T. C. Boyle. Foto: University of Vienna / Martin Prechelmacher.

T. C. Boyle. Foto: University of Vienna / Martin Prechelmacher.

Letras

'Cuentos incompletos' de T. C. Boyle, un descomunal narrador de raza

Impedimenta publica una selección de cuarenta relatos del autor estadounidense, seleccionados por la escritora Laura Fernández.

5 junio, 2024 02:17

Casi ochocientas páginas deberían bastar para hacerse una idea más o menos cabal de la cuentística de cualquier escritor, incluso si este es T. C. Boyle (Peekskill, 1948), firmante de numerosos libros de relatos, muchos de ellos prestigiosamente premiados, y, con todo, nunca antes, que sepamos, publicados en España.

Cuentos incompletos

T. C. Boyle

Traducción de Ce Santiago. Impedimenta, 2024. 768 páginas. 39,95€

Celebremos pues que se recopilen, por fin, algunos, en selección particularísima de Laura Fernández, bajo el título nada engañoso de Cuentos incompletos, pues a pesar del considerable volumen este “solo” incluye cuarenta y pocos relatos. Sí, Boyle es de esos autores que no tienen miedo a emplear veinte páginas por cuento. Y, como gran fabulador que es, bienvenida sea su inclusión en esta tradición tan norteamericana.

El rango temporal en el que se mueven los relatos escogidos es por otro lado bien amplio, desde 1972 hasta 2011, lo que permite ver la evolución temática y estilística del Boyle de onda corta. Así, mientras que en los 70-80 sus tramas son de lo más salvajes y alocadas, en paralelo a como son en ocasiones sus formas, en los 90-00 lo notamos más sereno, más maduro, menos juguetón, abrazando incluso cierto clasicismo.

¿Es acaso casual que sus relatos noventeros se narren sobre todo en primera persona cuando en los últimos se apoya más en la tercera? Quizás se deba esto a la selección y no haya que darle más vueltas al asunto, si bien da que pensar hasta qué punto no estamos deambulando aquí por el laboratorio narrativo del autor.

Sí que llama la atención, sea el año que sea, lo que le cuesta a Boyle rematar sus historias. ¡Qué finales más descafeinados! Dicho sea esto sin ánimo alguno de crítica, pues el tik termina sabiendo a enternecedora marca de la casa. ¿Acaso el formato del cuento se le queda al final siempre corto al ambicioso contador de historias que es Boyle?

Estamos ante un narrador de raza, descomunal, vitalista y detallista a partes iguales, poseedor de una mirada y una inventiva propias,

Justo es reconocer que no estamos ante ningún esteta del género y ni falta que le hace, ya que por encima de todo estamos ante un narrador de raza, descomunal, vitalista y detallista a partes iguales, poseedor de una mirada y una inventiva propias, bañadas ambas en fina ironía, esto siempre, fundamental para hacer llevaderas sus increíbles ficciones (dicho sea en términos realistas…), herramientas estas todas con las que consigue coger de la solapa al lector con la primera frase, también de hacer inolvidable cualquier historia que cuente, talento este, en verdad, reconozcámoslo, al alcance de muy muy pocos.

Y prueba de ello son, en orden cronológico y también en particularísima selección (dentro de la selección), “Infierno verde” (1976), “Fábulas de extinción” (1977), “Yo salí con Jane Austen” (1977), “El capote II” (1981), “El Partido de la Luna Nueva” (1983), “La Mosca Humana” (1988), “Si el río fuera whiskey” (1989), “Velo final” (1994), “Después de la plaga” (1997), “Las hermanas blanco y negro” (1997) o “Balto” (2005), digamos, que rozan con los dedos la maestría, y ponen en evidencia que la cuentística de Boyle no es ningún complemento dentro de su narrativa, ningún capricho de autor, y no obedece al relleno de tiempos entre novela y novela, como tantos críticos maledicentes suelen achacar al ya de por sí maltrecho género.

Para Boyle los relatos son parte sustancial y consistente de su literatura, y ojalá este volumen “incompleto”, que sabe también a rescate histórico, se complete algún día con otros tantos relatos que seguro seguirán haciendo las delicias de cualquier lector con un mínimo de interés en semejante figura mayor.