Ledicia Costas, autora de 'Piel de cordero' (Destino)

Ledicia Costas, autora de 'Piel de cordero' (Destino)

Letras

'Piel de cordero': brujas, enigmas e Inquisición en una Galicia ancestral con ecos en el presente

Ledicia Costas apuesta por el género fantástico para construir una soberbia novela que desafía las convenciones del espacio y del tiempo.

9 junio, 2024 02:32

No hay muchos historiales como el de Ledicia Costas (Vigo, 1979). Desde el año 2000, su dedicación a la literatura juvenil ha tenido tal proyección en gallego y en otras lenguas que no ha dejado de tener reconocimientos. El salto al público adulto lo dio en 2019 con su primera novela, Infamia, posicionándose ya como prometedora escritora de aplaudidos best sellers. Golpes de luz, en 2021, reafirmó su exitosa fórmula y su condición de gran forjadora de historias que sabe conducir a buen ritmo logrando que sus temáticas conecten con el imaginario colectivo.

Piel de cordero

Ledicia Costas

Destino, 2024
344 páginas. 19,50 €

Sus libros, además de ofrecer entretenimiento garantizado, enganchan; sus lectores la siguen porque sabe acogerles en sus historias, despertar interés por lo que en ellas ofrece y hacer que se reconozcan en las inquietudes sociales y emocionales que impregnan sus argumentos.

Piel de cordero es su tercer título narrativo, continuador de su tendencia a recoger en un enunciado corto el enigma que contiene la novela. Enigma que en esta ocasión utiliza un formato excepcional, el del género fantástico, lo que le permite una estrategia abierta a otras licencias: no se compone de una historia sino de dos, no se desarrolla dentro de las convenciones del tiempo y el espacio, desafía la estructura clásica en una doble secuencia separada por más de dos siglos.

El esquema sería: dos épocas, dos mujeres protagonistas, dos historias que nada parecen tener en común, el desafío de un argumento que no obedece a la lógica de la realidad conocida…, y la perplejidad del lector frente a una situación que necesitará de una pirueta poco común para encontrar su razón de ser.

Adelantemos que nada detiene a la autora a la hora de ofrecer poderosas imágenes al servicio de una recreación fascinante: el trasfondo de la Galicia más ancestral, la historia de una estirpe de brujas perseguidas y ajusticiadas por su condición y su proyección en quienes confiaban en sus poderes.

Esta Galicia, rigurosamente recreada para un relato que viene de tan lejos, sirve un despliegue fabuloso de detalles que ilustran acerca de un tiempo sobre el que pesan terribles testimonios. Ficcionar esa época es parte del propósito de esta novela. Eran los últimos años de la Inquisición; eran tiempos de supersticiones y creencias irracionales; era un mundo imposible para mujeres como la joven Catalina y su abuela Elvira, parte de una “estirpe condenada a parir hijas bastardas”, que ejercían su oficio en secreto porque ha heredado un saber necesario cuya práctica secreta acabaría por condenarlas.

Catalina es el centro de la primera historia. Aprendió todos los remedios medicinales de su abuela pero al morir esta descubrió otros poderes que no sabía que vivían dentro de ella. Tal motivo justifica que abandone la mítica Merlo y que sea requerida para sanar al hijo de un noble en el Pazo de Oca. Geografía real e imaginaria conviven en esta etapa de la trama, interrumpida en una escena colosal que cumple con todos los rigores del mundo recreado.

Lo que viene después es otra historia, otra Galicia, otro tiempo. La protagonista es Lola: cuarenta años, crisis de pareja, encallada en el conflicto de decisiones que atañen a su independencia y a las dudas sobre la posibilidad de ser madre. Lo que une ambas historias es la esencia del enigma anunciado. Cambiamos de época y de estilo. Todo fluye, pero situaciones y personajes se debilitan. Cuesta entender la razón de tal cambio a sabiendas de que en ese desafío se halla el vínculo emocional que persigue la historia. El contraste no daña al resultado final pero acentúa las debilidades de una trama soberbia.