Ignacio Amestoy crea la prodigiosa ínsula teatral de los Borbones
El dramaturgo publica 'Todo por la Corona', con la que completa su tetralogía sobre la saga que, trágica y esperpéntica, ha marcado los destinos de la España reciente.
5 junio, 2024 02:17¿Se puede explicar España a través del teatro? Ignacio Amestoy (Bilbao, 1947) demuestra que quizá sea la única forma de hacerlo. Se diría que es el principal motivo y el mejor cimiento de su ya larga y consolidada obra dramática. Dionisio Ridruejo, una pasión española (1994), Violetas para un Borbón (escrita en 1995) y Gernika, un grito, 1937 (1996) acaso sean solo un anticipo de su indagación en la memoria de nuestro país.
Más cerca de Valle-Inclán que de Shakespeare, Amestoy conjuga su genética periodística con un inimitable sentimiento trágico de la historia y reflexiona sobre el destino de un pueblo entregando un material inconcebible desde la ficción (a la que, por cierto, tampoco renuncia).
Sus piezas se hacen trascendentes con la crónica dramatizada, con el mito y con unos personajes procedentes de la realidad pero tamizados a través de los muy personales espejos deformantes de Amestoy. De alguna forma, hacen que ese medio se convierta al final en un glorioso y, por qué no, divertido mensaje.
Las rutas históricas de Amestoy, que no pueden entenderse sin pasar por el País Vasco y Navarra, se juntan en Madrid, a cuya proyección cultural ha contribuido permanentemente desde la creación y la gestión. Gracias a la encrucijada monárquica, el dramaturgo parece confirmar que España, como diría Max Estrella, “es una deformación grotesca de la civilización europea”.
En Todo por la Corona, el autor reúne las tres obras (¡Adiós, Borbón!, El Borbón rojo y Un Borbón en el desierto) con las que completa la tetralogía iniciada con la mencionada Violetas para un Borbón, publicada por Cátedra en 2015 también con prólogo de Fernando Doménech.
[Ignacio Amestoy culmina su tetralogía sobre los Borbones]
Su propósito, cronológico, es adentrarse en las peripecias políticas y amorosas de Alfonso XII, Alfonso XIII, Don Juan de Borbón y Juan Carlos I. Por más que nos suenen sus aventuras y sus desenlaces políticos, en manos de Amestoy observamos un mundo distinto, una suerte de corte de los milagros en la que, ensamblada por la presencia del bufón Francesillo de Zúñiga –histórico personaje de la corte de Carlos V que ejerce de argamasa dramática–, encontramos a los monarcas y sus amantes (Elena Sanz, Carmen Ruiz Moragas, Corinna Larsen) en vertiginosos diálogos solo posibles gracias al oficio de Amestoy.
[Amestoy estrena 'Violetas para un Borbón]
Como ningún registro es ajeno a la mente privilegiada del dramaturgo, y como siempre ha huido de la rutina y el aburrimiento, cada una de las tres obras presentadas en Todo por la Corona tiene un tono y una estructura que las convierte en piezas únicas.
Siguiendo las sabias pistas dejadas por Doménech cabe concluir que en ¡Adiós, Borbón! prima la crónica periodística (“¡Cuarenta periódicos en Madrid!, ni que fuera esto Londres”, exclama la reina María Cristina), en El Borbón Rojo –la más distinta de todas gracias a su formato beckettiano– predomina lo religioso a través de las horas canónicas, y en Un Borbón en el desierto transforma la acción, literalmente, en una pista circense donde actúan desde Franco a Mario Conde y Carrillo. El conjunto acaba convirtiéndose, como España, en una prodigiosa ínsula teatral.