sido muchos los cambios que hemos experimentado en los últimos 25 años. Más allá de los cambios tecnológicos que han hecho más fáciles y operativos algunos de nuestros procesos y los cambios en el equipo, hemos cambiado también en algo esencial, la ampliación de nuestros intereses y colecciones para poder llegar a un mayor número de lectores como es la (legítima y a veces despreciada) aspiración de cualquier editor.
Han sido cambios progresivos que quizás no hemos percibido de una forma tan intensa hasta que nos hemos parado a mirar hacia atrás y nos hemos comparado con quiénes éramos en aquel momento: hemos crecido y hemos abierto nuestro catálogo a nuevas formas de expresión literaria. Y hoy podemos decir con satisfacción que estamos contentos de tener un catálogo muy diversificado y muy diverso: desde literatura infantil hasta ensayo, novela policiaca, literatura clásica y contemporánea… Un catálogo donde confiamos en que cualquier lector pueda encontrar (al menos) un libro para él.
Y, por el camino, tengo que agradecer a nuestros lectores y a nuestros autores que nos hayan acompañado en viajes, a veces difíciles sobre el papel, que se han convertido ya en verdaderos fenómenos entre los lectores, como Imperiofobia y leyenda negra o el ya imprescindible El infinito en un junco.
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También en viajes divertidos, estimulantes, premiados, y, sobre todo, en algunos viajes dolorosos: autores que nos han dejado para irse con otro editor y, en especial, el prematuro fallecimiento de dos de nuestros autores más queridos: Alexis Ravelo y Domingo Villar. Lo peor que nos ha pasado en estos años, una herida de la que no nos recuperaremos nunca.
También tengo que dar las gracias a nuestros distribuidores, sin los cuales no podríamos jamás llegar a nuestros lectores y, sobre todo, al extraordinario equipo de Siruela. Sin ellos nada de todo esto habría sido posible.
Ofelia Grande (Salamanca, 1970) es Consejera Delegada y Directora Editorial de Siruela. Profesora invitada en diversos Máster de Edición y Gestión Cultural, forma parte de la Secretaría General Ejecutiva de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y es Vocal de la Junta del Gremio de Editores de Madrid.