El filólogo, historiador y académico Francisco Rico ha fallecido a los 81 años en Barcelona, donde se encontraba ingresado en un centro hospitalario desde hace unos días, ha informado la RAE.
Era uno de los mayores especialistas en literatura hispánica medieval y del Siglo de Oro, un hombre de una inteligencia sutil, de apabullante ingenio y generosidad.
La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), de la que Rico era catedrático emérito de Literaturas Hispánicas Medievales, ha emitido un mensaje en su cuenta de X en el que informa también de su fallecimiento y expresa su pésame "a todas las personas que lo conocíais y lo apreciabais", mientras comparte "el sentimiento por su pérdida"
[Francisco Rico, un filólogo que escribía a la altura de novelistas y poetas. Por Darío Villanueva]
Francisco Rico trabajó en especial sobre Petrarca y el temprano humanismo en Italia. En España, sobre el Lazarillo de Tormes y el Quijote. Reconocido hace tiempo por los suyos como príncipe de los filólogos, era discípulo aventajado de Ramón Menéndez Pidal, Rafael Lapesa, Martín de Riquer, Steven Runciman o Rosa Lida.
"Me autorretrataría como la antítesis del filólogo profesional, es decir, como un aficionado, porque realmente no he hecho nunca nada por obligación y todo por placer, con las herramientas del especialista, pero con tenacidad y pasión, divirtiéndome siempre", aseguraba en una entrevista en El Cultural.
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A lo largo de su carrera editó clásicos medievales y del Siglo del Oro español. Era responsable de la última y más completa edición del Quijote, de 2015, fecha del IV Centenario de la publicación de la segunda parte de la novela.
Se trataba de dos volúmenes de más de 1.600 páginas cada uno con los que la Real Academia Española fijaba el texto cervantino con las más rigurosas técnicas de la moderna crítica textual.
Recordaba Rico que el propósito original del Quijote era humorístico, no trascendente, y así lo entendieron sus contemporáneos. Según él, fue el romanticismo alemán el que quiso ver en la obra una exaltación del idealismo.
Además, dirigía la colección Biblioteca Clásica de la Real Academia Española (BCRAE), que incluye, entre sus 111 títulos, las obras completas de Miguel de Cervantes, presentadas en noviembre de 2019 ante los reyes de España en el marco del XVI Congreso de la ASALE.
En 2022 publicó el libro Una larga lealtad, un homenjae a sus referentes en el campo de la filología. En el prólogo confesaba problemas de memoria. "Las rutinas de la vida cotidiana llegan y se me olvidan inmediatamente, y del pasado lejano en realidad ya solo recuerdo algunos episodios y acontecimientos importantes", aseguraba en una entrevista en El Cultural.
Máxima autoridad también en un autor como Nebrija y en materias tan remotas como el primer siglo de la literatura europea o el humanismo, habría que destacar su extraordinario trabajo de divulgación, su constante empeño en desbordar los cauces de la erudición y, sin rebaja alguna del nivel alcanzado, acercar al lector más común a los clásicos.
[Francisco Rico y sus 'Anales cervantinos', por Luis María Ansón]
Una trayectoria muy reconocida
Francisco Rico nació en Barcelona el 28 de abril de 1942. Tras cursar sus primeros estudios, en 1964 se licenció en Filología Románica y, dos años después, se doctoró en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona.
Catedrático de Literaturas Hispánicas Medievales de la Autónoma de Barcelona desde 1972, entre 1976 y 1986 fue director del Centro de las Letras Españolas, una institución dependiente del Ministerio de Cultura.
En marzo de ese mismo año fue elegido miembro de la Real Academia Española. El 4 de junio de 1987 tomó posesión como titular del sillón 'p' minúscula con un el discurso Lázaro de Tormes y el lugar de la novela, al que respondió en nombre de la RAE el también filólogo Fernando Lázaro Carreter.
Era, asimismo, miembro de la Accademia dei Lincei, el Institut de France en la Académie des Inscriptions y la British Academy. También fue reconocido como Doctor honoris causa por las universidades de Burdeos, Nápoles, Valladolid y Bolonia. En 2016 se le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes.
Entre sus libros más importantes se encuentran La novela picaresca española (1966), Alfonso el Sabio y la General Estoria (1972), Vida y obra de Petrarca (1974), Lectura del Secretum (1974), Nebrija contra los bárbaros (1978), Tratado general de Literatura (1982), Historia crítica de la literatura española (1980), El sueño del humanismo (1993), Mil años de poesía española (1996) y Los discursos del gusto. Notas sobre clásicos y contemporáneos (2003).
Recibió varios galardones y distinciones, entre ellos, el Premio Ciudad de Barcelona (1970), el Petrarca del Ministerio della Publica Instruzione de Italia, el Premio Cambio 16, el Internacional Menéndez Pelayo (1998) o el Premio Provincia de Valladolid a la Trayectoria Literaria (1999).
También fue distinguido con el título de "Caballero Andante" de la Asociación Cultural Ciudad Real Quijote en 1999. En el año 2003 su trayectoria fue reconocida por la Sociedad de Estudios Latinos. Su gran amigo, el escritor Javier Marías (fallecido en Madrid el 11 de septiembre de 2022) lo convirtió en personaje literario en varias de sus novelas.
En abril de 2014 intervino en las sesiones de 'Cómicos de la lengua' con un comentario académico sobre el Quijote, representación que se repitió el 6 de julio, en el Festival de Teatro Clásico de Almagro, el 9 de febrero de 2015 en el Teatro de La Abadía y el 22 de febrero de 2016 en el Teatro Calderón de Valladolid.
Francisco Rico estaba casado con la filósofa y ex senadora socialista Victoria Camps, con quien tenía tres hijos.
Frecuente polemista
Durante su trayectoria fue protagonista de varias polémicas y de algunos encontronazos con colegas como Andrés Trapiello, por su traducción del Quijote al español actual, o Arturo Pérez-Reverte, en un enfrentamiento en las páginas de El País despues de que Pérez-Reverte acusara a la RAE de dejarse amedrentar “por el matonismo ultrafeminista radical, que exige sumisión a sus delirios lingüísticos”.
Rico defendíó entonces la neutralidad de la RAE en los temas políticos y se metió con el “alatristemente célebre productor de best sellers”. Depues le restaría importancia a estos lances.
"Disentir con Trapiello o con Pérez-Reverte, personas a las que quiero mucho, son gajes del oficio, porque no pertenecen ninguno de los dos al círculo de los filólogos, son cosas externas a la filología", aseguró en El Cultural.